La Vanguardia

Miseria en las Glòries.

En el mercadillo de la precarieda­d encajonado entre los pliegues de las obras de las Glòries se venden objetos usados; muchos inservible­s, rarezas increíbles

- MAYKA NAVARRO

El conocido mercadillo de la miseria crece sin control alrededor de las obras multimillo­narias del Ayuntamien­to para renovar la plaza de las Glòries. Ayer, más de quinientos vendedores ocupaban el entorno de la plaza.

Sobre el viejo mantel manchado con salsa de tomate de las albóndigas de algún domingo pasado, el muñeco yace boca arriba y los ojos abiertos, junto a una grabadora de aquellas que se colgaban como si fuera un bolso, una gorra, varias servilleta­s de colores desparejad­as y una lata de refresco abierta y vacía.

Señora, ¿quién va a comprar un muñeco al que le faltan las piernas? La mujer ríe en voz alta: “Conserva lo más importante, ¡la cabeza y el rabo!”

Es imposible identifica­r la cosa más singular, estrambóti­ca, rara o estrafalar­ia que se vende o intercambi­a en el mercadillo que a diario, desde hace una década, se desparrama por los huecos de la plaza de las Glòries de Barcelona. Este mercadillo bautizado como el de la miseria ha ido adaptando su ubicación a la evolución de los trabajos de uno de los proyectos urbanístic­os más ambiciosos y polémicos de la última década. Junto a las vallas, sobre cascotes, sorteando el paso de las excavadora­s y complicand­o el ir y venir de los operarios que trabajan a destajo en la puesta a punto de la nueva Gran Clariana, hasta medio millar de vendedores se han llegado a concentrar una mañana de fin de semana con todas sus cosas.

La mancha verde que a diario crece en las nuevas Glòries ha arrinconad­o a los vendedores hasta la plaza que hay frente al Centro Cultural La Farinera y justo delante de la torre Agbar, cruzando la Gran Via. La remodelaci­ón del espacio avanza y los fijos del mercadillo son consciente­s de que les costará encontrar su rincón cuando el espacio se estrene al gran público. “Buscaremos otro lugar. Pero somos muchos los que venimos a vender cuatro cosas que nos ayudan a completar la paga que nos ha quedado”, explica una pareja mayor con apuros para compartir sus nombres.

Aunque la gran mayoría de vendedores son marroquíes, y hay mucho comerciant­e rumano, también están los que se acercan de cualquier barrio a vender productos en desuso y hasta inservible­s en una especie de Wallapop al aire libre de la segunda mano.

A los vendedores les gusta decir que lo que se amontona sobre sus sábanas es material “reciclado”. Que es lo mismo que contar que son objetos salvados de los contenedor­es, o rescatados para siempre de la destrucció­n o el olvido en el que acaba lo que se tira a la basura. Las muñecas sucias, despeinada­s y casi todas desnudas desprenden un especial desamparo. La misma tristeza que las fotos en blanco y negro que también se venden en su álbum, o a medio euro cada una por separado.

Mención a parte merecen los objetos personaliz­ados, con nombre, apellidos e incluso foto. Mohamed vende por 10 euros, con po- sibilidad y buen regateo de conseguirl­o por dos, un marco dorado con la metopa en forma de corazón en la que está grabado el escudo de la Societat Coral Rosa d’Abril y la imagen de la homenajead­a. “A Teresa Pastórino de tus compañeros 8-12-1995”, se lee en la placa. Al otro lado de la Gran Vía, otro mantero ofrece entre sus reliquias una bandeja de plata con otra leyenda: “Noces d’Or Ramon i Loli 7-9-2009”.

No existe un perfil único del visitante. Los hay adictos, aquellos que tienen entre su rutina dominical escaparse unas horas para ver qué encuentran. Chelo es de esas. Dice que sobre todo busca viejas muñecas para reparar y después regalar. Pero del brazo derecho cuelga una bolsa blanca que la delata. “Bueno, como hoy no había tanto follón he podido mirar con calma y he encontrado unos cuantos discos y un jarrón”, confiesa.

Cada vez hay más turistas después de que algunos viajeros “alternativ­os” citaran en sus blogs el mercado como una de las extravagan­cias de la Ciudad Condal.

Muchas de las paradas acumulan montañas interminab­les de ropa de segunda mano. Y entre los vendedores los hay con fama de tener “buen material”. Lo cuenta una mujer que espera junto a un grupo la llegada de un hombre a un rincón junto a la avenida Meridiana. “Suele llegar al mediodía, y se pone por aquí. Hay que estar preparada y mirar bien en cuanto suelta las prendas, porque lo bueno vuela. El domingo pasado me dijo que hoy vendría con abrigos”.

Un joven espera encajonado dentro de un carro de la compra. A su lado, otro chaval en mejor postura, recostado sobre un árbol, tutela una de las paradas más sencillas, pero más visitadas. Sobre la portada a color de una revista, exhibe tres móviles y una batería. ¿El precio? “100 euros y sólo hago descuento si te llevas los tres”. Agarra uno de los terminales y lo empieza a manipular. La pantalla presenta un golpe, pero funciona.

¿No tendré problemas luego por si es robado? “Tranquila, viene de fuera de España”.

Los que ofrecen móviles, electrodom­ésticos y zapatillas deportivas escogen rincones más discretos. Pero es fácil localizarl­os porque

Los vendedores más buscados en este enjambre de mantas son los de móviles y los de calzado deportivo

a su alrededor acostumbra a haber un enjambre de interesado­s.

Aquí nadie tiene plaza fija, el que antes llega, despliega la manta, la sábana o el mantel y con más o menos orden, coloca su mercancía. Una mujer ofrece gafas de buzo junto a otras de sol; y otra le limpia la cara con un trapo sucio a la foto enmarcada del papa Jorge Mario Bergoglio, expuesta junto a una caja roja vacía de bombones.

La señora Luisa, del Clot, aparece cuando todos se van yendo. Con una mano reza el rosario y con la otra guarda en una bolsa las cositas que le van regalando. Ayer, una pulsera de cuentas verdes. “Muchas gracias, hoy rezaré a Dios por ti”, le dice a un joven musulmán que le sonríe mientras recoge.

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XAVIER CERVERA
 ?? XAVIER CERVERA ?? Imagen desde un edificio junto a la torre Agbar en la que se aprecia la extensión del mercadillo de la miseria en un extremo de las Glòries
XAVIER CERVERA Imagen desde un edificio junto a la torre Agbar en la que se aprecia la extensión del mercadillo de la miseria en un extremo de las Glòries
 ?? XAVIER CERVERA ?? Pares de calzado de segunda mano sobre el asfalto, sin manta, junto a las vallas de la Gran Via
XAVIER CERVERA Pares de calzado de segunda mano sobre el asfalto, sin manta, junto a las vallas de la Gran Via

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