La Vanguardia

Los temas del día

-

El diario editoriali­za sobre el caos del Brexit en la semana en la que el Parlamento británico rechazó por tercera vez el plan acordado entre Theresa May y la Unión Europea. En un segundo editorial, se abordan la figura y los mensajes del papa Francisco.

EL Parlamento británico rechazó por tercera vez el viernes –el día previsto en inicio para la entrada en vigor del Brexit– el plan acordado entre la primera ministra Theresa May y Bruselas para la retirada de Gran Bretaña de la Unión Europea. La decisión de los diputados abre el enésimo escenario de caos e incertidum­bre y deja sólo una certeza: el Reino Unido no saldrá de la UE el 22 de mayo con un acuerdo. Ahora las posibilida­des quedan limitadas a dos: un Brexit abrupto el próximo 12 de abril o que May solicite una nueva prórroga que deberían aprobar los Veintisiet­e y que abocaría a Gran Bretaña a participar en las próximas elecciones europeas.

La enorme debilidad política de la premier se puso nuevamente de manifiesto el viernes por su incapacida­d para convencer a los unionistas norirlande­ses del DUP y al grupo de diputados conservado­res brexiters de las supuestas bondades de su plan pactado con Bruselas, pese a las concesione­s hechas los últimos días, entre ellas la de presentar su dimisión si la Cámara aprobaba su acuerdo, y a pesar de que sólo se sometió a votación la mitad del Brexit, el acuerdo de Retirada, dejando fuera la declaració­n política que enmarca la futura relación Londres-Bruselas. Todas las estrategia­s de May han fracasado estrepitos­amente. Ni poner su cabeza en una bandeja, ni separar el acuerdo en dos, ni ceder ante las presiones de los brexiters le han servido para que se pudiera llegar al 22 de mayo.

Los Comunes –que han podido sumar voluntades para el no, pero han sido incapaces de reunir mayorías para un sí– celebrarán mañana una sesión de votaciones indicativa­s para conocer las posibles opciones que cuenten con consenso, y es posible que May, obstinada en seguir manteniend­o el rumbo hacia lo desconocid­o, intente una simbiosis entre la que obtenga mayor respaldo –posiblemen­te, la

de permanecer en la unión aduanera, lo que evitaría una frontera entre las dos Irlandas– y su propio plan para someterlo a votación por cuarta vez antes del Brexit desordenad­o el 12 de abril. La otra opción es que May negocie una prórroga de hasta un año que dejaría a Gran Bretaña en un limbo jurídico y que debería ser aceptada por los 27 estados de la UE. Si la primera ministra lograra esa extensión temporal, el Reino Unido debería participar en las elecciones al Parlamento Europeo de mayo en un momento de profunda división en la sociedad británica.

May puede seguir intentando sacar nuevos conejos de la chistera, como volver a someter a votación su acuerdo comprometi­éndose a celebrar un segundo referéndum –algo a lo que siempre se ha opuesto– o convocar elecciones generales como le piden los laboristas y los nacionalis­tas escoceses, posibilida­d que también ha rechazado hasta ahora. Y hasta la medianoche del 12 de abril siempre tendrá sobre la mesa la opción de revocar el artículo 50 y frenar el Brexit unilateral­mente.

El horizonte de un no deal está a la vuelta de la esquina, el 12 de abril. La UE celebrará un Consejo Europeo dos días antes para escuchar a May, pero los Veintisiet­e están hartos, hastiados y no quieren ni oír hablar de una reapertura del acuerdo de Retirada. Y sin ese acuerdo de Retirada tampoco habrá declaració­n política sobre la futura relación entre Gran Bretaña y la UE, ni periodo de transición, ni backstop si expira el periodo de transición sin acuerdo de relación futura, ni…

Lo dicho, caos e incertidum­bre tras casi tres años perdidos por la incompeten­cia de la clase política británica. El divorcio entre Londres y la UE se ha convertido en una ratonera de la que ni el Gobierno ni el Parlamento británicos saben cómo escapar. Y Bruselas ya se prepara para lo peor.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain