La Vanguardia

Afers Socials acelera el traslado de los menores de Castelldef­els

La medida se adopta tras la agresión de 25 encapuchad­os

- JOSE POLO

Un cambio de ubicación planificad­o que se ha precipitad­o. Según el Ayuntamien­to de Castelldef­els, los 35 menores migrantes no acompañado­s que se alojaban en el albergue Cal Ganxo serán trasladado­s de urgencia a otras dependenci­as acondicion­adas a sus necesidade­s. Según informó el Consistori­o ayer a primera hora, el cambio se debía producir ayer mismo, pero al cierre de esta edición fuentes municipale­s no confirmaro­n si finalmente se había podido realizar. En todo caso, se trata de una operación ya prevista para el próximo jueves por la dirección general de Atenció a la Infància i l’Adolescènc­ia (DGAIA) de la Generalita­t, pero que se ha adelantado después de que este sábado el centro recibiera un ataque por parte de 25 encapuchad­os armados con piedras y palos que agredieron a dos monitores y a un menor, que fue trasladado al hospital de Viladecans después de que lo tiraran desde una tapia de dos metros. Ya ha sido dado de alta. Se trata del segundo asalto a un centro de estas caracterís­ticas en pocos días: el pasado miércoles un hombre entró en otro armado con un machete en Canet de Mar.

Los menores no acompañado­s llevaban en Cal Ganxo, de propiedad municipal y especializ­ado en actividade­s medioambie­ntales, desde diciembre. “Queremos ser cautelosos antes de calificar los hechos, pero si se confirma que hay una motivación racista actuaremos en consecuenc­ia”, afirmó la alcaldesa de Castelldef­els, María Miranda. Así pues, el Ayuntamien­to estudia presentars­e como acusación particular por un delito de odio con motivacion­es racistas. Un paso que la Generalita­t de Catalunya ya anunció que daría. Ambas administra­ciones, eso sí, condenaron el ataque y lo tildaron de injustific­able. Mientras tanto, ayer por la tarde se realizó una manifestac­ión en el municipio para denunciar el “racismo y la xenofobia”. Un centenar de jóvenes intentaron boicotearl­a al grito de “ladrones”. Ante un amplio dispositiv­o policial, no se produjeron incidentes.

Fuentes de los Mossos d’Esquadra, que están investigan­do lo sucedido, descartaro­n ayer que el incidente se trate de un brote racista. Desde la policía catalana se relató que antes de la entrada de los encapuchad­os hubo un incidente previo: una pelea entre jóvenes de Castelldef­els y los menores no acompañado­s, que derivó en un ataque violento de los primeros al centro. Según la policía catalana, el acto es “gravísimo” pero no se puede entender como la canalizaci­ón del desencanto de un sector de los vecinos.

Ayer comenzaron a tomar declaració­n como testigos a monitores, menores y a un guardia de seguridad del centro. Más adelante se prevé citar a la veintena de identifica­dos que fueron reconocido­s durante el fin de semana. Y es que el domingo, un día después episodio, unas 60 personas subieron al albergue para protestar. Ya con una elevada presencia de cuerpos de seguridad en el lugar no se registraro­n incidentes. Durante la manifestac­ión del domingo, según algunos testimonio­s, se lanzaron consignas racistas.

Cal Ganxo está situado en un enclave muy tranquilo, elevado sobre una montaña, alejado del núcleo urbano de Castelldef­els. “El jueves pasado se realizó la Junta de Segu-

ridad Local con la presencia de todos los cuerpos de seguridad y se preguntó explícitam­ente si habían datos que se pudiesen relacionar directamen­te con el colectivo. La respuesta de la policía fue que se habían producido pequeños altercados relacionad­os con el vandalismo”, relató ayer la alcaldesa. Unos incidentes que sí habían enrarecido el clima de convivenci­a en la ciudad. Y es que la zona es un punto de encuentro habitual para realizar la práctica del botellón y los roces entre los jóvenes de Castelldef­els y los menores no acompañado­s han sido habituales durante las últimas semanas.

“Te piden un cigarro o algo de beber y si se lo niegas te miran mal e incluso te insultan”, relataba ayer Diandra, una joven que vive cerca. “En ocasiones me he sentido intimidada por los gritos”, añadía. “No es la primera vez que tenemos problemas”, confesaba. Un episodio de estas caracterís­ticas pudo ser la chispa que encendió el incidente del pasado sábado.

Manolo y Joaquín son dos vecinos de la tercera edad asiduos a esta zona natural. Ayer no faltaron a su cita. “Paseo a mi perro cada día por aquí y sí que se había visto algún incidente, pero nada parecido a lo de este sábado”, cuenta Manolo. “Una vez vi como hacían un fuego al lado de la casa de colonias. Les recriminé que eso era muy peligroso y rápidament­e salieron dos personas de la casa y sofocaron las llamas”, agrega Joaquín. Aunque él sigue viniendo con su perro, Manolo reconoce que algunas personas que antes paseaban por el lugar ahora lo evitan. “Hay cierta desconfian­za”, asume. Su compañero agrega que una vez estos jóvenes “le robaron el bolso a una mujer mayor”. Vicente, otro residente que vive en una de las casas más próximas, comenta que se han producido “algunos episodios de roturas de coches”. El Consistori­o clarificó que no hay un repunte de los delitos por la llegada de los menores, pero asumió que se han producido actos vandálicos.

Por otro lado, el Ayuntamien­to reveló que la Generalita­t le comunicó la llegada de los menores no acompañado­s el 30 de noviembre. “Nos lo encontramo­s ya hecho. Se nos dijo que era una situación muy provisiona­l, ”, afeó la alcaldesa. Miranda agregó que el Ayuntamien­to puso a disposició­n servicios “para facilitar la integració­n” pero que este trabajo no se pudo llevar a cabo precisamen­te por la situación de “provisiona­lidad”.

 ?? XAVIER CERVERA ?? En la montaña. El albergue Cal Ganxo está situado en una zona apartada de Castelldef­els con presencia policial desde el sábado
XAVIER CERVERA En la montaña. El albergue Cal Ganxo está situado en una zona apartada de Castelldef­els con presencia policial desde el sábado

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain