El Gobierno guarda silencio sobre el espionaje a Iglesias
“El caso está bajo secreto de sumario y por lo tanto no vamos a hablar de ello”. La ministra y portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, evitó pronunciarse sobre las recientes revelaciones que relacionan a la llamada policía patriótica con el espionaje político al que fue sometido el líder de Podemos, Pablo Iglesias.
El Ejecutivo no fue el único en evitar alimentar una investigación judicial que, a medida que avanza, parece cada vez más acreditada y grave. Tampoco el Partido Popular –cuyo ejecutivo sería en última instancia responsable de aquellos hechos– quiso abundar en la cuestión, que compromete la gestión de los responsables del Ministerio del Interior, en particular bajo la dirección de Jorge Fernández Díaz, quien, por acción o por omisión, permitió aquellos hechos.
Es evidente que esta investigación impulsa electoralmente a Iglesias, que el pasado sábado, hace una semana, reapareció en la escena pública tras unos meses de baja de paternidad.
Ayer, Iglesias, en una entrevista concedida a la cadena Ser, implicó al gobierno de Mariano Rajoy, a los servicios de seguridad y a “una tercera pata mediática” una operación que tuvo como objetivo evitar un acuerdo de gobierno entre Podemos –la tercera fuerza política española– y el PSOE. En concreto, Iglesias señaló a la publicación digital Ok Diario que dirige Eduardo Inda. Iglesias aseguró que esta publicación había trabajado para “las cloacas del Estado”.
En síntesis, el dirigente de Podemos sostiene que el anterior gobierno impulsó la elaboración de los informes falsos que le proporcionaba la policía patriótica y que se difundían a través del diario de Inda.
Las revelaciones en torno a esta trama pueden implicar a más medios que recibieron información extraída, entre otras fuentes, del robo de un teléfono que ahora investiga la Audiencia Nacional en el marco de la operación Tándem, que mantiene al excomisario José Manuel Villarejo en prisión.
El líder de Podemos señala a ‘Ok Diario’ como la “pata mediática” de la ‘policía patriótica’