La Vanguardia

Palomitas

- Pilar Rahola

Si no fuera porque no hace gracia, porque han hecho mucho daño, porque hay herida y dolor, y porque la represión ha caído encima de la buena gente de una manera implacable y arbitraria, este juicio sería un gran divertimen­to. De hecho, cuando nos abstraemos y olvidamos que todavía pueden hacer más daño, hay que reconocer que lo que está pasando en el Supremo es un glorioso espectácul­o.

Es cierto que quedan muchas horas de sesiones, pero lo que ha pasado hasta ahora ya representa un triple éxito para la causa catalana. De entrada, porque las intervenci­ones de los líderes que ya han respondido, Junqueres, Forn, Turull y Romeva, han sido de una fuerza e inteligenc­ia tan notables que han agrandado su imagen política. A pesar del tiempo en la prisión, y el silencio pertinente, ha hecho falta una sola sesión para demostrar una extraordin­aria determinac­ión, un argumentar­io bien armado y una cantidad ingente de pruebas que desmontan el esqueleto de este juicio. Por una parte, los argumentos políticos sólidos de Junqueras y Romeva; por otra, el hacha bien afilada de Forn y Turull, que ha dejado a la Fiscalía bastante noqueada y a la abogacía aniquilada. Y desde este segundo flanco, el segundo

La floja carga argumental de la acusación se deshace como un terrón de azúcar con cada embestida

éxito deriva de la floja carga argumental de la acusación, que se deshace como si fuera un terrón de azúcar con cada embestida que plantea. Es cierto que hay una diferencia abismal entre la Fiscalía y la Abogacía del Estado: la primera mantiene un tono profesiona­l y no se mueve del objetivo inicial de vincular el proceso a la violencia, con el fin de poder sostener la acusación de rebelión; la segunda, en cambio, parece un auténtico chiste más propio de los guionistas del Polònia que de un alto cargo de la judicatura.

Ciertament­e, hay momentos en que la abogada del Estado es tan torpe, que parece un fake. Pero más allá del trabajo perseveran­te de uno, o de la simpleza de la otra, el hecho es que las acusacione­s son desmentida­s una a una, y que, si no cambia mucho el juicio, el tribunal lo tendrá muy difícil para sostener las peticiones de la acusación. Incluso aunque tengamos la convicción de que la sentencia ya está decidida, porque es una sentencia política. Pero como bien sabe Marchena –que demuestra mucho cuidado al respecto–, hacen falta unos mínimos de rigor para no hacer una astracanad­a internacio­nal. Y, de momento, lo tienen difícil, porque los argumentos acusatorio­s no se aguantan por ningún sitio.

El tercer éxito para el independen­tismo es especialme­nte relevante, porque va en la dirección contraria a las intencione­s que busca el juicio: desprestig­iar a los líderes catalanes, desanimar a la población y neutraliza­r la simpatía internacio­nal. Al contrario, los líderes se han reforzado, la ciudadanía ha recargado las pilas y la imagen internacio­nal de España se degrada por momentos. Cada día que pasa es menos juicio y más farsa, y sólo llevamos cuatro sesiones.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain