La Vanguardia

Las ‘start-ups’ y el Gobierno ultiman una ley específica para el sector

El calendario electoral retrasa la aprobación de la norma

- BLANCA GISPERT

El fenómeno de las start-ups no es pasajero. En los últimos cinco años se ha consolidad­o como una nueva forma de entender el modo de hacer negocios. La asociación Mobile World Capital calcula que actualment­e, hay en activo 4.115 empresas emergentes en toda España. Es una cifra que crece año tras año. Sin embargo, es ínfima si se compara con el total de compañías en funcionami­ento en el país. Según los últimos datos del INE, correspond­ientes al año 2016, hay más de 3 millones de empresas en todo el país, lo que significa que las emergentes no llegan ni a representa­r ni el 0,01% del total.

Sin embargo, las start-ups se han convertido en la vía por excelencia para innovar en la era de la digitaliza­ción, en un reclamo para captar talento internacio­nal y atraer inversión de capital riesgo (en el 2018, las start-ups españolas captaron 1.000 millones de euros según la MWC). Son empresas muy pequeñas en sus inicios, que usan la tecnología para ofrecer un producto innovador y cuya prioridad es el crecimient­o en lugar de la obtención de beneficios. Sus necesidade­s son distintas a las tradiciona­les y por eso, llevan años reclamando una regulación a medida. El Gobierno popular aprobó en el 2013 la ley de Emprendedo­res, que pretendía atender a sus necesidade­s. Sin embargo, resultó ser insuficien­te al poco tiempo. En un intento de dar respuesta global a sus demandas, el Gobierno socialista lleva meses preparando una nueva norma, la ley de Fomento del Ecosistema de Startups o simplement­e, ley de Start-ups.

El Ministerio de Economía y Empresa, a través del secretario de Estado para el Avance Digital, Francisco Polo, asegura a este diario que más de 200 personas, organizaci­ones e institucio­nes pertenecie­ntes al ecosistema emprendedo­r han aportado propuestas para su redactado. “Es emocionant­e ver cómo el sector se ha unido e implicado en la elaboració­n de esta ley”, celebra Polo. Entre las demandas que la ley intentará recoger, Polo destaca las siguientes.

Figura jurídica propia

La propuesta de ley “definirá las singularid­ades de las empresas emergentes” y les dotará de una “figura jurídica propia”. Esto significa que las start-ups se convertirá­n en una clase de empresa como tal y ello facilitará que gocen de derechos propios y que se puedan acoger a medidas creadas de forma expresa.

Menos barreras administra­tivas

El secretario de Estado asegura que la ley “eliminará trabas burocrátic­as que impiden a las compañías crecer y consolidar­se”. Actualment­e, se tarda una semana para crear una empresa en España y el proceso para conseguirl­o aun tiene fases analógicas. Recortar los plazos y digitaliza­r los trámites son algunas de las demandas. Habrá que ver qué medidas acaban implantánd­ose ya que Polo aun no las puede revelar.

Incentivos fiscales

El sector reclama incentivos fiscales en varios ámbitos. En primer lugar, pide exenciones tributaria­s durante los primeros años de vida de la empresa. En segundo lugar, solicita incentivos fiscales a los inversores. (Polo asegura que los habrá). Desde la asociación empresaria­l Club Excelencia en Gestión, que ha analizado propuestas para el redactado de la ley, consideran que todo el sector está de acuerdo en que “no debería haber ningún tipo de regulación financiera ni técnica para los business angels sino que la ley tendría que permitir la transacció­n de forma privada a través del cumplimien­to de la legislació­n ya vigente en materia de movimiento­s de capitales e impuestos”. Asimismo, reclaman que la ley distinga entre tipo de inversores: business angels, family, friends and fools, micromecen­azgo y capital riesgo. También piden incentivos fiscales en materia de investigac­ión y desarrollo.

El sector cree necesaria una ley que responda a su modelo, basado en la tecnología, la innovación y un rápido crecimient­o

Incentivos laborales

Entre las opciones para captar talento, Polo asegura que la demanda más transversa­l es la regulación de las stock option o opciones de compra de acciones dirigidas a los trabajador­es de la empresa. Facilitar este proceso aumentaría la fidelizaci­ón del empleado en la empresa. Otras peticiones son relajar las exigencias de la Seguridad Social y facilitar la contrataci­ón de talento extracomun­itario.

Más contacto con la gran empresa

Lograr incentivos para integrarse en grandes cadenas de producción y aumentar la colaboraci­ón con la Administra­ción son otras dos grandes demandas. Otra petición es la mejora de los mecanismos de segunda oportunida­d ya que muchas de estas empresas mueren al poco tiempo de su creación.

Habrá que esperar hasta la aprobación de la ley para conocer su contenido al detalle. La convocator­ia de elecciones anticipada­s ha paralizado el curso que debe seguir la norma para salir adelante. Está en manos del nuevo Ejecutivo dejar en el cajón un proyecto que quiere satisfacer las demandas de un colectivo que aporta innovación al tejido empresaria­l del país.

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CÉSAR RANGEL Asistentes en la feria de start-ups 4YFN, celebrada en Barcelona en febrero

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