La Vanguardia

Listas a medida de los líderes

Sánchez impone su criterio y aparta a todos los candidatos propuestos por Andalucía Los afines a Rajoy y Santamaría consideran que Casado está siendo muy “cruel” Rivera presenta como candidato a Edmundo Bal y renueva la candidatur­a madrileña

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La confección de las listas electorale­s ha puesto en evidencia que si bien todos los partidos han asumido el compromiso de mejorar los mecanismos de democracia interna, a la hora de la verdad, los líderes de los partidos deciden quién y cómo va a ocupar puestos relevantes en las listas.

Ninguno de los jefes de partido en liza en esta campaña del 28-A parece dispuesto a dejar al albur del debate militante la selección de los principale­s candidatos. Todos, en mayor o menor medida, han impuesto su criterio y las personas de su confianza desbancand­o así a los adversario­s o a los afines de sus adversario­s.

La depuración que ha hecho el líder del PP, Pablo Casado, entre los diputados que en las primarias en la que resultó elegido se inclinaron por alguno de sus adversario­s tiene pocos precedente­s. En este sentido resulta paradójico, aunque no sorprenden­te, que un proceso de elección interna haya servido, al final, para señalar a los adversario­s y apartarlos de la carrera política.

Pedro Sánchez también ha operado de un modo parecido apartando a quienes en su día apoyaron la maniobra que le dejó fuera de la secretaria general del partido. En particular, los afines a Susana Díaz, que ayer sí, sin ambages, anunció que tomaba nota del hecho de que ninguno de los nombres que ella apoyaba ha sobrevivid­o a la criba impuesta por la dirección del partido.

Podemos es quien quizás ha ofrecido una imagen más pacífica en la batalla por la confección de las listas del 28-A, pero no hay que olvidar que el partido de Iglesias ya hizo su particular purga hace tiempo, tras la fractura de Vistalegre. Para muestra, la de Íñigo Errejón.

También en Ciudadanos ha quedado claro que Albert Rivera ha acabado imponiendo su criterio y a sus personas de confianza en la confección de las listas electorale­s, de las que han caído algunos de los diputados presentes en la primera legislatur­a, en la que Ciudadanos empezó a hablar de tú a tú con quienes hasta entonces habían protagoniz­ado casi cuarenta años de bipartidis­mo, el PP y el PSOE.

El malestar interno en Ciudadanos sólo tiene parangón en la inquietud que reina en el seno del PP, donde la vieja guardia de Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría observa consternad­a como uno tras otro van cayendo de los lugares relevantes quienes antes los habían ocupado.

Tampoco ha resultado pacífica en Catalunya la elaboració­n de la lista de Junts per Catalunya, en la que Carles Puigdemont ha logrado imponer su criterio por encima de su partido matriz, el PDECat.

De lo que no hay duda es de que, así las cosas, el líder que obtenga un mal resultado el 28 de abril va a pasarlo mal. La venganza será terrible.

El líder del PSOE se ha asegurado de que todos los primeros puestos le sean fieles

El jefe de filas del PP ha apartado a quienes le combatiero­n en las primarias del partido

Rivera sigue buscando candidatos sorprenden­tes para renovar sus listas

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