La Vanguardia

El acuerdo entre China e Italia

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ITALIA tiene previsto firmar un acuerdo para adherirse a la iniciativa de las Nuevas Rutas de la Seda que impulsa China y que puede tener implicacio­nes que vayan mucho más allá de las puramente económicas. Con el programa de las Nuevas Rutas de la Seda, que en inglés ha sido bautizado como The Belt and Road Iniciative (BRI), China promueve una ambiciosa construcci­ón de infraestru­cturas terrestres, marítimas y de tele comunicaci­ones para facilitarl­a conexión de su país con Asia, Oriente Próximo, África y Europa, que sirva deba separa fortalecer su expansión comercial en todo el mundo y que, además, permita hacer frente alas amenazas proteccion­istas de Estados Unidos. Este programa está dotado con un espectacul­ar fondo de inversione­s, superior al billón de euros, y por ello también constituye un importante foco de influencia política sobre los países que se adhieren. De ahí las reticencia­s al proyecto que se expresan desde Estados Unidos y también desde la Comisión Europea.

Hasta ahora al proyecto de las Nuevas Rutas de la Seda se han adherido cerca de sesenta países, pero Italia es el primer gran país industrial­izado, miembro del G-7, que se une al citado proyecto. El Gobierno italiano espera recibir importante­s inversione­s de China, que ayuden a su maltrecha economía, así como abrir nuevas vías de penetració­n de sus productos en el gran mercado asiático. Para el régimen de Pekín, en cambio, supone un paso de gigante para incrementa­r su influencia económica y política en la Unión Europea a través de uno de sus países fundadores. Y el riesgo es precisamen­te este: que la segunda potencia mundial pueda interferir en las decisiones que se toman en el seno de la Unión Europea a través de uno de sus principale­s socios, que, además, es la tercera economía de la eurozona.

Hasta ahora China había aprovechad­o los eslabones más débiles del Viejo Continente, como Grecia y los países de la Europa central y oriental, en el llamado grupo 16+1, para llegar a acuerdos comerciale­s a cambio de inversione­s en infraestru­cturas en el marco de las Nuevas Rutas de la Seda. Este grupo lo integran Hungría, Bulgaria, Rumanía, Polonia, República Checa, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Letonia, Lituania, Croacia, Serbia, Bosnia-Herzegovin­a, Montenegro, Albania y Macedonia.

Con el acuerdo con Italia, la influencia de China en Europa, sin embargo, será mucho más determinan­te para la defensa de sus intereses, así como para impulsar o diluir iniciativa­s en el seno de la Unión Europea. De ahí la preocupaci­ón de que ello pueda socavar la cohesión europea. Como en su día dijo Sigmar Gabriel, el anterior ministro de Exteriores de Alemania: si los europeos no tenemos éxito en el desarrollo de una estrategia única hacia China, entonces China tendrá éxito dividiendo a Europa.

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