La falta al estilo Panenka
Messi se saca de la manga su sexto gol de libre directo contra el Espanyol
Los compañeros y los técnicos con quienes se ejercita diariamente aseguran que el repertorio de Messi es infinito, como una chistera de mago sin fondo. Cada entrenamiento es un espectáculo y con frecuencia aparecen números excepcionales y gestos inéditos. En la única sesión preparatoria con testigos de la temporada, en vísperas de Reyes, en el Miniestadi, el argentino dejó constancia de que el club blaugrana podría ampliar las vías de ingresos poniendo precio a los partidillos de los entrenamientos. Aquel día marcó
un gol asombrosamente parecido al que levantó de los asientos al público del Benito Villamarín en la penúltima jornada de Liga. Un prodigio de intuición y técnica.
Messi es un inventor, y convierte muchas de sus actuaciones en exposiciones universales de los últimos adelantos en materia de fútbol. Si en el derbi de Cornellà-El Prat facturó dos goles de libre directo, lo que constituye una rareza, ayer imaginó el lanzamiento de falta al estilo Panenka para desperezar un partido tan equilibrado como soporífero.
Penetraba en el área el de Rosario como un ciclón y Víctor Sánchez se dejó de sutilezas, como de costumbre, y optó por derribarlo a un palmo de la línea. El problema de la decisión del centrocampista del Espanyol es que la efectividad de Leo a balón parado desde fuera del área no es mucho menor que desde el punto de penalti. Aunque en este caso la distancia del esférico hasta la portería de Diego López, de unos 16,8 metros, era excesivamente corta para efectuar un lanzamiento con la parábola suficiente para salvar la barrera y la potencia exacta para que Diego López no llegara a la intercepción.
Durante un buen rato Messi estuvo observando las posibles trayectorias, calculando distancias y meditando un plan de ejecución. Diego López se situó muy pegado a su palo derecho. El opuesto estaba protegido por una barrera formada por numerosas unidades. Parecía infranqueable. El ejecutor no tomó mucho impulso, no necesitaba potencia a riesgo de poner la pelota en órbita. Avanzó, impactó con la izquierda y comenzó la parábola, suave y precisa. Diego López se lanzó como un felino, Víctor Sánchez, que retrasaba su posición para tratar de impedir el gol, tocó de cabeza, desequilibrado, y terminó enviando a la red. El acta arbitral concede el tanto a Leo. Sólo queda para la incógnita, o para los cálculos mentales de Messi, saber si el portero hubiera llegado a repeler la pelota en su titánico esfuerzo. La realidad es que la falta a lo Panenka llegó a su destino. “He sido gafe”, bromeó Rubi. “Les he dicho a los jugadores que prefería un gol de falta antes de los que se te meten hasta la cocina, o de vaselina o cosas de estas. Pero no ha sido tan magistral como los que nos marcó en la primera vuelta”, juzgó el técnico del Espanyol.
Antes del partido en el gol norte se desplegó una enorme pancarta con un espantapájaros y el lema “Somos vuestra pesadilla”. En realidad, aunque Piqué se lleva la fama, esta temporada la pesadilla del Espanyol es el pie de Messi. En su carrera el argentino totaliza seis goles de falta directa en los derbis, siendo el Espanyol el equipo más castigado por Messi a través de esta especialidad. Una especialidad, por cierto, que en la presente temporada ha proporcionado seis dianas al Barça. “Parece que hay cierto nerviosismo cuando va a tirar Leo las faltas, y eso es bueno”, señaló Valverde, y profundizó: “No tenía ni idea de lo que iba a hacer. Me encantaría venir aquí y decir que eso lo preparamos y lo entrenamos todos los días, pero no es verdad. Ha sido él. No me ha hecho ni caso y ha sido gol”. Pura invención, chistera infinita.
UN INVENTOR
Messi convierte sus actuaciones en exposiciones universales de los últimos adelantos en fútbol
VERDUGO HABITUAL
La pesadilla del Espanyol no es Piqué, sino Leo, un clásico a la hora de perforar la meta blanquiazul