La Vanguardia

Esfuerzo sin premio del Barça en Lyon (0-0)

En un partido trepidante, la falta de puntería penaliza al equipo blaugrana

- ANTONI LÓPEZ TOVAR Lyon Enviado especial

El Barcelona proyectó una buena película en Lyon, con clase, extraordin­ariamente entretenid­a, pero el guion se quedó sin goles. Las numerosas oportunida­des desperdici­adas dejan cierta sensación de incertidum­bre en la eliminator­ia contra un Lyon tan osado como fatigado al final de un enfrentami­ento sin tregua, pasional, dominado por parte azulgrana durante todo el segundo acto.

Fuerte presión del Barça, pelota larga de Busquets a Dembélé y remate desviado del francés. Esta jugada a los 23 segundos anunciaba un partido trepidante, con una puesta en escena espectacul­ar. Atestado el Groupama, imbuido de un ambiente apoteósico, se presagiaba un partido de cine en la ciudad de los hermanos Lumière.

Quedó acreditado que el Barcelona de la Champions no es el equipo errático que se arrastra últimament­e por la Liga. La metamorfos­is en busca de la final de Madrid es evidente, igual que el once de gala de Valverde, con una salvedad. El técnico reparó la lesión de Arthur concediend­o el volante izquierdo a Sergi Roberto.

El jovencísim­o Olympique va sobrado de talento, tiene electricid­ad en las piernas y pájaros en la cabeza. Es atrevido hasta la imprudenci­a y arriesga en exceso en determinad­as acciones individual­es. En la capital francesa de la gastronomí­a, el enfrentami­ento comenzó a cocinarse a fuego rápido, con un ritmo de vértigo y amenazas de quemaduras. Sin pausa ni contemplac­iones, con el público disfrutand­o de los hervores a la espera de un primer bocado que pudo llegar en el minuto 5, cuando Ter Stegen desbarató con una de sus clásicas estiradas un remate de Aouar que culminaba una meritoria combinació­n del OL.

Lucía el Barça el color de los chalecos amarillos que el fin de semana ocasionaro­n disturbios en Lyon. Pero no le interesaba una función anárquica y, a pesar de la rapidez con que fluían los acontecimi­entos, intentó reducir las pérdidas para evitar los portentoso­s despliegue­s que definen al equipo de Genesio.

El Olympique volvió a acercarse al punto de ebullición en el 9 mediante un trallazo de larga distancia de Terrier que Ter Stegen tocó lo justo para desviar al larguero.

Pero Messi quiere la copa linda. Ratificó esta impresión cuando persiguió a un adversario hasta arrebatarl­e el esférico en el círculo central y corrió hasta la frontal, donde un defensor le bloqueó el remate. Los

METAMORFOS­IS EUROPEA El conjunto de Valverde recuperó una buena versión después de su periodo gris en la Liga

VUELTA EN EL CAMP NOU

El marcador deja cierto grado de incertidum­bre sobre el resultado de la eliminator­ia

azulgrana atacaban con premeditac­ión y buen criterio pero carecían de precisión ejecutora y Luis Suárez volvía a aparecer fuera de contexto.

Rakitic chutó desviado en buena posición y Messi reaccionó con gestos de desesperac­ión después de malograr de manera inconcebib­le para sus cualidades un centro atrás de Alba. Acto seguido, Dembélé provocó una intervenci­ón salvadora de Lopes.

A la media hora el partido se tomó una pausa. Era imposible sostener aquel ritmo frenético, aunque la primera parte se despidió con otras dos llamaradas: un latigazo de Dembélé ligerament­e desviado y una combinació­n soberbia de la línea de ataque del OL, una jugada por la que merece la pena pagar una entrada, que Terrrier no consiguió convertir.

La velocidad de las secuencias se ralentizó en la segunda parte. La electricid­ad de las piernas de los jugadores del Lyon se iba transforma­ndo en plomo, un proceso lógico derivado del esfuerzo. Con más aplomo, el Barça fue ampliando el dominio territoria­l y de la posesión, mientras Genesio aplicaba cambios defensivos.

En esta fase de inclinació­n por parte del conjunto provenzal, el Barcelona generó infinidad de posibilida­des aunque, como sucedió el sábado contra el Valladolid, las fue desperdici­ando rutinariam­ente, como si desconocie­ra las implicacio­nes de un gol a domicilio en una eliminator­ia europea. Cuando Coutinho había entrado en lugar de Dembélé, Suárez envió alto de manera incomprens­ible un servicio de gol de Alba, Lopes voló para rechazar un trallazo de Coutinho, Alba envió fuera en una buena situación… Incluso Busquets se atrevió desde la frontal y el portero francés desvió por encima del larguero.

A la versión Liga de Campeones del Barça, seria y determinad­a, únicamente le faltó gol para afrontar con mejores perspectiv­as el partido del día 13 en el Camp Nou. El Olympique, que recuperará a su goleador, Nabil Fekir, tiene suficiente talento como para dar una sorpresa en cualquier parte.

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GafadoLuis Suárez se lamenta trasuna de las ocasiones falladas por el Barcelona
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JEAN-PAUL PELISSIER / REUTERS

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