La Vanguardia

Puigdemont reta a Junqueras

- Lola García

“Yo no quiero presentarm­e a las europeas. Sólo iría como número dos de Junqueras”. Con esta contundenc­ia se expresaba en noviembre pasado Carles Puigdemont. Hoy, casi cuatro meses después, anuncia que se enfrentará al presidente de ERC en esos comicios, en un duelo en el que se dirimen resentimie­ntos personales, pero sobre todo quién ejercerá el liderazgo del independen­tismo catalán.

A Puigdemont nunca le ha interesado su partido, ni cuando era Convergènc­ia ni como PDECat. No estaba entre sus anhelos convertirs­e en presidente de la Generalita­t. Pensaba retirarse una vez culminado el mandato de año y medio que le traspasó Artur Mas. Y, al menos hasta noviembre pasado, no iba a presentars­e a las europeas. Esos cambios de opinión, que en otros dirigentes serían un lastre, en Puigdemont se convierten en un activo. Pocos como él manejan la improvisac­ión y los golpes de efecto en una época plagada de imprevisto­s y súbitos cambios de humor de la sociedad.

Así, su desinterés por la vida partidista ha devenido en un control férreo del PDECat como esqueleto sobre el que construir una nueva marca, la Crida –previo paso por la fase intermedia de Junts per Catalunya–, que él ve más como un movimiento no sujeto a ideologías y cuya razón de ser es el anhelo de la independen­cia. Para ello, Puigdemont ha desbancado a sus críticos de todos los puestos de poder y ya tiene expedito el camino para disputarle el terreno a ERC.

Empezó imponiendo la lista de JxCat a las elecciones catalanas del 21-D. Siguió apartando a Marta Pascal de la dirección del PDECat después de que ésta hiciera posible, con la ayuda de sus diputados afines, la moción de censura de Pedro Sánchez. Y, por último, ha apartado a éstos del grupo parlamenta­rio en el Congreso, que estará compuesto de afines a su persona, algunos partidario­s de “bloquear” la política española si el nuevo gobierno no acepta el derecho de autodeterm­inación.

Con esta maniobra, tratará de condiciona­r a quien llegue a la Moncloa. Podría ser que no fueran necesarios los votos de JxCat y sí los de ERC para una eventual investidur­a de Pedro Sánchez, como indican algunas encuestas, pero los republican­os tendrán difícil desmarcars­e de su rival en el campo independen­tista. Si el expresiden­t opta por el bloqueo, puede arrastrar a Esquerra.

Puigdemont ha preparado el terreno para liderar la causa y el duelo con Junqueras en las europeas será un momento álgido. La distancia y el tiempo no han hecho más que enquistar las inquinas y rencores entre

El expresiden­t lo ha preparado todo para liderar la causa; el duelo con ERC llegará al cenit en las europeas

ambos dirigentes, que se miran de reojo desde hace tres años. El expresiden­t ha lanzado el guante. Quien salga victorioso del reto, marcará el camino del independen­tismo.

Con su candidatur­a a las europeas, Puigdemont dinamita el acuerdo entre el PNV y el PDECat porque los peneuvista­s recelan de su compañía en unas elecciones. Desde que el lehendakar­i Iñigo Urkullu intentó evitar la declaració­n de independen­cia, las relaciones entre Puigdemont y los nacionalis­tas vascos son distantes. Además, el expresiden­t se garantiza llamar la atención de Europa. Aunque no pueda recoger su acta de eurodiputa­do, como electo puede tensar de nuevo las institucio­nes, esta vez en Bruselas.

Si deseaba o no de verdad abandonar la primera línea política, sólo él lo sabe, pero lo cierto es que, en su situación actual, necesita contar con un partido a su disposició­n y un liderazgo indiscutid­o en el independen­tismo. Y eso explica sus cambios de parecer. Dicho de otra forma, dar un paso al lado, en su caso, es un riesgo que no puede permitirse.

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NATÀLIA SEGURA / ACN Carles Puigdemont, la semana pasada en Bruselas
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