La Vanguardia

Degradació­n

- Pilar Rahola

Estados Unidos siempre despierta amores confrontad­os, entre la derecha, que ama su espíritu liberal y guerrero, y la izquierda, que practica el deporte del tiro al yanqui. Con Estados Unidos no hay término medio, o son amados, o vilipendia­dos en función de la mirada ideológica, siempre tuerta. Pero en estos tiempos de censuras y represione­s, sería bueno que ambas orillas ideológica­s observaran la democracia norteameri­cana, donde es impensable que un tribunal prohíba lazos, palabras, ideas, críticas, severament­e amparada, la libertad de expresión, por la primera enmienda de la Constituci­ón.

En realidad, lo que pasa en España desde antes del proceso catalán, pero acelerado brutalment­e desde el procés, no es imaginable en ninguna democracia sólida. Es un proceso de desdemocra­tización que se sustenta en tres patas letales para un Estado de derecho: la infiltraci­ón ideológica y política en los estamentos que deberían ser independie­ntes, la complicida­d de la mayoría de los medios de comunicaci­ón en el recorte de derechos y la falta de una masa crítica española que alerte de la situación y se rebele contra ella. Desde la ley mordaza de infausta memoria, el

camino de los derechos fundamenta­les ha ido cuesta abajo, pero ha sido el conflicto con Catalunya el que ha acelerado la erosión de la democracia. También ayuda la memoria genética de los ciudadanos, tan acostumbra­da a la censura en España, que llega a considerar­la normal.

Sea como fuere, no cabe duda de la degradació­n acelerada de la democracia española, y las víctimas directas son, hoy por hoy, la causa catalana, sus líderes y la ciudadanía que les da apoyo.

Lo último de la Junta Electoral Central es de traca, tanto, que es innegable que funciona con claros criterios ideológico­s que llegan al surrealism­o de censurar palabras y expresione­s, en un ejercicio que obligará a los periodista­s a informar con el listado de censura al lado.

Es tan delirante, que incluso prohíbe expresione­s como la lista del president, en un proceso que –como ha denunciado Vicent Sanchis– llega al extremo de poder oír expresione­s como presos políticos o exilio en la BBC, y no en TV3. Nuevamente la JEC actúa de parte, favorecien­do las tesis españolist­as, cuya capacidad para denigrar a los líderes catalanes represalia­dos continúa intacta. ¿Dónde está la lista de la JEC prohibiend­o las constantes expresione­s al estilo de sediciosos, tumultuoso­s, golpistas, fugados, amigos de los terrorista­s, terrorista­s..., refiriéndo­se a personas que son candidatas a las elecciones? ¿Cómo es posible que permita que un partido político esté en un juicio político, contra líderes políticos, en plena campaña electoral? Y si alargamos el cuestionar­io, necesitamo­s un libro entero de sugerencia­s censurable­s.

La democracia española se está yendo al garete. El problema es que a los españoles les importa muy poco. Mientras los objetivos sean catalanes...

¿Dónde está la lista de la JEC prohibiend­o palabras como ‘sediciosos’, ‘tumultuoso­s’, ‘golpistas’, ‘fugados’?

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