La Vanguardia

‘Juegos reunidos feministas’

- Màrius Serra

Libros sin complejos como este destruyen el viejo arquetipo del feminismo beato en pro de un tono más beatnik

La industria editorial sigue siendo una máquina de empaquetar la actualidad en libros. Por eso hay tantos del procés, ahora en su vertiente jurídica, y sobre feminismo. De entre las múltiples novedades publicadas en las semanas previas a la gran movilizaci­ón del 8 de Marzo, mi libro preferido es Juegos reunidos feministas (Temas de Hoy), de Patricia Escalona y la ilustrador­a Ana Galvañ. Como su título indica, las autoras ofrecen un cuaderno de juegos para establecer el marco del feminismo. El libro tiene cuatro partes, la última dedicada a los lectores machos “aliados”. De las columnas que los hombres dedicamos al tema estos días, se desprende que vuelve a tener sentido hablar de germanófil­os y aliadófilo­s. Lo que me interesa más de este libro es la parte que no está destinada a mí. Los juegos que sirven para establecer el nivel de feminismo que tiene la lectora (proto, medio o pro). Los métodos de interacció­n para evaluarlo son variados: crucigrama­s, horóscopos, sopas de letras, karaokes, colgados, laberintos, anagramas y muchas otras estrategia­s propias de las secciones de pasatiempo­s, con un cierto predominio de los tests. Por ejemplo, en el primer capítulo hay uno sobre fingir orgasmos con preguntas como “¿te da vergüenza tocarte mientras follas con alguien para llegar al orgasmo?”, que se responde con –nunca –a veces –a menudo –siempre. El juego de los anagramas permite relacionar REMAD con MADRE, INCREPAS con PRINCESA o RUFIÁN con FINURA. Esparcidas por todo el libro hay cincuenta situacione­s denominada­s “50 sombras de violeta”. La 42 es “te has metido en algún enfrentami­ento directo con un señoro durante el último año en Twitter”. La 43 “te han llamado feminazi en alguna ocasión”. En el ranking de “machinazis”, Cantó y Guerra comparten cartel con Erdogan, Blatter o Berlusconi. En paralelo, un criptogram­a permite descubrir a algunas de las científica­s más destacadas.

En la cuarta parte se juega menos. Se reparten premios a los campos de nabos, Oscars en forma de estatuilla fálica (la reciben Casado y Soto Ivars, por ejemplo), se nos propone un test con respuesta dual (¿alguna vez te has avergonzad­o de llorar en público?, por ejemplo) y al final se examinan los piropos de calle (“que ese culito no pase hambre” sería nivel machirulo 6 sobre 8, el top: “Te comía todo lo negro”). Tras las soluciones a todos los juegos, hay un bonus track detonante: el Lametrón, unas páginas plastifica­das con siete dibujos impecables del coño (y otras zonas erógenas) con instruccio­nes precisas para ejecutar un cunnilingu­s memorable. Libros sin complejos como este destruyen el viejo arquetipo del feminismo beato en pro de un tono más beatnik. Ya puestos a pensar en un marco referencia­l distinto, seguro que si alguien publica un JRF en catalán el próximo 8 de Marzo habrá más pancartas en la bella lengua de la gran Plaerdemav­ida.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain