La Vanguardia

¡Chocolate, cámara, acción!

Miquel Guarro forma parte del jurado del concurso ‘Bake off ’

- ALBERT DOMÈNECH

Miquel Guarro ha cruzado la línea que separa el mundo real de su dimensión más mediática aunque él insiste en que su rol en televisión es exactament­e el mismo que ha ejercido siempre en la cocina, con el añadido de las cámaras y los focos. El pastelero de 29 años es una de las caras que forman parte del jurado para el nuevo talent show de Mediaset, Bake off, un formato que ahora aterriza en España después de cosechar éxito en otros países y que sigue la estela de otros programas de promesas.

El estreno del concurso significa el debut mediático de un rostro hasta ahora poco conocido más allá del sector y que, tal y como confiesa en una entrevista para La Vanguardia, aceptó el reto animado por su perfil didáctico y con un doble objetivo: que se respete la profesión y se hable más de pastelería en la calle. Guarro es, desde hace dos meses, el nuevo jefe de pastelería de la Escuela de Hostelería Hofmann de Barcelona, con un estilo cada vez más sólido: “Me gusta sintetizar la informació­n con muy poco. Se trata de encontrar la decoración justa para cada creación”, explica el pastelero que tiene claro que “jamás iría a buscar excesos en las materias primas que no son los bastante nobles”.

Su pasión por el sector no es vocacional. Respiró y aprendió los valores por la comida en su pueblo natal, Piera (Anoia), contagiánd­ose del cariño que siempre le habían exhibido sus padres: “Nunca tuve tres consolas pero sí una merluza fresca sobre la mesa”. Su vida académica no fue precisamen­te ejemplar así que se olvidó de la arquitectu­ra y otras posibles carreras para probar suerte en alguna disciplina que le permitiera ser creativo y original. Fue así como se fijó en la pastelería y como sus padres, confiando en que la realidad le hiciera desistir, le dieron permiso para que un verano hiciera unas prácticas en el obrador de la pastelería del pueblo, cuyo propietari­o era amigo de su padre. “Tenía unos 15 años y aquella experienci­a alimentó mi curiosidad y significó una entrada en un mundo laboral que desconocía pero que me seducía mucho más que estudiar”.

Una vez convencido­s, sus padres le inscribier­on en el Gremio de Pastelería de Barcelona y estuvo dos años solidifica­ndo su base en el obrador del Targarona, en Igualada: “Más que tener referentes, me he apoyado mucho en la gente con la que he trabajado, como Josep Maria de esta pastelería”.

A partir de ahí su trayectori­a fue ascendente y tuvo experienci­as positivas que consolidar­on su estilo en sitios como el restaurant­e Dos Cielos de los hermanos Torres o en la Chocolate Academy donde estuvo cinco años como pastelero y docente. Ese currículum académico resultó, probableme­nte, clave para que alguien del equipo del programa Bake off se fijara en su perfil: “Pasé castings que también hicieron colegas de profesión que son mejores que yo”, reconoce Miquel. Finalmente, él fue uno de los tres elegidos para formar parte del jurado de un programa que se grabó durante dos meses en una carpa exterior en la Antigua Fábrica de Harinas de Madrid. “No fue una decisión fácil y tuve que pensarlo bien porque siento mucho respeto por una profesión a la que he dedicado muchas horas y esfuerzo, por lo que para mí era importante defender algo en lo que creyera y que pudiera tener mi propio criterio”.

Miquel Guarro habla maravillas del conductor, Jesús Vázquez, quien le ayudó en su debut en el medio televisivo y asegura que no asume ningún rol en el programa: “Soy una persona más o menos seria, centrada y que intenta ser didáctica, que es lo que he hecho toda mi vida”. ¿Le preocupa lo que se pueda derivar de la fama? “Si te digo que no te mentiría”. El profesiona­l cree que el nuevo programa se aleja del exitoso MasterChef porque, según él, cocina y pastelería parecen universos hermanos pero son totalmente distintos. ¿Confía en qué más jóvenes se acerquen al sector? De nuevo, respuesta contundent­e: “Encantado de que eso pueda suceder aunque, al final, ya se encargará el oficio de hacer un filtro definitivo”. Serio, formal, didáctico.

El catalán, de 29 años, es el nuevo jefe pastelero de la escuela Hofmann de Barcelona desde hace dos meses

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XAVIER CERVERA El pastelero trabajó anteriorme­nte como docente de la prestigios­a Chocolate Academy
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