La Vanguardia

Sánchez mantiene el control sobre las finanzas catalanas

oeEl Gobierno no confía en Torra y lo justifica por la “incertidum­bre política” oeEl Ejecutivo busca marcar distancia con el independen­tismo en campaña

- JUAN CARLOS MERINO MAITE GUTIÉRREZ TONI BATLLORI

Qué lejos parece quedar ya la distensión entre Pedro Sánchez y Quim Torra que propició la fuente de Guiomar y se prolongó hasta la cumbre de Pedralbes, pese a que sólo han transcurri­do tres meses.

La Generalita­t cumple al fin el objetivo de estabilida­d impuesto por el Ministerio de Hacienda, al situar el déficit de Catalunya en el 0,44% al cierre del 2018. Aunque sea gracias al redondeo, ya que el objetivo era el 0,4%. Pero eso no significa, advirtió ayer la ministra María Jesús Montero, que el Gobierno vaya a relajarse y retirar la lupa de mil aumentos que, de manera excepciona­l en toda España, mantiene sobre las cuentas de la Generalita­t: “No hay previsión por parte del Gobierno de levantar el control reforzado”.

Con una única justificac­ión: “La incertidum­bre política no se ha revertido en Catalunya”, argumentan en Hacienda. Es evidente, por tanto, que Sánchez –al menos en periodo electoral– no se fía de Torra. “El control se estableció por la incertidum­bre política generada por las manifestac­iones que produjo, y produce, el Govern”, argumentó Montero.

El control reforzado sobre las finanzas catalanas –que implica mayores obligacion­es de informació­n que ninguna otra comunidad autónoma–, impuesto en el 2015 por su predecesor en el cargo en el Gobierno del PP, Cristóbal Montoro, para impedir que la Generalita­t gaste ni un euro en el proceso independen­tista, se mantendrá en vigor de manera indefinida. O hasta que el Govern realice “una declaració­n expresa de que no tiene ninguna intención de saltarse la legalidad vigente”, según admitió recienteme­nte la propia Montero.

Al Gobierno de Sánchez también le parece una broma que el Govern de Torra reclame ahora anticipos de la recaudació­n prevista en el 2019, ante la falta de presupuest­os en Catalunya, después de que las fuerzas que lo sustentan –PDECat y ERC– tumbaran hace poco más de un mes los presupuest­os generales del Estado, sin permitir siquiera su tramitació­n, dinamitand­o la legislatur­a en España. “¡Podían haberlo pensado antes!”, lamentan.

Las ministras Isabel Celaá y Meritxell Batet negaron también categórica­mente que Sánchez vaya a aceptar nunca un referéndum de autodeterm­inación en Catalunya. Tampoco para mantenerse en la Moncloa tras el 28-A, en caso de que requiera para ello del PDECat y ERC. Batet quiso cortar por lo sano la polémica suscitada por el líder del PSC, Miquel Iceta, al reconocer que habrán de establecer­se mecanismos si el respaldo al independen­tismo supera el 65%. “Es un tema absolutame­nte zanjado”, cortó la ministra de Política Territoria­l y cabeza de lista del PSC por Barcelona el 28-A. “El proyecto socialista combate de manera muy contundent­e el independen­tismo, y defiende el sistema constituci­onal y estatutari­o. Dentro de este sistema, ese referéndum no tiene cabida”, zanjó.

Y Celaá subrayó este rechazo, lo pida Torra o Pablo Iglesias: “No hay tal derecho de autodeterm­inación ni tal referéndum, no existe en la Constituci­ón. Eso es una raya roja para este Gobierno, y no contemplam­os nada que tenga que ver con eso en relación a la investidur­a”. Punto y final.

Las palabras de Iceta que pro

Celaá y Batet rechazan al alimón un referéndum para sumar apoyos a la investidur­a

El Gobierno critica que el Govern exija ahora anticipos: “¡Podían haberlo pensado antes!”

vocaron la polémica eran una respuesta a la pregunta del diario Berria en que le inquirían sobre qué habría que hacer en caso de que, en lugar de un 47% de votos independen­tistas en Catalunya, se alcanzase la cota del 65%. “Si el 65 por ciento de los catalanes quiere la independen­cia, la democracia deberá encontrar un mecanismo para encauzar eso”, dijo entonces el primer secretario del PSC.

Una respuesta a una pregunta concreta que se le ha atragantad­o en plena campaña, que ha dado munición al PP y Cs para acusar al PSOE de hacer el juego a los independen­tistas y que ayer Iceta tuvo que volver a matizar. “La solución [al conflicto territoria­l] es una acuerdo sobre autogobier­no y financiaci­ón que suscite un acuerdo mayoritari­o y que esté dentro de la ley”, señaló el líder de los socialista­s catalanes. Y para efectuar cambios de esa naturaleza son necesarios “acuerdos de dos tercios en el Parlament, un consenso que ahora no existe”, subrayó Iceta.

En las filas socialista­s consideran que las palabras de su secretario general se han tergiversa­do y que en realidad es una idea de “sentido común” que han compartido otros líderes políticos que han reflexiona­do sobre el pleito catalán: cualquier cambio de magnitud debe tomarse por mayoría cualificad­a, con un respaldo sólido, y la celebració­n de un referéndum, y mucho menos la independen­cia, no suscita ese consenso entre la sociedad catalana ni española. Y si las circunstan­cias fueran diferentes, habría que abordar esa demanda mayoritari­a.

Algo parecido subrayó poco antes del referéndum unilateral del 1-O el exministro Josep Piqué. En una entrevista en el El Español, Piqué señaló que cuando los independen­tistas sean más del 70% “no habrá Constituci­ón que lo pare. A partir del 1 de octubre debería trabajarse para revertir las cifras y lograr que sean el 70% de los catalanes los que apoyen la unidad de España”.

El ministro de exteriores, Josep Borrell, que ha destacado por su férrea oposición al independen­tismo, apuntó en la misma línea que Piqué y que ahora Iceta en más de una ocasión. “Si dos tercios de los catalanes quieren ser independie­ntes, habrá que reconocer la realidad. Pero estamos muy lejos de eso. Lo que no me vale es que me intenten colar el producto no por dos tercios sino por el 48% de los votos”. Declaró también a El Español poco antes de ser nombrado ministro con el Gobierno de Pedro Sánchez.

El hecho de reconocer que en caso de existir una demanda suficiente­mente mayoritari­a y constante de la independen­cia de Catalunya, el Gobierno tendría que dar una respuesta, no quiere decir que los socialista­s trabajen sobre ello, insistió Iceta. “No soy independen­tista, los socialista­s no consideram­os que la independen­cia sea buena para Catalunya”, subrayó.

El líder de los socialista­s catalanes añadió que su partido trabajará en un acuerdo político que tenga el apoyo de una “amplia mayoría” y que se base en el autogobier­no y la financiaci­ón. Un acuerdo, dijo, que si se llega a producir, se podría refrendar en las urnas en forma de reforma del Estatut o de la Constituci­ón. Un referéndum que incluya la opción de la independen­cia, insistió, está descartado por el socialismo.

Josep Piqué o Borrell también han dicho que si el soberanism­o llega a los dos tercios habrá que tomar decisiones

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DANI DUCH Las ministras Montero, Celaá y Batet
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