El Bayern desarma al Liverpool
La versión utilitaria de los bávaros, suficiente para neutralizar el ataque de los ‘reds’
En teoría iba a ser un partido de fuegos artificiales, una explosión de luz y sonido, las cataratas del Iguazú, un gran concierto de jazz entre dos equipos que atacan mejor que defienden. Pero los dos pentacampeones europeos se neutralizaron, y los disparos entre palos se contaron con los dedos de una mano. Empezó el juego como controlado por un grupo medioambientalista, de manera que del grifo apenas salía un mínimo chorro de agua para prevenir la sequía, las bombillas eran de baja intensidad y a la orquesta no se la oía, no fueran a quejarse del ruido los vecinos. Ambos porteros –Alisson y Neuer– cometían errores en la salida de la pelota, abundaban las imprecisiones, el Liverpool tenía más la posesión y el Bayern controlaba la situación con paciencia y esa tenacidad de las pequeñas y medianas empresas alemanas que hacen del suyo un gran país exportador.
Pero del mismo desorden, un poco fortuitamente, surgió algo de energía. Primero, a los doce minutos, con un balón largo que Salah no pudo controlar bien o habría hecho estragos. E inmediatamente después, cuando un barullo en el área local hizo que un centro rebotara con fuerza en Matip, que se habría metido un gol en propia meta de no ser porque rebotó en Alisson, que no se enteró de lo que pasaba, pero estaba en el lugar justo.
Poco a poco, aunque no hubiera goles, se encendieron las bombillas halógenas, del grifo salió agua como dios manda, y los altavoces empezaron a retumbar con moderación. Los contraataques rápidos y las triangulaciones entre Roberto Firmino, Mo Salah y Sadio Mané acababan la mayoría de veces a los pies de este último, que a los 32 minutos tuvo la mejor ocasión hasta entonces, al quedarse tras un rebote solo delante de Manuel Neuer, pero se precipitó en el remate y lo mandó fuera cuando habría tenido tiempo de sobra para controlar y fusilar. Los locales llegaron al descanso más fuertes.
Tras la pausa, el Bayern tomó la batuta de la mano de un gran Javi Martínez y un buen Thiago, estirándose en el campo y llegando con más peligro al área del Liverpool, como en un disparo lejano de Gnabry y un par de acciones de Lewandowski en el área, bien defendidas por los reds, sofocados en el centro del campo y que necesitaban encontrar una quinta velocidad que nuca encontraron. Con el Brexit, la industria automovilística británica está en crisis.
La versión 2019 del Bayern, con un Thomas Müller en franco declive y Robben y Ribéry en las fases finales de sus carreras, es una versión mucho más utilitaria de la que con frecuencia ha atemorizado Europa, más Volkswagen que Porsche. Leon Goretzka no pudo jugar por lesión de última hora, Kingsley Coman mostró buenas maneras, y tanto Alaba como Kimmich y Hummels exhibieron su solidez habitual. Los bávaros parecen tener jóvenes con futuro y estrellas en el ocaso, pero tal vez les faltan jugadores en pleno poderío de sus facultades, capaces de marcar diferencias.
En cuanto al Liverpool, no fue ni de lejos el equipo que en la fase de grupos de la temporada pasada deslumbró en Anfield y resolvió con goleadas los partidos de las octavos, cuartos y semifinales. El Bayern, que no está haciendo ninguna gran campaña y va segundo en la Bundesliga detrás del Borussia Dortmund, lo amansó y dejó abierta la eliminatoria para el Allianz Arena. Mané estuvo torpe, Salah intervino poco y Firmino no encontró espacios. Jürgen Klopp, en su reencuentro con el viejo enemigo, no halló la llave para abrir su defensa. El consumo de electricidad fue muy escaso en Anfield.
VETERANÍA
Más Volkswagen que Porsche, el Bayern ahogó a los locales de la mano de un excelente Javi Martínez
SIN INSPIRACIÓN
El Liverpool no tuvo la chispa de sus mejores días, y Sadio Mané malogró las ocasiones más claras