Calviño se opone al plan de Berlín y París de quitar el poder de veto a la CE
España se opone al plan franco-alemán de limitar los poderes de que dispone la Comisión Europea para garantizar la libre competencia en el mercado único y evitar que las empresas pueden abusar de posiciones dominantes. En este terreno, hasta el momento el Ejecutivo comunitario dispone de poder absoluto, tiene la última palabra, sólo recurrible ante el Tribunal de Justicia. Y así debe seguir siendo según Nadia Calviño, la ministra española de Economía y Empresa, que no quiere “cambios que puedan suponer un debilitamiento de esta política que hasta ahora ha venido siendo ejecutada de forma ejemplar por parte de la Comisión Europea”, según declaró ayer a la llegada de la reunión del Eurogrupo en Bruselas.
Ejemplar no es precisamente el adjetivo que utilizan ni Francia ni Alemania para definir la actuación de la comisaria de la Competencia, Margrethe Vestager, a quien han puesto en su punto de mira desde que, el mes pasado, se atrevió a bloquear la fusión de Siemens y Alstom, que París y Berlín consideraban esencial para competir con China en el sector ferroviario.
Los dos ministros de Economía de estos países utilizan expresiones mucho más críticas para referirse a Vestager, como la de “hacer el juego a China”, en palabras del francés Bruno Le Maire, y se pusieron manos a la obra presentando un manifiesto para una nueva política industrial, que tiene como punto principal el de modificar las leyes de la competencia.
Se trata de que en las fusiones se valore el control estatal y los subsidios de las compañías y que se tenga más en cuenta la posible competencia a nivel global. Además, reclaman introducir un derecho de apelación al Consejo de Ministros. Es decir, que serían los estados los que tendrían la última palabra para autorizar o vetar una fusión empresarial. Se trataría de un giro radical en la política de la competencia que mantiene la UE, y que Calviño defiende abiertamente. “Me consta que la Comisión está constantemente reflexionando y tratando de ver cómo se puede mejorar esta política y me parece que es un proceso deseable el de reflexión, siempre y cuando lleve a un refuerzo de esta política y no, por supuesto, a un debilitamiento de ella”, declaró la ministra, que hoy se entrevista con Margrethe Vestager.
El veto a la fusión fue el detonante para que Francia y Alemania se movilizaran definitivamente porque defienden crear gigantes empresariales europeos. Avisan que si no se permite la creación de grandes empresas capaces de competir a nivel mundial, la base industrial europea desaparecerá.