El voto kurdo podría quitar hoy a Erdogan la alcaldía de Estambul
La sombra de los kurdos determinará, junto a los nubarrones económicos, las elecciones municipales de hoy en Turquía. Unos comicios en los que las siglas de Recep Tayyip Erdogan ven en riesgo Estambul y Ankara por primera vez en un cuarto de siglo.
El voto kurdo decantará las dos metrópolis, de forma decisiva en Estambul, que es la ciudad del mundo con más población kurda. Eso no significa que todos los kurdos sean votantes del HDP, únicas siglas a las que llama a votar la organización armada PKK. De hecho, casi la mitad son fervorosos seguidores de Erdogan. Asimismo, el bloque nacionalista turco formado por CHP e IYI es irrelevante en la región de mayoría kurda. Algo que ha ayudado al HDP a tomar la decisión de apoyarlo por pasiva, no presentándose en las grandes ciudades del oeste del país. El voto kurdo condicionará cada vez más cosas en Turquía por una cuestión demográfica. La tasa de fertilidad en el sudeste kurdo roza los cuatro hijos por mujer, el doble que la media nacional y casi el triple que en provincias turcófonas del norte y el oeste.
Esta tendencia ha pulverizado en 30 años el umbral mínimo del 10% de votos a escala nacional con el que los militares creyeron excluir al nacionalismo kurdo de las instituciones, que entró en el Parlamento en el 2015 para quedarse. La incógnita es si esto empujará al HDP emanciparse del todo del PKK y si lo logrará. No parece haber contribuido a ello el masivo apoyo de EE.UU. a la rama siria del PKK en los últimos años.
Otra gran incógnita son los resultados de hoy en el sudeste kurdo. El HDP aspira a recuperar en las urnas el centenar de alcaldías que le fueron arrebatadas en el 2016 por orden judicial por “vínculos terroristas”. Sus alcaldes fueron encarcelados y reemplazados por gestores enviados desde Ankara. Estos han contado con muchos fondos para mejorar la vida de la gente, en muchos casos escarmentada por la desastrosa guerrilla urbana tácitamente apoyada por el HDP hace tres años en Diyarbakir y otras ciudades. Algunos tenderos temen que vuelva el impuesto revolucionario. Pero muchos podrían taparse la nariz y volver a votar al HDP, a riesgo de desatar una nueva ola de destituciones a instancias de fiscales.
“En Turquía no existe nada llamado Kurdistán y si quieren vivir en uno, que se vayan al de Irak”, les reta Erdogan, que ahora compite en nacionalismo turco con la oposición para retener Ankara y soldar su alianza con el ultraderechista MHP, partido en el que hizo la mayor parte de su carrera política el candidato del CHP en la capital, Mansur Yavas, o la líder del IYI, Meral Aksener.