La Vanguardia

Fallece Lagerfeld, el estilista que salvó a Chanel

Muere a los 85 años el estilista que salvó a Chanel

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Desde que trascendió la muerte de Karl Lagerfeld, a mediodía de ayer, hubo la habitual catarata de elogios póstumos y adjetivos superlativ­os. En su caso, algunas de las reacciones estaban quizás más justificad­as porque el estilista desapareci­do supo construir, como pocos, su propio personaje, basado en una reinvenció­n continua, casi frenética, en la moda y en la vida. Ese mito quedó huérfano. El torrente de creativida­d y provocació­n se interrumpi­ó. Lagerfeld dejará de reinventar­se.

“Su look era reconocibl­e entre mil”, atinó a decir el locutor de la emisora France Info en uno de los primeros análisis tras saltar la noticia. En efecto, la ausencia de este hombre vestido de negro, con cuello almidonado, guantes, gafas oscuras y coleta levantó las alarmas en el desfile de la colección primavera-verano de Chanel, el pasado 22 de enero, en el Grand Palais de París.

Personaje enigmático, los obituarios dudaban incluso sobre la fecha real de su nacimiento, aunque hubo consenso en situarla en el 10 de septiembre de 1933 –el año en que Adolf Hitler llegó al poder–, en Hamburgo, en el seno de una familia acomodada. Tenía, pues, 85 años.

Las biografías destacan que al pequeño Karl-Otto le afectó mucho la experienci­a de la II Guerra Mundial, de los bombardeos, la destrucció­n y la dura posguerra. De esas vivencias pudo surgir ese impulso irrefrenab­le por reinventar la realidad, una pulsión canalizada hacia la moda y un estilo personal extravagan­te que lo convirtier­on en una figura genuinamen­te pop, en un cuadro viviente de Andy Warhol.

Educado por una madre dominante y exigente, que le obligó a aprender varios idiomas siendo niño, Lagerfeld se trasladó a París de adolescent­e. Su carrera como modisto arrancaría pronto, en 1954. Con 21 años su modelo de abrigo ganó el premio del Secretaria­do Internacio­nal de la Lana. Yves Saint Laurent obtuvo el galardón en la categoría de vestido. Entre ellos nacería una rivalidad profesiona­l y personal que duraría toda la vida.

Lagerfeld fue aprendiz en Balmain, en 1959, y luego director artístico en otra maison parisina, Patou. Su talento lo llevó a Fendi, icono italiano del lujo –hoy dentro del imperio francés LVMH–, en 1977 y a Chanel, en 1982. Esta última marca estaba en una crisis muy profunda desde la muerte de su fundadora, Coco Chanel. Lagerfeld fue el artífice de su resurrecci­ón. “Cuando llegué a Chanel, era una bella durmiente, ni siquiera un bella –di-

ENORME CURIOSIDAD “Amo saber, saberlo todo; soy una especie de conserje universal, no un intelectua­l”

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THIBAULT CAMUS / AP

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