Josep Sánchez Llibre
Cades transforma el orujo en alcohol, tartrato de calcio, grano, biogás y biomasa
PRESIDENTE DE FOMENT
Los presidentes de CaixaBank y de Foment del Treball anunciaron ayer un acuerdo por el que la entidad financiera pondrá a disposición de los asociados de la patronal una línea de financiación por importe de 2.000 millones.
La uva es como el cerdo: no se tira nada”, resume Jordi Julià, gerente de Cades Penedès, la alcoholera que recoge los restos de la uva prensada en las bodegas tras la vendimia. Cades, participada por Codorniu (50%), grupo Freixenet (35%), Covides (13%) y grupo Torres (2%), nació en 1972 de la unión de cuatro pequeñas alcoholeras o fassines a las que se unieron los grandes productores. “Las grandes empresas vieron que el tratamiento de los restos de la uva necesitaba unas instalaciones más grandes y una inversión importante para realizarse de manera eficiente”. Por motivos medioambientales, los elaboradores están obligados por ley a llevar los restos del prensado de la uva (uvas, ramitas, etcétera, conocidos como orujo) a una empresa que los transforma en alcohol etílico. Cades es la única alcoholera que opera en Catalunya. En toda España son 10 firmas, que llevan su alcohol a Biocarburantes de Castilla y León e Interalco, que lo transforman en etanol.
Con los restos del orujo, sin embargo, Cades elabora otros productos: separa los granos, ya sin alcohol, de los que se obtiene aceite; el tartrato de calcio, a partir del cual otras empresas elaboran el ácido tartárico, muy apreciado como conservante natural, y biomasa, con los restos secos del orujo.
La firma, además, está certificada por su bajo nivel de huella de carbono: la mayor parte de la
energía que utiliza para la producción procede de la combustión de la biomasa que queda tras producir el alcohol; además, explica Jordi Julià, la empresa genera biogás en el proceso de depuración de las aguas residuales, que luego comercializa.
Julià explica que la empresa ha realizado en los últimos años una inversión de cerca de 5 millones de euros centrada principalmente en las instalaciones de depuración de agua y en las columnas de destilación, y tiene ahora una nueva inversión de 0,7 millones de euros para mejorar aspectos medioambientales. “La gestión medioambiental se ha convertido en clave en la competitividad de las alcoholeras”, reconoce Julià, que lamenta que en algunas comunidades como Castilla La Mancha, las exigencias son mucho menores que en Catalunya. “Incluso en Francia son menos exigentes”, señala, y aboga por establecer unos requisitos mínimos.
Cades facturó el año pasado 5 millones de euros e ingresó otros 1,5 millones en ayudas de la Unión Europea: a cambio de recibirlas se comprometen a comprar el orujo a un precio mínimo que impone igualmente la administración. La empresa cerró el ejercicio con un beneficio de 100.000 euros y un ebitda o beneficio operativo de algo más de un millón de euros. “Nuestro valor no se mide sólo con dinero –explica Julià– porque compramos residuos y los transformamos en energía y en productos de alto valor añadido”.
La firma, participada por Codorniu, Freixenet, Covides y Torres, factura 5 millones de euros