En Argelia ya es primavera

ARGELIA vive su propia primavera, aunque sus gentes también salieron a la calle pocos días después de que Túnez consiguiera la caída del gobierno de Ben Ali en demanda de más democracia, a principios de 2011. El presidente Buteflika decretó entonces el fin del estado de emergencia, que había impuesto 19 años antes, para calmar a la población. Sin embargo, Buteflika ha acabado ahora por ceder ante las multitudinarias manifestaciones y la segunda jornada de huelga general, y ha anunciado que no se presentará a una quinta reelección como había previsto. Así pues, no concurrirá a las elecciones convocadas el próximo 18 de abril, si bien pospone los comicios y, de momento, seguirá al mando del Estado.

Buteflika, de 82 años, regresó ayer de Ginebra después de permanecer dos semanas ingresado en el hospital Universitario, en lo que se ha calificado de control rutinario, aunque todo indica que su salud está muy delicada. Preside el país con mano firme desde hace veinte años, habiendo reformado la Constitución en el 2004 para presentarse sin limitación de mandatos. Argelia es un país con grandes reservas de petróleo y gas, pero su riqueza está mal repartida. Omar Benderra, que fue presidente de la banca pública argelina, ha denunciado la corrupción institucional y sistemática que se vive en Argelia, donde una oligarquía militar dirige el país.

Los jóvenes argelinos son actualmente el 60% de la población y el 26% de los parados. Las redes sociales han sido decisivas en esta movilización sin precedentes para cambiar el sistema político. Tras el anuncio de Buteflika, ha dimitido el primer ministro, Ahmed Ouyahia, que ha sido sustituido por el titular de Interior. Sin embargo, el hombre fuerte es el jefe del ejército, Ahmed Gaid Salah. La presidencia ha dicho, además, que hará reformas y que modificará la Constitución. Con ello intenta ganar tiempo, aunque seguramente es lo único que

Buteflika no tiene.