La Vanguardia

Calma chicha en la ‘Grosse Koalition’

El Gobierno de conservado­res y socialdemó­cratas de Merkel cumple un año entre el desapego de muchos votantes y la resilienci­a de la canciller

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

La gran coalición de conservado­res y socialdemó­cratas que gobierna Alemania y que preside la canciller Angela Merkel acaba de cumplir un año, sumida en la calma chicha después de fenomenale­s broncas internas en meses anteriores, y unida ahora en un común objetivo: resistir hasta el final de la legislatur­a, previsto por calendario para el otoño del 2021. Y, desde luego, no irritar a los electores de cara a las elecciones europeas del 26 de mayo y a los relevantes comicios regionales en tres länder del este (Brandembur­go, Sajonia y Turingia) el próximo otoño.

La Grosse Koalition (gran coalición) a la alemana –es decir, la alianza de gobierno de los dos partidos más votados– suele ejercer fascinació­n en la política europea, al analizarse como un ejercicio de responsabi­lidad de los socios. En Alemania, sin embargo, la actual dista de convencer a la ciudadanía. Según un sondeo de la cadena pública ARD para la ocasión, sólo el 30% de los alemanes está satisfecho o muy satisfecho con el trabajo del Gobierno federal, y el 70% está menos satisfecho o no lo está en absoluto.

Esta gran coalición no es la primera que lidera Merkel: su formación, la democristi­ana CDU, y su socio histórico, la socialcris­tiana CSU bávara, gobernaron ya antes dos veces con el socialdemó­crata SPD, en las legislatur­as 2005-2009 y 20132017. Esa última legislatur­a ya nació con dolor, y las negociacio­nes fueron tan arduas y generaron tal cacareo en los medios que se popularizó la abreviatur­a GroKo, y la Sociedad para la Lengua Alemana la eligió palabra del año del 2013.

Pero el actual Ejecutivo, que arrancó oficialmen­te el 14 de marzo del 2018, lo tiene peor. Supuso la más larga búsqueda de gobierno en Alemania en su historia de posguerra: casi seis meses desde las elecciones del 24 de septiembre del 2017. Angela Merkel, frágil vencedora, se vio obligada a extenuante­s negociacio­nes primero con liberales y verdes –sin éxito– y luego con los socialdemó­cratas. Merkel logró así su cuarto mandato como canciller, que desea mantener hasta el 2021, como indicó al no presentars­e a la reelección como presidenta de la CDU. Dejó así la vía expedita para que fuera elegida nueva presidenta en diciembre Annegret Kramp-Karrenbaue­r, persona de su confianza.

Para entonces, el Gobierno había registrado dos fuertes conflictos internos. A inicios del verano del 2018, Merkel afrontó la disputa migratoria que le organizó su propio ministro del Interior, el socialcris­tiano Horst Seehofer, quien exigía poder rechazar a migrantes en la frontera en unos supuestos disonantes con la política de asilo de la canciller. La CSU temía un auge de la ultraderec­hista Alternativ­a para Alemania (AfD) en las elecciones de Baviera de ese octubre y se apuntó al discurso antiinmigr­ación. Merkel urdió entonces acuerdos bilaterale­s ad hoc –entre ellos, uno con España– para aplacar a la CSU.

El segundo gran encontrona­zo se produjo en septiembre, cuando Seehofer se resistía a destituir al jefe de los servicios secretos, HansGeorg Maassen, quien había puesto en duda que en las marchas y disturbios de la ultraderec­ha en Chemnitz hubiera habido acoso a extranjero­s en las calles. El SPD exigió a Merkel el cese de Maassen, y tras una trifulca de varios días, Seehofer acabó cediendo y le destituyó.

En puridad, la tensa paz actual obedece en buena medida a que la CSU constató en las elecciones bávaras que el discurso antiinmigr­ación no le había funcionado, a que Merkel tiene fecha de caducidad y a que el SPD, debilitado en los sondeos, siempre ha dado a entender que la gran coalición la pactó con ella. En ese pacto hay una cláusula de revisión a mitad de legislatur­a, que tocaría realizar este otoño, pues se computa desde las elecciones.

Pero los mismos sondeos que indican descontent­o con la gran coalición recogen otro dato crucial: el 52% de los alemanes está satisfecho o muy satisfecho con la labor de Merkel, la misma puntuación que tenía en marzo del 2018. Con ese respaldo personal, y con la sólida reputación internacio­nal de una mujer que apuntala la imagen de Alemania en el mundo, este Gobierno parece destinado a aguantar.

Tras las broncas por la política de asilo y por el cese del jefe del espionaje, el Ejecutivo alemán busca resistir

 ?? PHILIPP GUELLAND / EFE ?? Pilar del Gobierno Sólo el 30% de los alemanes está satisfecho o muy satisfecho con el trabajo del Ejecutivo federal, pero en cambio un 52% lo está con el trabajo de la canciller Merkel (en la foto, en un acto el viernes en Munich)
PHILIPP GUELLAND / EFE Pilar del Gobierno Sólo el 30% de los alemanes está satisfecho o muy satisfecho con el trabajo del Ejecutivo federal, pero en cambio un 52% lo está con el trabajo de la canciller Merkel (en la foto, en un acto el viernes en Munich)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain