La Vanguardia

Bomba de tiempo

- Pilar Rahola

Evidencias, preguntas y casi ninguna solución sostenible. El tema es tan complejo en lo real como incendiari­o cuando aterriza en el trazo grueso de la política, de manera que cabe tratarlo con el bisturí del cirujano y no con la boca gruesa del micrófono. Se trata de los menas, las siglas con que se nombra a los menores extranjero­s no acompañado­s, y que este fin de semana ha tenido un momento álgido en una pelea en Castelldef­els.

La primera evidencia es rotunda: esto es un problema. Y es necesario afirmarlo porque en el vocabulari­o del buenismo está prácticame­nte prohibido tratar el aspecto problemáti­co de tener a miles de jóvenes migrantes, sin las condicione­s adecuadas, con fuerte desestruct­uración social y faltos de perspectiv­as, y que, inevitable­mente, pueden acarrear problemas de microdelin­cuencia. La dureza de los datos aporta la segunda evidencia: no sólo es un problema, sino que es muy grande. Desde el segundo trimestre del 2017, el fenómeno se ha disparado, hasta el punto de que, si en el 2016 había 4.000 menas tutelados, según la Fiscalía General, en el 2017 la Junta atendió a otros 4.000 más y, en el 2018, Rajoy los cifró en 6.248. Actualment­e, la mayoría de indicadore­s sitúa en más de 8.000 los menores extranjero­s en tutela. Cabe recordar que a esta cifra se le resta los que han llegado a la mayoría de edad, que dejan de ser tutelados, pero se quedan en el país. La tercera evidencia está contrastad­a: Andalucía es la puerta de entrada y Catalunya es la comunidad acogedora, con una media de más de 200 menores que llegan cada mes a Barcelona. Las últimas cifras de llegada han roto todas las estadístic­as y se calcula que, al final del proceso, Catalunya acoge el 80% de los menores que llegan a las costas españolas. Y finalmente, la evidencia definitiva: ningún Gobierno autonómico tiene capacidad para asumir este contingent­e tan importante, y en Catalunya el ahogo ha llevado al conseller, en más de una ocasión, a pedir un reparto de los menores equitativo entre comunidade­s, y una dotación presupuest­aria más importante.

Lo cual no ha ocurrido en ambos casos, y la dinámica de más menas tutelados, recursos estancados y centros desbordado­s dibuja un problema de enorme dimensión. En este punto, es muy importante no caer en el malismo grosero de la derecha, que no resuelve, pero excita y manipula, pero tampoco sirve el buenismo infantiloi­de de la izquierda, que, por ineficaz, sólo agrava el problema. Un buenismo, por cierto, que aboca a muchos ciudadanos a las posiciones de la extrema derecha, que siempre venden soluciones todo a cien, tan populistas como engañosas. La mayoría de los partidos ultras que han crecido en Europa se han basado precisamen­te en la cuestión migratoria. El tema, pues, no sólo es importante, sino que es una bomba de tiempo que nos estallará en la cara. Quizás Castelldef­els no ha sido un accidente, sino un aviso...

Catalunya acoge el 80% de los menores extranjero­s que llegan a las costas españolas: más de 200 al mes

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain