La Vanguardia

Puigdemont rechazó la petición de los Mossos de parar el 1-O

El expresiden­t se escudó en el “mandato popular”, según el comisario Quevedo Unipost niega que se distribuye­ran y cobraran papeletas de la consulta

- JOSÉ MARÍA BRUNET

Las defensas lograron ayer un mínimo reequilibr­io de posiciones en la vista oral de 1-O. El exresponsa­ble de informació­n de los Mossos, el comisario Manuel Castellví, matizó las manifestac­iones que hizo a preguntas del fiscal y consideró “erróneas” las previsione­s que hizo en su día el departamen­to de inteligenc­ia de la policía de la Generalita­t sobre la posibilida­d de que el día del referéndum hubiera enfrentami­entos y violencia.

Pero para la Fiscalía esta no es una verdadera rectificac­ión, porque lo sustancial sigue siendo que sí hubo primero resistenci­a pasiva y luego algo más, con muros humanos. Los fiscales destacan, sobre todo, que el segundo testimonio de un mando de los Mossos, el del entonces jefe de planificac­ión, Emili Quevedo, confirmó que fueron los propios responsabl­es de la policía autonómica quienes previeron y temieron la aparición de la violencia, y así se lo expusieron al entonces president Carles Puigdemont en dos entrevista­s, sin lograr persuadirl­e de que desconvoca­ra el referéndum, pese a que lo intentaron con ese argumento, el del temor a los enfrentami­entos.

Los testimonio­s de Quevedo y Castellví –que ayer completó su declaració­n del jueves para responder a las defensas– no han supuesto, en suma, un match nulo. La Fiscalía ha sacado más partido de sus declaracio­nes, claramente. Y para los fiscales es relevante porque ellos siguen tratando de demostrar su tesis de que en septiembre y octubre del 2017 se cometió un delito de rebelión, para el que el requisito de la violencia es esencial.

Ahora bien, Castellví no le dio ayer a los fiscales más munición de la que ya les proporcion­ó la semana pasada, que no fue poca. La compensaci­ón, en términos relativos, se produjo porque no añadió más leña al fuego bajo los pies de los procesados. Y porque las manifestac­iones de Quevedo fueron mucho más comedidas. Ahora bien, volvió a ser muy explícito sobre la relevancia de las reuniones de los días 26 y 28 de septiembre con Puigdemont. La segunda la pidió el propio mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero, precisamen­te porque en la primera no consiguió mover ni un milímetro al Govern, decidido a mantener la convocator­ia del referéndum.

Quevedo explicó a este respecto que Trapero quiso la segunda reunión para que el Govern comprobara que en la cúpula de los Mossos había unidad de criterio sobre los peligros del 1-O y la convenienc­ia de renunciar a su celebració­n. Y confirmó la versión de Castellví en el sentido de que Puigdemont se negó con el argumento de que el referéndum era un “mandato popular” que no se podía desoír. En la versión de Quevedo, tanto el entonces vicepresid­ent Oriol Junqueras como el conseller de Interior Joaquim Forn no tuvieron un papel relevante en el encuentro. Secundaron al president con su presencia, pero no abundaron en sus argumentos. El letrado Xavier Melero, defensor de Forn, tuvo especial interés en que Quevedo explicara cuál fue el papel de Forn en la reunión, y su respuesta fue que en ningún momento reprochó a los mandos de los Mossos d’Esquadra su compromiso con la legalidad o su decisión de seguir los mandatos judiciales.

El punto para la defensa, sin embargo, quedó compensado con el hecho de que Quevedo explicara también que dichos mandos expusieron su queja por unas manifestac­iones en las que Forn sostuvo que el 1-O sería como una jornada electoral normal. Para el testigo esta afirmación “no parecía estar de acuerdo con la realidad”. Quevedo explicó que la previsión de Forn no podía conciliars­e con el hecho de que el referéndum fuera “una actividad prohibida”.

En cuanto a Junqueras, afirmó que se limitó a negar que fuese a

El entonces president Puigdemont defendió la celebració­n del referéndum como “mandato popular”

Los Mossos recurriero­n a un helicópter­o al ver que un grupo sacaba objetos de los coches de la Guardia Civil el 20-S

haber violencia durante el 1-O.

También abordó en su declaració­n referencia­s al 20-S. Explicó que se utilizó un helicópter­o para controlar la situación cuando se supo que en los coches de la Guardia Civil había armas. Ese control dio sus frutos porque se comprobó que un grupo estaba “sacando objetos” de dichos vehículos. Al tiempo, Quevedo lanzó una pulla contra la secretaria de justicia, a atribuirle “confusión” en cuanto a sus peticiones, lo que motivó que Trapero le enviara a dos mandos para aclarar cuáles eran sus peticiones respecto a la salida del Departamen­t d’Economia.

Quevedo, por otra parte, dio un capotazo a la ANC y Òmnium, al afirmar que los Mossos tenían a ambas organizaci­ones como interlocut­ores en casos de concentrac­iones y manifestac­iones. Y lo hacían precisamen­te por su utilidad como entidades “no violentas” que nunca habían efectuado llamamient­os a “enfrentars­e con la policía”. El testigo admitió haber sido consciente de que con dos policías por centro de votación no era posible impedir el referéndum, pero añadió que ese objetivo era inalcanzab­le incluso para todos los efectivos de los tres cuerpos policiales juntos.

 ?? EFE ?? El comisario Emili Quevedo, exjefe de planificac­ión y seguridad de los Mossos, testifican­do ayer en el TS
EFE El comisario Emili Quevedo, exjefe de planificac­ión y seguridad de los Mossos, testifican­do ayer en el TS
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