Huawei gana 7.800 millones pese a la presión de EE.UU.
La empresa eleva un 20% sus ingresos y promete más transparencia
Las últimas semanas no han sido precisamente días de vino y rosas para el coloso de las telecomunicaciones chino Huawei. Estados Unidos lleva tiempo tratando de persuadir a sus aliados de que no usen los equipos de esta compañía so pena de que se vean afectadas sus relaciones con Washington. El Departamento de Justicia estadounidense acusó recientemente a la empresa de fraude bancario y de robo de secretos comerciales. Y por si fuera poco, su directora financiera, Meng Wanzhou, permanece en libertad bajo fianza en Canadá a la espera de ver si la extraditan a EE.UU. para ser juzgada, poniendo en un brete las relaciones diplomáticas entre Ottawa y Pekín.
Pese a todo ello, el negocio marcha viento en popa. Según se dio a conocer ayer en la ciudad de Shenzhen, el grupo obtuvo durante el último ejercicio unos ingresos de unos 95.500 euros, un 19,5% más que en el 2017. Además, sus beneficios alcanzaron los 7.850 millones de euros, un 25,1% más que en el mismo periodo del año anterior. Aunque son tres puntos menos que en el 2017, es un crecimiento nada desdeñable dado el contexto de guerra fría tecnológica y comercial que libran en la actualidad las dos mayores economías del planeta.
Estos notorios resultados se deben en parte al buen hacer de su división de consumo, que incluye la venta de teléfonos móviles, ordenadores, tabletas y otros dispositivos por un total de 46.200 millones de euros (en total, vendió 206 millones de smartphones por todo el mundo, tan solo superada por la surcoreana Samsung). Desde su creación hace más de dos décadas, es la primera vez que este segmento supera en ingresos al negocio tradicional de la venta de equipos de telecomunicaciones para operadoras –incluyendo la instalación de las nuevas redes 5G–, que el año pasado cayó un 1,3% hasta los 39.000 millones de euros. El presidente rotatorio, Guo Ping, atribuyó esta bajada a las inversiones en investigación y desarrollo y al plan que ha supuesto destinar 1.780 millones adicionales para “fortalecer nuestros procesos de ingeniería de software y capacidades de seguridad”.
Ante la inminente puesta en marcha de las nuevas redes 5G (la próxima generación de internet), Huawei se enfrenta a un momento clave para su liderazgo en el sector. La Casa Blanca ya ha vetado sus sistemas en su Administración y en los mayores operadores estadounidenses, alegando que las relaciones de la empresa con el autoritario régimen chino puedan hacer que el Partido Comunista use estos equipos para espiar las comunicaciones de los países que instalen estos equipos. Algunos aliados como Australia y Nueva Zelanda han seguido sus pasos y no contarán con Huawei para desarrollar sus redes 5G, mientras que otros como Japón o Reino Unido –que este jueves emitió un informe que en el que se identificaban “problemas técnicos en el proceso de ingeniería de Huawei que implican nuevos riesgos para las redes de telecomunicaciones británicas”– se lo están pensando.
El presidente de turno no desaprovechó la oportunidad de abordar la polémica con Washington. “Huawei está siendo cuestionada porque es china, pero esta presión externa, que es injusta, nos ha unido todavía más”, dijo Guo Ping. “EE.UU. es el país más poderoso del mundo y ha sido líder en muchos ámbitos, pero la actitud de la actual Administración es la de un perdedor. Quieren difamar a Huawei porque no son capaces de competir con nosotros en este dominio específico (la tecnología 5G)”, apostilló. Buena señal para ellos es que, pese a las dudas que genera su supuesta independencia de un régimen como el chino, sus ventas en el 2019 ya han registrado un crecimiento interanual del 30% en enero y febrero.. Sobre el futuro, descartó que la firma –que asegura que es 100% propiedad de sus 90.000 empleados “actuales y anteriores”– vaya a salir a bolsa para despejar las dudas sobre su accionariado. Eso sí, prometió mayor transparencia para sus equipos. “Abriremos nuestros códigos fuente y servidores para que sean examinados y que esto suponga un ejemplo para nuestros competidores”, añadió.
“Quieren difamarnos porque no son capaces de competir con nosotros”, dice el presidente