Buteflika renuncia a otro mandato y aplaza las elecciones
El presidente de Argelia cede a la presión de la calle y sustituye al primer ministro
El presidente de Argelia, Abdelaziz Buteflika, de 82 años y en precario estado de salud, ha cedido finalmente a la presión de la calle y ha anunciado que no optará a un quinto mandato. Pero ha aplazado sine die las elecciones.
El régimen argelino ha cedido a la presión ciudadana, aunque existen enormes dudas sobre el verdadero alcance del cambio que aguarda al país norteafricano a medio plazo. El anciano y enfermo presidente, Abdelaziz Buteflika, anunció a última hora de la tarde de ayer que renunciaba a un quinto mandato y que las elecciones previstas para el próximo 18 de abril se aplazan hasta una fecha indeterminada. En paralelo, el primer ministro, Ahmed Uyahia, muy impopular entre la población, presentó la dimisión y fue sustituido por el titular del Interior, Nuredinne Bedui.
La maniobra de palacio en Argel tiene visos de autogolpe orquestado, de intento por parte de quienes de verdad detentan el poder de controlar la transición y asegurarse el protagonismo futuro. Al ofrecer la cabeza de Buteflika, al sacrificarlo un poco antes de lo previsto, evitando la mascarada de una quinta reelección, tratan de ganar más tiempo para mover sus piezas, atenuar en lo posible el descontento interno y ofrecer una imagen de moderación y realismo a las cancillerías. En realidad, la forzada supervivencia política de Buteflika lleva años siendo un simple instrumento en manos de su entorno.
Pese a la incertidumbre y la desconfianza, la noticia fue recibida con júbilo en las calles. Hubo de inmediato conciertos de claxon y ondear de banderas, la lógica alegría por una victoria incontestable tras una presión relativamente breve sobre un poder correoso y bregado en la resistencia. Los rumores de que algo se estaba cociendo en Argel fueron creciendo desde el fin de semana y se amplificaron en París, la antigua metrópoli, donde la presencia masiva de la diáspora argelina –también la política e intelectual– la convierte en altavoz y observatorio informativo privilegiado de la actualidad en la que fue su colonia. “El sistema se desintegra”, pronosticó anteayer, en el Journal du Dimanche, el exprimer ministro Ali Benflis.
Horas antes de la marcha atrás de Buteflika, la televisión francesa había dado ya imágenes de uno de los hombres fuertes del régimen, el general Ahmed Gaïd Salah, de 79 años, viceministro de Defensa y jefe del Estado Mayor, en un discurso a la cúpula militar. Salah insistió en que las aspiraciones del pueblo argelino eran idénticas a las de las fuerzas armadas. Fue un mensaje claro de que habría un movimiento inminente, que no podía esperarse un enroque del poder.
La situación se había hecho insostenible en Argelia después de más de dos semanas de protestas. La suavidad de las fuerzas antidisturbios era ya un indicio de que podía haber concesiones. La manifestación del pasado viernes en la capital fue oceánica, con presencia de gente de todas las edades, incluidas muchas mujeres y niños, en un ambiente reivindicativo pero festivo. Para este viernes se había anunciado otra nueva movilización, amén de la convocatoria de huelga general y del llamamiento a la desobediencia civil. El descontento se había extendido a los jueces que debían supervisar las elecciones y también al clero musulmán. Los primeros amenazan con no hacer su trabajo en la jornada electoral. Los imanes dijeron que no admitirían recomendaciones para sus prédicas en las mezquitas. Había también especulaciones de que el Consejo Constitucional no validaría la nueva candidatura del veterano dirigente, aludiendo a su estado de salud.
Buteflika, que sufrió un derrame cerebral en el 2013, cuyas secuelas lo han mantenido en una situación muy precaria desde entonces, regresó el domingo a Argel después de dos semanas de “controles médicos” en un hospital de Ginebra. No se sabe quién redactó el mensaje ayer, difundido por la agencia oficial APS, y hasta qué punto el aún presidente –que permanece invisible– está al tanto de todo lo que ocurre a su alrededor. El jefe de Estado no habla a su pueblo desde hace años. De él sólo circulan imágenes antiguas, en silla de ruedas, y con la mirada algo perdida y levantando sólo un brazo para saludar.
La sensación dentro y fuera de Argelia es que se trata de su círculo próximo, el núcleo duro de su sistema de poder, el que mueve los hilos, por instinto de supervivencia, para preservar lo preservable de un régimen que lleva gobernando du-
Más de dos semanas de presión en la calle obligan al régimen a adelantar la transición
El ejército había dado señales de que no reprimiría las manifestaciones
rante 20 años. Hay muchos intereses en juego, políticos y económicos. Dada la opacidad y el secretismo que distingue a los líderes del país norteafricano, le es muy difícil incluso a París, pese a sus contactos e influencia, descifrar con exactitud qué es lo que está pasando y cuáles serán los próximos pasos.
El mensaje de Buteflika fue deliberadamente vago. No pueden descartarse otras novedades sobre la marcha, según sea la respuesta en la calle y los equilibrios internos dentro del régimen. Por lo que se infiere del texto hecho público, el presidente continuará en su puesto más allá del 28 de abril, el día que expira su cuarto mandato, lo cual será ya una anomalía. Buteflika sí fue claro en que “no habrá un quinto mandato”. “Nunca fue una cuestión para mí –prosiguió el mensaje–. Mi estado de salud y mi edad (82 años) sólo me asignaban como último deber hacia el pueblo argelino la contribución a poner los cimientos de una nueva República”. El presidente reconoció que la renuncia a optar otra vez a la jefatura del Estado ha sido para “satisfacer una petición insistente vuestra, que muchos me habéis dirigido”.
No hay calendario preciso, sin embargo, para la nueva elección presidencial. Se usó una forma alambicada para explicarlo. La votación debe tener lugar “en la prolongación de la conferencia nacional inclusiva e independiente”, una especie de gran foro nacional para discutir sobre el futuro del país. Esta conferencia “deberá esforzarse en completar su mandato antes del final del año 2019”. El resultado, además de un nuevo presidente, será también una nueva Constitución que habrá de ser ratificada en un referéndum.
De hecho, Buteflika había
Una conferencia nacional debe desembocar en una nueva Constitución
El aún presidente dice que, para él, un quinto mandato nunca fue prioritario
anunciado ya hace pocos días que, si ganaba las elecciones, no agotaría su mandato y que su sucesor nacería de esta conferencia nacional. Lo que se produjo ayer fue una concesión adicional, aunque simbólicamente muy relevante, pues los comicios ya no tendrán lugar.
El Gobierno francés sigue muy de cerca la situación argelina. Al presidente Emmanuel Macron la noticia le pilló en Yibuti, primera escala de un viaje africano que lo llevará a Etiopía y Kenia. Además de los lazos históricos y económicos, Francia presta mucha atención a los acontecimientos por el temor a sus consecuencias entre una comunidad inmigrante argelina en la que se reproducen las tensiones y divisiones de su país.