Nueve muertos en Cachemira

La onda expansiva del brutal atentado del viernes pasado contra un convoy militar en la Cachemira bajo control indio no se detiene. Fue el motivo no explicitado para retrasar al domingo la visita de Bin Salman a Islamabad, prevista para el sábado –cancelando sine die, además, sus compromisos en Malasia e Indonesia–. A los más de cuarenta muertos de la semana pasada, hubo que sumar ayer nueve más, durante una redada contra Jaish-e-Mohammed (JeM) en el distrito de Pulwama. Tras un tiroteo de varias horas, dicha operación habría liquidado al cerebro del atentado, al que Nueva Delhi describe como “un infiltrado pakistaní”, y a otros dos terroristas -que se unen al suicida hijo de la localidad que el viernes se empotró contra el autobús militar. Al menos cuatro soldados indios habrían fallecido en la operación, además de un policía y un civil. El peor atentado en India en más de una década pone presión sobre Narendra Modi, que acude a las elecciones generales dentro de tres meses con un programa de mano dura con Pakistán, país que acoge a JeM. Cientos de estudiantes cachemires en varias partes de India han regresado ya a su valle por temor al clima de histeria.