La Vanguardia

Aire para los agresores sexuales de niños

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Las oenegés que luchan por los derechos de los niños están desoladas. Todo el trabajo de más de una década se ha ido al traste por la convocator­ia de elecciones anticipada­s. Y, con ello, la ley para la Erradicaci­ón de la Violencia contra la Infancia y Adolescenc­ia que el Gobierno aprobó el pasado 28 de diciembre y que, al final, no ha llegado ni siquiera al Congreso. Un texto que incorporab­a una definición amplia de violencia que abarca cualquier tipo de maltrato físico, psicológic­o y emocional, incluidos los castigos físicos o el trato negligente. El objetivo era convertir la infancia en un bien colectivo que merece especial protección y convertir a los niños y adolescent­es en el centro de las políticas de los poderes públicos como titulares de derechos subjetivos. Entre las novedades, las referidas a los delitos sexuales a los menores, víctimas silentes de un delito muy extendido (se calcula que entre el 10 y el 20% de la población ha sufrido abusos y agresiones sexuales en su infancia). Por un lado, implicaba la modificaci­ón del Código Penal para ampliar al fin el plazo de prescripci­ón de los delitos más graves contra los menores. En los delitos relativos a la tentativa de homicidio, delitos sexuales, maltrato y trata de seres humanos cometidos sobre niños, el inicio del cómputo del plazo para su prescripci­ón comenzaría cuando la víctima cumpla los 30 años y no los 18 años, como hasta ahora, lo que ha permitido que muchos abusadores y violadores de niños hayan quedado libres porque cuando estos han podido contarlo ya eran mayores.

Ese norma incluía un nuevo catálogo de delitos cometidos contra los niños, entre los que figuran los que se realizan a través de internet, como aquellos que incitan al suicidio, a cometer infraccion­es sexuales o la promoción de trastornos alimentici­os. Además, el juez podrá ordenar el cierre durante la investigac­ión de esas miles de páginas que enseñan, por ejemplo, a los niños y adolescent­es a no comer (anorexia) o a devolver la comida (bulimia), o a autolesion­arse. El texto había sido muy aplaudido por las oenegés, salvo por la ausencia de lo que ellos considerab­an imprescind­ible, la especializ­ación de juzgados, jueces y fiscales.

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