El control de los tiempos
La cúpula del PSOE celebra la derrota de Díaz: “No se echa un pulso al Gobierno”
El PSOE admite su intención de explotar el filón de la “desesperación” que a su parecer muestran Casado y Rivera por medirse al presidente del Gobierno en un cara a cara.
Ya advirtieron en el PSOE que “el mejor regalo” que le hizo Mariano Rajoy a Pedro Sánchez fue permitirle llegar a las próximas elecciones generales como presidente del Gobierno. Un perfil que sus estrategas creen que Sánchez consolidó en estos nueve meses en la Moncloa, y que ahora puede explotar ante el 28-A: “Ser presidente es una herramienta poderosísima”, admiten.
El líder del PSOE ocupa ahora el centro del escenario, tiene sobre sí todos los focos, puede condicionar los debates y la agenda de sus rivales. “Además de decir, puede hacer”. Y parte en esta carrera electoral con gran ventaja sobre sus competidores, a derecha e izquierda, según registran todas las encuestas.
En el comité electoral de Ferraz –que dirigen José Luis Ábalos e Iván Redondo– tienen establecida su estrategia ante los debates televisivos en los que participará Sánchez: en la “cita a cinco” prevista por Atresmedia para el 23 de abril –cinco días antes de la cita con las urnas– intentará evidenciar que las tres derechas son sólo una, metiendo en el mismo saco a Pablo Casado, Albert Rivera y Santiago Abascal. Y en un cara a cara con el líder del PP, la idea sería ningunear al presidente de Cs. Ahora bien, Sánchez sigue sin confirmar su debate con Casado. Para que se siga cociendo con Rivera en su propia salsa, pugnando por ser quien represente la alternativa a Sánchez. Así lo corroboró ayer el propio Ábalos, después de que tanto Casado como Rivera hayan reclamado un cara a cara con el presidente del Gobierno. “Estamos abiertos a debatir. Pero no vamos a ir a remolque de la desesperación de nadie”, atizó. “Casado necesita que se le visualice como alternativa, porque su mayor problema es que no lo es con claridad, ya que su proyecto es una coalición a tres. Es un problema de debilidad, y necesita ser la referencia de los tres. Esto se acrecienta cuando Rivera también pide su propio debate”, argumentó. “Lo normal es que si hay un debate cara a cara se haga entre los que pueden presidir. ¿Rivera es el candidato a la presidencia o lo es Casado?”, insistió Ábalos.
Es pura estrategia electoral de unos y otros, admitió. Y la del PSOE, aseguró, “no es la del PP ni la de Cs”. “El cómo y el cuándo forma parte de nuestra estrategia electoral”, zanjó. Y mantuvo el suspense. Lo que sí rechazó es que los debates formen parte de la “cultura” del PP. Ábalos recordó así que José María Aznar, siendo candidato a la presidencia del Gobierno, no quiso un cara a cara en 1996 con Felipe González, entonces inquilino de la Moncloa. Tampoco en el 2000, siendo ya presidente, Aznar quiso un debate con el entonces candidato del PSOE, Joaquín Almunia. Ya en el 2004, el candidato del PP, Rajoy, renunció a un debate con el aspirante socialista, Zapatero. Y en el 2016, por último, siendo Rajoy presidente, tampoco quiso debatir con el candidato del PSOE, Sánchez. “La costumbre, en el caso del PP, es nunca”, ironizó.
Al día siguiente de que el comité federal del PSOE ratificara por unanimidad las listas electorales, Ábalos dio por zanjada la pugna con la líder andaluza, Susana Díaz, y celebró que las candidaturas reflejan “renovación, energía, ilusión y esperanza”. En la dirección del PSOE circula desde el domingo una antigua máxima atribuida a Felipe González: “Es posible echar un pulso a Ferraz, pero no al Gobierno de España”. Sánchez dobló el pulso de nuevo a Díaz, y en Ferraz lo celebran. Aunque critican que la líder andaluza se equivocó al plantear este desafío. Que tendrá consecuencias: “Gratis no le va a salir”.
Ábalos celebró en todo caso la importante renovación de todas las candidaturas del PSOE y del PSC, que cifró en un 80% en el Congreso, un 86% en el Senado y casi un 90% en el Parlamento Europeo. “Son unas listas para un proyecto ganador”, pronosticó.
Ábalos cifra en el 80% la renovación de las listas al Congreso, el 86% en el Senado y casi el 90% en el Parlamento Europeo