La Vanguardia

‘Forever millennial’

- Llucia Ramis Barcelona

Es más difícil escribir cuando sabes que te leerán. Jorge Herralde lee varios periódicos antes de llegar a Anagrama sobre las diez y media de la mañana, como explica en Un día en la vida de un editor. “Un día que son cincuenta años”, especifica Silvia Sesé en la sala Mirador del CCCB, y que el libro recorre “con un estilo amenísimo, divertido, punzante, vehemente y sin énfasis, como el propio autor, quien entra en la polémica mediante una ironía fantástica”. Siempre ha trabajado en serio sin tomarse en serio, dice él, porque la autoirrisi­ón es su género favorito; lo contrario de la solemnidad. De ahí que el subtítulo sea: Y otras informacio­nes fundamenta­les.

En su caso, el principio no fue el verbo, sino la corbata naranja que lleva puesta, regalo de su querida Inge Feltrinell­i. O también: un ensueño revolucion­ario. Desde que se fundó en 1969 y durante su primera década, “Anagrama alimentó el discurso radical contra el franquismo abyecto”, recuerda Jordi Gracia. Y fue, de hecho, la editorial más represalia­da, con títulos censurados y secuestrad­os. Luego llegaría el desencanto. “El primer jefe del gobierno democrátic­o viene del Movimiento, el ejército sigue intacto, la Iglesia es lo peor de este país. Tenemos una democracia insípida que no se parece en nada a lo que habíamos soñado”, cuenta Herralde. No es que él quisiera hacer historia, pero sí cambiar una minimísima parte de la historia desde su editorial.

Y lo hizo. Vaya si lo hizo. Fue una noche de insomnio (dice tener un insomnio feliz). Pensó que, víctima de la novela experiment­al, Seix Barral se estaba hundiendo (añade: “No sé si ahora se ha recuperado”, la gente ríe). Así nació la colección Panorama de Narrativas, que lo sintonizab­a con otros editores europeos y cubría un hueco literario. Perec, Nabokov, el éxito de La conjura de los necios; más adelante el dream team británico. “Si tenías paciencia y apostabas, veías que los lectores acababan buscando los títulos anteriores de un autor”, explica. Por ejemplo, tras cinco libros, Kapuscinsk­i pasó de vender 2.000 a 60.000 ejemplares. Pero lo que quiere saber Gracia es cómo fue capaz de conectar Anagrama con toda una generación que, en los ochenta, rondaba entre los veinte y treinta años. Cómo sigue siendo un referente. “Confía en el ser humano”, responde él. Y también: “Eres un jovenot. Para mí eres un millennial”.

Además de Lali Gubern y el equipo editorial al completo –cuyo director general es Román de Vicente–, están los condes de Sert, Gonzalo Herralde, Roman Gubern, Salvador Clotas, los libreros Josep Cots, Lluís Morral, Marta Ramoneda y Antonio Ramírez, los editores Juan Antonio Montiel, Valeria Bergalli y Pilar Beltran, los distribuid­ores de Les Punxes, también Jorge de Cominges, Javier Aparicio, Emili Manzano, Juan Pablo Caja, Izaskun Arretxe, Bernat Fiol, autores como Sabino Méndez, Anna Ballbona, Núria Amat. Brindan y muchos irán luego a la Acadèmia de les Bones Lletres para celebrar el sexagésimo aniversari­o de Club Editor. Dicen que Maria Bohigas bailó un sirtaki.

Al día siguiente, en el Museu d’Història, se presenta el nuevo rumbo de La Galera, que recupera títulos en edición facsímil. Algunos tienen más de medio siglo. Por eso, explica la editora de Enciclopèd­ia Catalana, Ester Pujol, el lema es “Grumets que ara són capitans”. La Colla dels 10 se publicó por primera vez en 1969. Su autor, Joaquim Carbó, dice que esto es histórico, incluso prehistóri­co. Señala que la suya es una profesión que no es profesiona­l, porque “salvo Jordi Sierra i Fabra (muy prolífico), los demás tenemos que hacer otros trabajos para dedicarnos a esto”. Josep Vallverdú quiso ser maquinista y fiscal. Acabó ejerciendo de traductor, profesor y prisionero de la literatura juvenil. Ganó el Folch i Torres en 1970 con En Roc Drapaire. Núria Franquet lo hizo el año pasado por La Liang dins el quadre. Y ha traído su ejemplar de El zoo d’en Pitus –premiado en 1965 y que supera las sesenta ediciones– para que la ilustrador­a Pilarín Bayés se lo firme. Bayés dice que el equipo creado por los fundadores Andreu Dòria y Marta Mata, y el autor, Sebastià Sorribas, era “formidable, inolvidabl­e”.

La Galera demostró amar la literatura, el país y a los chavales, apunta Maria Mercè Roca, lo que implica querer mucho; “hicieron estructura de Estado”, concluye. Idea que retoma el director general de Enciclopèd­ia, Joan Abellà, para recordar que el grupo se fundó en el año 65, el sello en el 63, Edicions 62, en el 62, Òmnium Cultural y la revista Cavall Fort, en el 61. “Me siento entre eminencias”, asegura. Y Vallverdú: “¡Te sientes como en un museo!”. No, insiste Abellà: Enciclopèd­ia es heredera de todo eso y, llegada la crisis de los cincuenta, se proyecta hacia el futuro. Esto es: hacia los hijos de los millennial­s, llamados generación alfa, porque hemos dado una vuelta entera al contador.

Dylan Thomas escribía para quienes no conocían sus poemas ni le hacían caso, dice Enric Casasses en la Taifa. Escribía para quienes no lo leerán. Habría que leer más a Casasses sin que él lo supiera. Acompañado de Daniel Ariño al piano, y de Maria Mauri, que canta algunos versos, recita parte de El nus la flor (Poncianes), un libro precioso en el que las páginas no están numeradas. Se pregunta si tiene el récord por el poema de amor más breve: “Com més m’estrenys, més m’eixamplo”.

 ?? ÀLEX GARCIA ?? Jorge Herralde ¿Cómo logra conectar Anagrama con una generación joven en los 80? “Confía en el ser humano”, dice el editor, aquí con Jordi Gracia y Silvia Sesé
ÀLEX GARCIA Jorge Herralde ¿Cómo logra conectar Anagrama con una generación joven en los 80? “Confía en el ser humano”, dice el editor, aquí con Jordi Gracia y Silvia Sesé
 ?? . ?? En el Museu d’Història... Núria Franquet, Joaquim Carbó, Ester Pujol, Josep Vallverdú, Pilarín Bayés, Maria Mercè Roca y Joan Abellà
. En el Museu d’Història... Núria Franquet, Joaquim Carbó, Ester Pujol, Josep Vallverdú, Pilarín Bayés, Maria Mercè Roca y Joan Abellà
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