El lujo tira de la segunda residencia
La Costa Brava, la Cerdanya y la Vall d’Aran lideran la recuperación de la vivienda turística en Catalunya
Mucha gente, con patrimonio y buenos ingresos, tenían su dinero en el banco y cuando ha vuelto la confianza en la economía se han puesto a comprar una segunda residencia, o a buscar una mejor”, asegura Joan Lluis Marigot, director de la oficina de Engel Volkers en la Costa Brava.
Y efectivamente, el mercado de las segundas residencias, que se derrumbó tras la crisis, ha vuelto a coger aire. “Llevamos tres años muy buenos”, asegura Javier Cardona, director de la franquicia de la inmobiliaria en la Vall d’Aran. “Hay más demanda y vuelve a haber nuevas promociones: no se construía desde antes de la crisis”.
La recuperación económica, sin embargo, ha ido por barrios y son los empresarios, profesionales liberales y altos directivos los que han aumentado más su nivel de ingresos y tiran de los productos de lujo.
“En Baqueira vendemos terceras
residencias”, recuerda Cardona. El producto estrella son los apartamentos y casas a pie de pista, con precios a partir de los 4.600 euros/ m2. La promotora Avintia Inmobiliaria está empezando a comercializar una promoción de 38 casas en la estación, con precios a partir de los 2 millones de euros, llamada Pleta Arriu. La firma, que invertirá 50 millones de euros, ha logrado que se reserven un tercio de las casas en apenas un mes. En Baqueira recuerda Cardona, el 80% de los compradores son españoles, principalmente de Madrid, el País Vasco y Valencia, pero un 20% ya se vende a extranjeros, sobre todo franceses e ingleses. “La estación está entre las mejores de Europa y hay mucha gente que está muy acostumbrada a cogerse un avión para ir a esquiar a los Alpes, por ejemplo”.
En la Costa Brava también han vuelto las grúas. El mayor promotor es el fondo hispano-suizo Stoneweg, que tiene en marcha obras en Palamós, Platja d’Aro, Roses y Begur para construir 150 viviendas con una inversión de más de 60 millones. “El mercado lleva tres años buenos pero estamos muy lejos de los niveles del 2007, básicamente porque han desaparecido los rusos: entonces compraban más del 50% de las casas de lujo y hoy son sólo el 5% y muchos incluso venden”, señala Marigot. En la Costa Brava, a su juicio, hay dos mercados: el de los apartamentos de menos de 0,5 millones de euros, en el que la mayoría de los clientes son catalanes o franceses, y el que supera los 0,8 millones, donde los compradores son predominantemente extranjeros (ingleses, alemanes y suizos principalmente). En global, más del 60% de las ventas se hacen a extranjeros, sobre todo franceses. “En apartamentos los compradores buscan promociones exclusivas, con zonas ajardinadas y piscina en la azotea. Y primera línea de playa. O casas de entre 1 y 2 millones de euros”.
En la Costa Brava es clave la localización: “A 3 kilometros de la playa los precios se derrumban”, explica Marigot. Y en las localidades que no tengan nombre en el mercado del lujo “no valen nada, porque hay mucha más oferta que demanda en las ubicaciones secundarias”, asegura. Las zonas más cotizadas son Cala San Francesc, en Blanes; Martossa, en Tossa de Mar, y la Montgoda, en Lloret, y en el norte Cadaqués (donde en primera línea los apartamentos llegan a 10.500 euros/m2), Roses y Empuriabrava.
La tercera residencia también impulsa el inmobiliario de la Cerdanya. Aquí, explica Xavier Alamán, el franquiciado de Engel & Volkers en la zona, el 90% de los compradores son del entorno de Barcelona y en muchos casos su casa no es tercera residencia, sino segunda residencia. “La zona ya no es sólo de invierno, por el fácil acceso a varias estaciones de esquí, sino que alrededor del golf hay actividad todo el año”. Las transacciones están aún un 40% por debajo de los niveles del 2008 pero los precios han ido recuperándose y también ha vuelto la obra nueva, sobre todo en la zona de Bolvir, la más demandada: las unifamiliares, de 500.000 a 700.000 euros, con vistas y jardín privado en las zonas de solana son el producto estrella.
En Tarragona, otra zona tradicional de segunda residencia, la recuperación inmobiliaria apenas está despuntando. La zona, señala la inmobiliaria, se ve lastrada por el gran stock de vivienda que quedó pendiente de venta tras el estallido de la burbuja inmobiliaria.
Vuelve a haber grúas en las zonas más exclusivas, mientras que en segundas líneas hay pocos compradores