La Vanguardia

Dos penaltis y una roja no paran al City

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ

Empezó como un sueño, se convirtió en pesadilla y acabó con euforia. La noche tuvo de todo para el City de Guardiola, que arrancó como un tiro, se vio cortocircu­itado por las circunstan­cias y por dos penaltis decretados por Del Cerro Grande y fue rescatado con un gran gol de falta de Leroy Sané, que le marcó a su exequipo, y otro definitivo de Sterling. El Schalke estuvo a punto de cazar un triunfo que hubiera sido sorprenden­te. El City consiguió remontar con diez porque Otamendi fue expulsado y lo tiene todo en la mano para seguir adelante.

Fue increíble que el campeón de la Premier llegara al entreacto perdiendo. Porque su puesta en escena resultó magnífica. No dejaba ni oler el balón a un Schalke que perseguía sombras. Por la izquierda Sterling era un puñal que se incrustaba una y otra vez en las inmediacio­nes del área y por el centro se desmarcaba continuame­nte un Agüero en racha que conectaba remate tras remate. Pronto el argentino hizo trabajar al portero Fahrmann con un testarazo tras una jugada de estrategia propia de una velada de billar.

El City iba a un ritmo acompasado pero ambicioso desplegánd­ose y moviendo el balón con criterio. En cualquier acción podía llegar el gol visitante pero lo hizo de la manera más rocamboles­ca. Tras una posible falta de Laporte a Uth no señalada por Del Cerro Grande y que el VAR tampoco la consideró el portero Fahrmann hizo una mala entrega en su propia área. Silva robó el balón y se lo pasó a Agüero para que marcara a placer (19). La lógica de lo que se estaba viendo se imponía.

Sin embargo, la Champions pasa por ser la competició­n más azarosa que existe y el conjunto de Gelsenkirc­hen, sin merecerlo, le dio la vuelta al marcador.

¿Cómo? Gracias a dos penaltis. El primero tras un remate violento de Caligiuri que golpeó en la mano de Otamendi. El central trató de retirarla pero no le dio tiempo. Tras una minuciosa revisión del VAR Del Cerro señaló penalti y Bentaleb empató desde los once metros (37). Siete minutos después y tras el servicio de una falta Fernandinh­o sujetó de manera absurda a Salif Sané. El colegiado madrileño no se lo pensó dos veces: nuevo penalti. Es una jugada que se puede pitar como pena máxima pero cabe la sospecha de que a otro equipo con más pedigrí en el torneo no se lo hubieran señalado. Bentaleb volvió a acertar (44). Guardiola, con lazo amarillo en su abrigo, no daba crédito.

La segunda parte se presumía apasionant­e pero al City se le siguieron torciendo los planes cuando Otamendi (68) vio la segunda amarilla de forma rigurosa, para enfado de Guardiola, que se llevaba las manos a la cabeza. Pero su equipo no se rindió y Leroy Sané empató con un tiro libre supremo (86). Poco después (90) Sterling le dio el triunfo a los ingleses al controlar un balón largo. Una reacción fenomenal.

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