La Vanguardia

Otra exhibición de Messi eleva la distancia del Barça en la Liga

El Barça acaricia la Liga el día en que el Villamarín corea al crack tras su ‘hat-trick’

- CARLES RUIPÉREZ

La Liga se estaba decidiendo ayer para el Barcelona al mismo ritmo y tiempo que las gradas del Benito Villamarín se vaciaban ante la exhibición de Leo Messi, que aprovechó el regalo del Atlético para poner 10 puntos de colchón al frente de la tabla a falta de 10 jornadas. La Liga se queda sin emoción igual que el escenario de la final de Copa del Rey se quedó sin público. A la afición bética no le quedó más remedio que pasar de pagar su enfado con su equipo a rendirse a la evidencia de que la estrella del Barça es inalcanzab­le, para ellos, sí, pero también para el Real Madrid y el Atlético.

Escarmenta­do por el 3-4 del Camp Nou, Valverde retocó el once para cambiar de sistema. Cayó del pedestal Coutinho, que no se puede considerar titular en el equipo de gala ni estando Dembélé lesionado, para encumbrar a Arturo Vidal. Valverde regresó al 4-4-2 que ya utilizó en el Villamarín en su anterior visita. El incorrupti­ble Quique Setién ha conseguido que hasta los grandes se adapten a su Betis y no al revés. El Madrid se plantó en Heliópolis con tres centrales y dos carrileros para calcar el esquema verdiblanc­o, y el Barça quiso igualar sus cuatro centrocamp­istas aun renunciand­o a un tercer punta.

En su día, Joaquín Caparrós, ahora de nuevo en el Sevilla, definió jugar contra el Barcelona en el Camp Nou como sentarse en la silla del dentista, un mal trago que hay que pasar una vez al año. Jugar contra el Betis de Setién es como ir al oculista, que te apunten con esas máquinas puntiaguda­s cerca del ojo y te pongan esas incómodas gotas. Durante un par de horas ves un poco borroso. La presión por todo el campo modifica la mirada. La obsesión por mimar la pelota obliga a fijarse más en la verticalid­ad y la finalizaci­ón que en la posesión.

Hasta a la gente del Villamarín les cuesta entender ese juego y se desespera. Y más si enfrente está Leo Messi, al que no se le puede dar facilidade­s ni espacios. El Betis siempre es fiel aunque no se puede decir que sea efectivo. En cambio, el Barça, con Valverde, es más pragmático que fundamenta­lista, pero sobre todo es resolutivo, aprovecha cada resbalón de sus rivales por el título para abrir más brecha y acercarse un poco más a la Liga.

El más valiente en el escenario de presión asfixiante fue Arthur, que no paró de pedir el balón, aunque estuviese de espaldas en la frontal de su propia área, mientras que Arturo Vidal estaba pendiente de Canales, pero con el balón pasaba a ser el mediapunta que era Paulinho.

Pero fue el pequeño brasileño quien forzó una falta en el borde del

LAS DOS CARAS DE LA MONEDA El Betis tiene un problema serio de finalizaci­ón, algo imperdonab­le si delante está el mejor del mundo

PRAGMÁTICO Y MUY EFICAZ Valverde aprendió de la derrota del Camp Nou, adaptó su esquema y el líder ya saca 10 puntos al Atlético

área muy protestada por la afición bética, que se temía lo peor. Y acertaron. Porque la posición era inmejorabl­e para Messi, que limpió las telarañas de la escuadra de la portería de Pau López, al que le sorprendió el disparo a su palo. Eso sí, el trallazo teledirigi­do era inapelable para desquitars­e de tres meses sin marcar de falta.

Pese a marcar pronto, el Barça no controló el partido y se vio tentado a salir al contragolp­e, algo que interpreta­ron a la perfección Ter Stegen con sus pases en largo y Messi, que dejó solo a Luis Suárez, al que le salió un tiro de canario. Quien no perdió la oportunida­d de hacer el segundo antes del descanso fue el argentino. El nueve le devolvió la asistencia de tacón al corazón del área, y Messi llegó antes que tres defensas que le perseguían para anotar.

¿Qué pasaría si el Betis tuviese a Messi? Todo cobraría sentido. Como lo tiene para el Barcelona, superior en la Liga y candidato a todo. Porque el Betis tiene un serio problema de pegada. No lo ha resuelto con Jesé. Y esa flaqueza se vio perfectame­nte cuando el delicado Canales se plantó ante Ter Stegen para poder poner el 1-2, pero chutó fatal con la zurda. No se puede definir peor.

Parecía que el propio Luis Suárez, delantero de olfato, se estaba contagiand­o de la penosa puntería de los locales en la segunda parte, cuando falló dos mano a mano con el portero bético. En el primero se quedó sin ángulo tras regatear al meta. En el segundo, tras otro pase de Ter Stegen en largo y un error de bulto de Bartra en el salto, llegó cansado al área y cruzó demasiado. Pero a Suárez no se le olvida lo de marcar goles así como así y lo demostró en una jugada en la que se vistió de Ronaldo y, con potencia, regateó a los tres defensas antes de batir a Pau López. Faltaba media hora y el Villamarín se empezó a vaciar. Los que se quedaron aplaudiero­n el gol, por fin, de Loren Morón y ovacionaro­n a Messi cuando logró el

hat-trick con una vaselina desde la frontal propia de un elegido. Leo salió a hombros de Sevilla, y el Barça tiene vía libre en la Liga.

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Directo a la escuadra. Con este gran lanzamient­o de falta, Leo Messi abrió el marcadoran­te un tapado Pau López
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RAÚL CARO / EFE

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