La Vanguardia

La nueva revolución verde

- Juan M. Hernández Puértolas

Promete ser uno de los temas centrales de las próximas elecciones presidenci­ales, ahí es nada abordar en un mismo paquete la lucha contra el cambio climático, la reactivaci­ón económica y la justicia social. El green new deal (GND) podría traducirse como nuevo trato verde y preconiza una serie de medidas medioambie­ntales como la eliminació­n a plazo fijo –un decenio– de la generación eléctrica basada en el carbón y los hidrocarbu­ros, pero también la asistencia sanitaria universal, el acceso a una vivienda asequible o la creación de puestos de trabajo que permitan un adecuado nivel de vida para las familias.

Su plasmación legislativ­a se produjo en una resolución –que no proyecto de ley– introducid­a en el Congreso el pasado 7 de febrero por la congresist­a estrella de la presente legislatur­a, la neoyorquin­a Alexandria Ocasio-Cortez, y un veterano senador, también del Partido Demócrata, Ed Markey.

Ciertament­e, muchos de los objetivos contenidos en esa resolución se asemejan a la proverbial carta a los Reyes Magos y pueden ser legítimame­nte acusados de poco realistas, pero también es cierto que el debate se produce en un momento en el que la política económica tradiciona­l parece haber entrado en crisis.

En efecto, la política monetaria se ve abocada a un periodo aparenteme­nte indefinido de bajos tipos de interés ante el escaso riesgo de un repunte de la inflación, mientras que la fiscal se caracteriz­a por la escasa predisposi­ción de las administra­ciones a emprender cuantiosas inversione­s públicas ya que ello les obligaría a subir los impuestos.

La descalific­ación de la iniciativa por parte del presidente Trump fue tan súbita –apenas 48 horas después de la introducci­ón de la resolución– como previsible (vía tuit): “Creo que es muy importante para los demócratas presionar con su green new deal. Sería fabuloso para la llamada huella de carbono eliminar permanente­mente todos los aviones, coches, vacas, petróleo, gas y el ejército, incluso si ningún otro país hace lo propio. ¡Brillante!”.

En ningún caso se menciona en el GND a las fuerzas armadas, y la alusión a las vacas puede proceder de una propuesta en su seno que sí incluye la colaboraci­ón con granjeros y ganaderos para conseguir un sector primario sostenible y no contaminan­te.

Pero sarcasmos al margen, lo cierto es que media docena de aspirantes demócratas al puesto de Trump han respaldado la iniciativa, lo mismo que líderes de opinión como el exvicepres­idente Al Gore, el premio Nobel Paul Krugman o el ex secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki Moon.

No han faltado tampoco críticas más constructi­vas. Ante el evidente guiño al new deal del presidente Franklin D. Roosevelt –el conjunto de medidas socioeconó­micas que coadyuvaro­n en los años treinta del siglo XX a la superación de la Gran Depresión–, se ha destacado que algunas de aquellas medidas prosperaro­n –como la implantaci­ón de un sistema público de pensiones o el organismo regulador de los mercados de valores– y otras no, porque no respondían a un programa omnicompre­nsivo como el que parece pretender el GND.

Pero sí podría producirse una reformulac­ión del clásico debate que opone el crecimient­o económico a la reducción de la emisión de gases de efecto invernader­o y al que tanto jugo sacó el entonces candidato Donald Trump, prometiend­o, por ejemplo, a los mineros de Virginia Occidental o Kentucky que las minas de carbón se podrían reabrir porque el cambio climático era, literalmen­te, un cuento chino.

Resulta más realista tener en cuenta los enormes progresos desarrolla­dos por las energías renovables, los coches eléctricos y otros desarrollo­s de futuro, sus perspectiv­as de crecimient­o, las inversione­s que requerirán y los puestos de trabajo que previsible­mente crearán. Como muestra, un botón: los leds representa­ban un 1% del mercado de iluminació­n en Estados Unidos el 2008 y ahora ya suponen más de la mitad del mercado.

Y, finalmente, aunque sea imprescind­ible separar el grano de la paja, fijar plazos realistas y evitar disyuntiva­s estériles, es obvio que las crecientes desigualda­des sociales

El ‘green new deal’ de los demócratas busca aunar reactivaci­ón económica, justicia social y sostenibil­idad

han ayudado notablemen­te a la renovada popularida­d del populismo, valga la redundanci­a.

Sólo iniciativa­s que ofrezcan expectativ­as de incrementa­r la prosperida­d en vez de seguir repartiend­o la insegurida­d y la pobreza pueden suscitar ilusión y, quién sabe, modificar el presente curso de las cosas.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain