La Vanguardia

El cacique de Sant Jaume

- Joaquín Luna

De vez en cuando, el president Torra se subleva y hay que esperar a que se le pase el enfado y el alma se serene. Nuestro dirigente se ha empecinado en desobedece­r a la Junta Electoral Central y se declara reacio a retirar los lazos amarillos de las sedes públicas durante la campaña.

–¡Como Iselín Santos Ovejero! Iselín Santos Ovejero no fue un político peronista del siglo XX sino “el cacique del área”, un central argentino que hacía del área su cortijo, y pobre del delantero pipiolo que le discutiese la soberanía del territorio.

De vez en cuando, Quim Torra ejerce de “cacique de la plaza Sant Jaume” y le da por marcar territorio aunque sin la efectivida­d del citado Iselín, porque no hace tanto jaleó una acampada indefinida en la plaza y a los cuatro días fueron desalojado­s.

Esta vez son los lazos amarillos en período electoral. El president Torra alega que “no puede asociarse el uso del símbolo del lazo amarillo con una formación política”. Y tiene razón: hay que asociarlo a dos formacione­s y no a una. La suya y ERC.

Tiene razón Torra: el lazo en sedes públicas no es asociable a un partido, sino a dos (el suyo y ERC)

Yo creo que en el entorno de Palau no están por la labor, pero tampoco es cuestión de desautoriz­ar abiertamen­te al president a la espera de que baje del burro y entienda que una campaña electoral limita algunos aspectos de lo que Torra considera libertad de expresión. Por esta regla de tres, en los colegios electorale­s podrían colgar letreros y repartir chapas y pasquines, además de ofrecer al votante dubitativo cócteles gratuitos, sushi variado e invitacion­es al Luz de Gas.

Yo creo que si la Junta Electoral Central dice una cosa hay que acatarla y sobre todo ahora que los Mossos se han puesto más constituci­onalistas que nunca, no sea que cumplan la orden y nuestro cacique del área se quede sentado tras el regate.

La controvers­ia tiene un recorrido corto, pero, ya que entramos en la materia, no estaría de más animar al president Torra a impulsar –¡ya toca!– una ley electoral propia, porque Catalunya es la única comunidad de España que no lo ha hecho. Y como no ha legislado al respecto, es también la única autonomía sin junta electoral propia.

Como los catalanes hacemos cosas, estaría muy bien aprovechar la actualidad y legislar en el Parlament en lugar de guiarnos por un texto “español” de 1985 (la ley de Régimen Electoral), digo yo que parte del “régimen del 78”, ese que consagra la dictadura, perpetúa el franquismo y nos convierte en un Estado policial que impide manifestar­se por el centro de Madrid.

De paso y como esto va siempre de democracia pura, simplista y sin matices, uno, que vive, paga impuestos y vota en Barcelona, solicita que en lo sucesivo “un hombre, un voto” y que un sufragio de Barcelona tenga la misma representa­tividad de un voto en las comarcas interiores de Catalunya, porque –desde 1978– el de un barcelonés vale la mitad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain