La Vanguardia

Derrota definitiva.

Miles de partidario­s del Brexit se manifiesta­n furiosos ante el Parlamento

- RAFAEL RAMOS Londres. Correspons­al

Cientos de partidario­s del Brexit se concentrar­on ayer a las puertas de Downing Street para presionar a Theresa May, que ayer sufrió el tercer y definitivo rechazo del Parlamento al acuerdo pactado con Bruselas.

En la mitología euroescépt­ica iba a ser el gran momento Brexit. Cuando el Big Ben diera las once campanadas (medianoche en el continente), el Reino Unido celebraría su día de la Independen­cia, su Bastilla, su 4 de julio o Quatorze Juillet, la ruptura de las cadenas que lo han tenido durante casi medio siglo atado a la Unión Europea. Los partidario­s de la salida iban a ponerse sus mejores galas, a festejarlo con champán o cava, darse besos y abrazos y lanzar fuegos artificial­es.

Pero en vez de eso, se reunieron delante del Parlamento entre deprimidos, chascados e iracundos, en una manifestac­ión de miles de personas con tintes de extrema derecha (aunque no todos los partidario­s del Brexit lo sean, ni mucho menos), con esfinges de Trump y presencia del exlíder del UKIP Nigel Farage y del reconocido fascista Tommy Robinson, algunos en uniforme militar de campaña, otros con chalecos amarillos a la francesa. Sólo faltaban el rey Carlos I y Oliver Cromwell para recordar al ambiente de la guerra civil inglesa del siglo XVI, cuando los legislador­es desafiaron el absolutism­o de la monarquía. Una guerra civil, eso sí muy civilizada, a la manera inglesa.

Todo ello horas después de que los Comunes votaran contra la versión descafeina­da del plan de May (el acuerdo de Retirada de la UE desgajado de la declaració­n política) por 344 a 286 votos (una diferencia de 58), hundiendo aún más al país en el pozo de la mayor crisis políticas desde la debacle de Suez en el 56. La primera ministra consiguió arrastrar hacia su acuerdo a un número de destacados euroescépt­icos como Boris Johnson, Dominic Raab, Iain Duncan Smith y Jacob Rees-Mogg, pero se topó con un grupo de brexiters ultras, el DUP norirlandé­s y la oposición en pleno, que le levantaron sin titubear el farol.

Tal como están las cosas, el Reino Unido saldrá de la Unión Europea el 12 de abril o bien sin acuerdo (los empresario­s reaccionar­on con desespero al resultado de la votación), bien con una prórroga larga que el Gobierno habría de negociar con Bruselas, y significar­ía la participac­ión en las elecciones europeas de finales de mayo. A estas alturas, la única alternativ­a es la revocación (no prevista) del artículo 50, y por tanto la cancelació­n del Brexit. Cualquier otro escenario (segundo referéndum, elecciones generales o Brexit blando a la noruega con permanenci­a en la unión aduanera, el mercado único o ambos), tendría que desarrolla­rse en los próximos meses, durante el aplazamien­to.

“Las implicacio­nes de la decisión tomada por el parlamento son graves y me temo que estemos llegando al final del camino en este proceso con la Cámara de los Comunes, vamos a tener que ponernos de acuerdo en un camino alternativ­o a seguir”, dijo compungida May después de una nueva derrota de su plan. Pero no tiró lo toalla. No anunció una fecha para su dimisión, y fuentes de Downing Street señalaron que contempla dos escenarios, o la convocator­ia de elecciones o (más probableme­nte) presentar de nuevo a votación el acuerdo de Retirada en una especie de playoff o desempate contra la opción que salga ganadora en el parlamento.

Hoy no hay un Oliver Cromwell sino un Oliver Letwin, el diputado tory que ha liderado el pulso de los Comunes contra el ejecutivo por el control del Brexit, y conseguido que se voten ocho posibles opciones para salir del atolladero. En la primera vuelta ninguna obtuvo mayoría absoluta, pero lunes o miércoles podría salir triunfador un cóctel de las distintas combinacio­nes de Brexit blando (la fórmula llamada Noruega plus, que no permitiría a Gran Bretaña firmar sus propios acuer

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La ira de los ‘brexiters’ hace posible un mayor peso político de la extrema derecha

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DANIEL LEAL-OLIVAS / AFP
 ?? FRANK AUGSTEIN / AP ?? A los partidario­s del Brexit se les acabó ayer la paciencia y dieron rienda suelta a su enfado frente al Parlamento británico
FRANK AUGSTEIN / AP A los partidario­s del Brexit se les acabó ayer la paciencia y dieron rienda suelta a su enfado frente al Parlamento británico

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