La Vanguardia

Maria João Pires

La pianista alumbra un festival íntimo, para 200 personas

- M. CHAVARRÍA

PIANISTA

La mítica pianista portuguesa Maria João Pires tendrá este verano un festival propio, bautizado como Days of Wisdom, que se celebrará en Cervià de

Ter. Pires aspira a programar “un festival que nos devuelva al arte”.

A partir de este agosto, el pequeño festival de clásica que Ibercamera organiza desde hace ocho años en Santa Maria de Cervià de Ter, de la mano de Amics de Cervià Antic, pasa a convertirs­e en el Days of Wisdom (Días de sabiduría), una exquisitez concebida por la mítica Maria João Pires que cuenta, eso sí, con el apoyo técnico de Ibercamera. No en vano es la única promotora a la que sigue vinculada después de décadas. La única en el mundo que logra que siga activa en salas de España, como demuestra el recital de Chopin y Mozart que mañana celebra en el Palau de la Música y que lleva meses sold out.

La pianista portuguesa ha sido siempre una artista mágica. Persigue una pureza artística. Y como tal su mensaje no siempre es comprendid­o. ¿Y dice usted que deja una carrera comercial de concertist­a en grandes auditorios para recluirse y montar un festival de tres días de agosto, en una iglesia en la que caben doscientas personas?

Sin embargo, Pires está cargada de razones para hacerlo. La primera es que lleva 25 años con un profundo deseo artístico de tener “un festival que nos devuelva al arte, que nos replantee la cuestión de qué significa el arte, tanto a los artistas como a la gente en general”, comenta dulce pero determinad­a.

La segunda es que a su edad (74), tocar ha de tener un significad­o para ella. Así que a partir de ahora, si el Concertgeb­ouw, la Filarmónic­a de Berlín o el Kontzerhau­s de Viena –por citar catedrales de la clásica– llaman a su puerta, es probable que les proponga que la inviten con su festival de Cervià. Pues lo concibe como algo itinerante, que pueda celebrarse en dos o tres lugares especiales del planeta cada año, además de en la localidad del Gironès, “la casa madre”.

“No tengo nada en contra de los grandes auditorios, solo que para mi ya no es bueno tocar allí. ¿Cómo contribuye­n al futuro de la música? Claro, dependen de un sistema de financiaci­ón... Bueno, en lugar de luchar contra los sistemas antiguos podríamos crear otros nuevos. Y a mi los espacios pequeños me gustan. En la intimidad eres más consciente de que escuchas, y escuchar es algo tan activo como tocar. Es un diálogo. En cambio, un público de dos mil personas no tiene valor. No puedes ser activo en la masa, sólo perteneces a una masa que acepta el poder del escenario”.

Pires habla desde esa timidez –“mi primer sentimient­o al saber que la Pompeu Fabra me distingue es que no me lo merezco”– que se convierte en asertivida­d en cuanto da detalles de su Days of Wisdom. Para esta edición inaugural ha invitado

Pires deja atrás una carrera convencion­al, con excepcione­s como el recital de mañana en el Palau

a dos pianistas más, una soprano armenia y una actriz. “Hay que escoger a la gente desde la pura idea del arte. Y es importante saber distinguir entre amar al público y querer complacerl­e”, dice.

El primer día, el de la espiritual­idad, habrá Bach, Arvo Pärt, Mompou, Kurtag y Komitas. El segundo será el de las citas entre ángel y demonio, con Chopin y Liszt. Y el último irá sobre el deseo, con Beethoven y la lectura de sus cartas.

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 ?? ANA JIMÉNEZ ?? Honoris causa por la Pompeu Fabra. Maria João Pires observa la danza de Cesc Gelabert durante la ceremonia de ayer
ANA JIMÉNEZ Honoris causa por la Pompeu Fabra. Maria João Pires observa la danza de Cesc Gelabert durante la ceremonia de ayer

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