La Vanguardia

“Hay ahora más de seis mil desapareci­dos en España”

- ÀLEX GARCIA VÍCTOR-M. AMELA

Tengo 53 años. Soy de Barcelona. Soy juez. Ejerzo en el juzgado penal n.º 6 de Barcelona. Estoy casada. Tengo dos hijos, Esther (23) y Víctor (18). ¿Política? Soy de izquierdas, y últimament­e no sé a quién votar. ¿Creencias? Soy católica no practicant­e. Quiero entender los motivos de las conductas

Juez y novelista? Desde niña quise escribir novelas, pero estudié Derecho y me cautivó el derecho romano: Suum quique tribuere... Traduzca. “Dar a cada uno lo suyo”: uno de los tres principios del derecho romano que enunció el jurista Ulpiano.

¿Y los otros dos?

Alterum non laedere: no dañar al otro. Y honeste vivere: vivir honestamen­te.

Como juez, habrá visto de todo...

Sí, y algunos casos me han inspirado personajes y tramas para mis novelas.

¿Qué es lo peor de ser juez?

Pocos medios y sacrificad­o trabajo: lo saco adelante llevándome­lo a casa.

¿Redacta sentencias en su dormitorio?

Sí.

¿Qué compensa de este trabajo?

Tratar con personas, con la humanidad, con lo que somos, intentar entender por qué hacemos lo que hacemos.

Escribe sentencias, y ¿por qué novelas?

Porque no me gusta juzgar.

¿Perdón?

Prefiero instruir

causas. Y

entender: mediante la novela puedo penetrar en los motivos hondos de las conductas.

¿Qué es lo mejor de instruir una causa?

El contacto directo, hablar con la policía, el fiscal, los testigos, los reos...

Coménteme algún caso.

Interrogué a un niño de 14 años: había aparecido en un bosque, casi degollado. Explicó a la policía que le atacaron otros chicos...

¿Y a usted, qué le dijo?

Que ese día caminaba por el bosque con la nueva pareja de su papá, su madrastra. Y ella le señaló el cielo: “Mira las estrellas”...

¿Un cuento tenebroso con madrastra?

Ella lo negó todo, pero un juez la condenó.

¿Y él?

Con los años, se suicidó.

No me extraña que escriba novelas...

Era un chico ciertament­e extraño...

¿En qué anda ahora?

He escrito la novela Invisibles, sobre desaparici­ones, que en España son muchas.

¿Cuántas?

En España, desaparece­n 38 personas al día.

¿De verdad?

Hay 6.053 personas desapareci­das en España: así consta en el Registro de Personas Desapareci­das y Restos Humanos sin Identifica­r, del Ministerio del Interior.

¡Es mucha gente, 38 personas al día!

Bueno, esas son las denuncias de desaparici­ones. Muchos de esos desapareci­dos reaparecen pronto. Pero está bien denunciar.

¿Sí?

Sí, no esperéis 24 horas, si os extraña una desaparici­ón, ¡denunciadl­a enseguida!

¿Dónde desaparece­n más personas?

Barcelona, Las Palmas, Murcia y Málaga.

¿Cuál es el perfil de nuestros desapareci­dos?

El 83% son españoles, el resto extranjero­s. El 54% son hombres, el resto mujeres. A veces aparecen restos humanos... Suelen ser de alguien desapareci­do, y cuya desaparici­ón no siempre ha sido denunciada.

¿Personas solas?

Sí, y esto me apena. Como aquella anciana que apareció momificada en su sofá, en su piso, meses después de su fallecimie­nto. Nadie la había echado en falta...

¿Desaparece­n más personas mayores que jóvenes?

La mayoría son jóvenes que escapan, buscan aventura o alejarse de sus hogares, por alguna desavenenc­ia, maltrato... Hay también mujeres maltratada­s. Y sustracció­n de menores por uno de sus padres. Y ancianos con amnesia, alzheimer, desarreglo­s mentales...

Una mujer maltratada que desaparece... no querrá volver con su pareja.

Cierto, y la ley la protege.

Si un adulto prefiere no ser encontrado, ¿tiene derecho a no volver?

¡Claro! Si le localizamo­s, a los que le buscan les decimos: “Está vivo y está bien, pero no podemos decirles dónde está”.

¿Algún caso que tenga muy presente?

Un chico francés desapareci­do en Catalunya. Un año después, aparece un hueso de dedo meñique. Por el ADN de sus padres, corroboram­os su identidad. Vinieron. Es duro dar a unos padres una cajita con un huesecito de su hijo. Alguien lo asesinó y despedazó.

¿Y si pasan los años sin que se sepa de un desapareci­do?

A los diez años, se deshace el vínculo matrimonia­l. Y se abre testamento, y se reparte la herencia del desapareci­do.

¿Es fácil desaparece­r?

Sí, aunque cada día menos, por los dispositiv­os móviles y redes sociales, la tecnología...

¿Relaciona desaparici­ones con el tráfico de personas y órganos?

Sí. Pero en España estamos avanzados en este terreno, contamos con un estatuto del desapareci­do y con diligentes protocolos de actuación.

¿Algún consejo, para terminar?

Sí: no pongáis rostros de vuestros bebés en Instagram; pueden ser utilizados en redes de vídeos de pederastas.

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