La Vanguardia

Bernie Sanders vuelve a la carrera electoral para acabar su revolución

El senador llama a Trump “el presidente más peligroso” de la historia moderna

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Su discurso ha sido pieza clave para transforma­r la agenda ideológica del Partido Demócrata, al que escoró hacia la izquierda.

El senador Bernie Sanders, que se define como socialista y que habla de “revolución política”, anunció ayer que volverá a intentarlo de cara a las elecciones presidenci­ales del 2020.

En su regreso a la lucha, este martes apuntó el peligro que encarna el hombre que ocupa hoy la Casa Blanca. Pero también remarcó su búsqueda de rematar la faena iniciada hace cuatro años y que ha dejado huella en los programas de otros candidatos.

Cumplidos los 77, Sanders reclama el voto para el original en pedir sanidad para todos, el salario mínimo de 15 dólares la hora, impuestos para luchar contra el cambio climático o educación gratis en lugar de apoyar a los que surgen como sus sucedáneos.

“Nuestra campaña no sólo consiste en derrotar a Donald Trump, el presidente más peligroso en la historia moderna de América”, señaló en la carta en la que comunicó su decisión de competir como independie­nte por la nominación demócrata.

Luego, en una entrevista en la CBS, profundizó en su letanía contra Trump, echando mano de una retórica desafiante. “Tenemos un presidente que es un mentiroso patológico. También pienso que es un racista, un sexista, un xenófobo, que está haciendo lo que ningún otro presidente ha hecho, ni se le ha acercado, de intentar dividirnos a todos nosotros”, subrayó.

Un portavoz del equipo electoral de Trump replicó que los estadounid­enses rechazan “el incremento de impuestos, que el gobierno gestione la sanidad o que se mime a dictadores como los de Venezuela”. A pesar de promover la confusión con este léxico trumpista, las encuesta señalan que a los ciudadanos no les asusta la etiqueta socialista.

De vuelta a su carta y anuncio, Sanders sostuvo que su nueva puja se fundamenta en “transforma­r nuestro país y crear un gobierno basado en los principios de justicia económica, social, racial y medio ambiental”. Y prosiguió: “Juntos, vosotros y yo y nuestra campaña del 2016 empezamos la revolución política. Ahora es el momento de completar esa revolución y de hacer efectiva esa visión por la que luchamos”.

Sanders cuenta entre sus ventajas con una extensa lista de contactos, una más que demostrada habilidad para recaudar dinero –sumas de pequeños donantes, nada de donaciones millonaria­s de corporacio­nes–, una gran red social de seguidores y un nombre más que reconocido. Bernie se convirtió en un apelativo como si se citará a un familiar. El partido que quiere comandar ha virado hacia su terreno más progresist­a en numerosos asuntos, que se orientan hacia su dirección.

Su intención es demostrar que es “más que un candidato de protesta o un Moisés de la era moderna conduciend­o a los liberales a través del desierto”, según apuntó James Hohman en The Washington Post.

Esto no quita que muchos estrategas demócratas continúen describien­do su empeño de tarea quijotesca. Aún más porque su singularid­ad ha perdido fuelle. Ya no está Hillary Clinton para competir y acusarla de ser una tapada de Wall Street, táctica con la que socavó a su rival y logró hacerse

El aspirante que hizo virar a los demócratas a la izquierda tendrá ahora rivales de mayor calado social

con trece millones de votos en las primarias, con un 43% frente al 52% de su oponente.

En esta nueva carrera, sin embargo, no es el único insurgente y el campo demócrata está muy poblado, y más que se espera que esté en breve, con al menos otros cinco senadores. Entre los que figura Elizabeth Warren con un programa tan social o más, con su apoyo a la sanidad universal o al gran plan del Green New Deal para combatir el desafío ecológico.

Sin olvidar a Joe Biden, vicepresid­ente con Barack Obama que, todo apunta, será otro de la larga lista de contendien­tes.

Además, contra Sanders juega su edad, el peso de las altas expectativ­as, su propio éxito al normalizar ideas que parecían imposibles, la pérdida de algunos de sus portavoces, como Alexandria Ocasio-Cortez, que ha anunciado que no hará campaña hasta que haya un candidato, sus dificultad para conectar con los afroameric­anos o su choque con el movimiento #MeToo por los abusos denunciado­s por algunas colaborado­ras, asunto que le llevó a pedir disculpas públicamen­te.

Pese a todo, en la CBS estuvo rotundo: “Vamos a ganar”.

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ALEX EDELMAN / AFP “Tenemos un presidente que es un mentiroso patológico”, afirmó ayer Sanders

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