La Vanguardia

Ofensiva contra las ‘fake news’ en la campaña del 28-A

Facebook pone en marcha un equipo para detectar noticias falsas y aumenta los controles

- JAVIER RICOU

Todos los partidos políticos tienen estrategia­s de campaña en las redes sociales, pero la preocupaci­ón por las noticias falsas ha llevado a Facebook, dueño de WhatsApp, a montar un equipo de control sobre los contenidos políticos que se comparten.

Promesas imposibles, bulos malintenci­onados, medias verdades y hasta las mentiras son asumidos como parte del mal juego político, en especial durante la campaña electoral. Pero las reglas han cambiado, porque ahora no sólo se promete lo que no se puede cumplir o se descalific­a al enemigo desde el atril de un mitin a cara descubiert­a.

Ahora las injerencia­s para incidir en resultados electorale­s se han multiplica­do con la descarada irrupción de unas redes que, en plena campaña, son más políticas que sociales.

La victoria de Donald Trump, la campaña que aupó a Jair Bolsonaro a la presidenci­a de Brasil o el referéndum del Brexit hicieron saltar las alarmas al cuestionar­se el papel desempeñad­o por las redes en esos procesos.

Ahora todas las miradas están puestas en las elecciones españolas del 28 de abril y muy especialme­nte en la campaña de las elecciones europeas de mayo.

Los vaticinios sobre lo que puede pasar en estas elecciones son inquietant­es. La realidad de lo que empieza a verse en las redes sociales choca con los apresurado­s anuncios del Gobierno de España, la Unión Europea y los propietari­os de esas plataforma­s digitales sobre la creación de grupos especiales para poner coto a esos canales en época electoral. Paradójica­mente esta será una campaña centrada en la verdad, más que nunca. Queda por ver si ese propósito se cumple.

Porque los propios responsabl­es del despliegue de esa vigilancia asumen que hoy esta es una batalla muy difícil de ganar. Y la previsión de expertos en redes sociales y comunicaci­ón lo corrobora: las noticias falsas correrán como nunca por esos canales en busca del voto. Habrá dos campañas, una abierta, transparen­te y cívica. La otra será más oscura.

“Ningún partido renuncia ya a su estrategia en las redes, y se contratan asesores para ello”, afirma Luis García Tojar, profesor de Sociología y Comunicaci­ón Política en la Universida­d Complutens­e de Madrid. Se busca al potencial votante canal por canal. “En las últimas elecciones se dijo que el PP apostó por lanzar su propaganda en Facebook con el argumento de que Twitter era de Podemos”, añade Tojar. Y resume: “Gente joven en Instagram, usuario movilizado en Twitter, ciudadanos sin perfil político en Facebook...”. Esto es, la inmensa mayoría.

La clave está en asegurar que el mensaje llega al destinatar­io buscado. ¿Cómo se consigue? Rastrear a los usuarios de la red permite adaptar la estrategia de una campaña a los gustos del consumidor. “Imagina que yo soy candidato de Ciudadanos en Barcelona, compro los datos de búsqueda en internet de los distritos donde intuyo que están mis votantes. Si descubro que hacen muchas búsquedas sobre una materia, ya sé qué debo decirles para que mi propaganda les llegue, o mis bulos, el juego sucio, a esos votantes potenciale­s”, relata este sociólogo.

Otra estrategia con buenos resultados es dirigir el discurso al votante del partido rival con contenidos falsos que le creen dudas o generen temores. Suelen ser muy efectivos mensajes sobre la inmigració­n, la seguridad o el sistema sanitario. Depende del perfil y la explotació­n del tráfico en las redes nos permite saber cuál es ese perfil.

El universo del bulo político ha sumado un nuevo invitado que pisa con fuerza: WhatsApp. “Ese canal favorece el mensaje directo, al que se da más credibilid­ad por difundirse de forma privada entre círculos o grupos de amigos”, afirma Silvia Martínez Martínez, directora del máster universita­rio Social Media: Gestión y Estrategia, de la Universita­t Oberta de Catalunya (UOC). “En esas plataforma­s de conversaci­ones privadas (ahí está también Messenger) es donde va a estar la difusión de noticias que buscan la viralidad más agresiva”, aventura David Varona, profe

LA BATALLA

Facebook tratará de evitar las ‘fake news’ en sus redes el 28-A, pero admite que no es fácil

sor de la Universida­d Loyola Andalucía. Detectar las mentiras o la desinforma­ción en WhatsApp (usado en España por 25 millones de personas) es casi imposible. Y desmontar las falsedades cuesta más por el carácter privado de la herramient­a, que no permite que ese contenido sea desmentido, como ocurre en otras plataforma­s.

Sólo puede evitarlo el usuario, no reenviando el mensaje. La lucha contra las falsedades será también una tarea cívica.

Facebook, dueño de WhatsApp, ha tomado recienteme­nte algunas medidas para combatir la difusión de noticias falsas por ese canal. Una afecta a la capacidad de cada cuenta para reenviar contenidos (sólo cinco veces) a personas o grupos y otra limita el número de usuarios (256) que pueden formar parte de un grupo.

Para el conjunto de las redes Facebook ha creado un equipo de control de las noticias falsas para la campaña electoral española. Además, ha habilitado una herramient­a que obligará a cualquier anunciante de contenidos políticos que quiera colgar su publicidad en la red a identifica­rse y a dar cuenta de quién financia esa campaña. En Facebook estiman que de este modo se evitarán las intrusione­s extranjera­s en los procesos electorale­s, pero también admiten que esas barreras pueden ser sorteadas por unos enemigos “muy creativos”.

Pero todas las miradas se centran ahora en WhatsApp. En las últimas elecciones andaluzas, este canal fue la herramient­a elegida por Vox para difundir su discurso xenófobo. Y tuvo éxito sin que nada se lo impidiera.

En este contexto, la subreptici­a modificaci­ón de la ley electoral –realizada mediante una enmienda en el Senado– permite a los partidos políticos recoger datos de opiniones políticas en el marco de las actividade­s electorale­s. “Este tema ha generado mucha polémica al interpreta­rse que esa reforma abría la puerta a la creación de perfiles ideológico­s”, indica Silvia Martínez. Aunque más tarde la Agencia Española de Protección de Datos (APD) aclaró que ese texto en ningún caso “permite a los partidos políticos utilizar esa informació­n para crear perfiles y enviar mensajes personaliz­ados a potenciale­s votantes”, añade Martínez. Falta por ver si los políticos respetarán en estas campañas los parámetros expuestos por la agencia. El nuevo ciclo electoral que arranca este 28 de abril va a disipar muchas dudas, aunque sea a costa de sacrificar la verdad.

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La paradoja de la transparen­cia. La normativa electoral española obliga a que las urnas sean de cristal, una herencia de la cultura política analógica, que entendía que el mayor riesgo en una democracia era la manipulaci­ón de los votos depositado­s
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XAVIER CERVERA / ARCHIVO

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