La Vanguardia

Un geólogo con visión industrial

- BLANCA GISPERT

Mucho antes de la irrupción de la industria 4.0, el big data y la inteligenc­ia artificial, la empresa Infaimon ya ofrecía a sus clientes un control visual en remoto del estado de sus productos, fueran coches, manzanas o paquetes de cartón. La compañía catalana vendía cámaras para ser instaladas en maquinaria industrial y diseñaba programas que permitían a los fabricante­s interpreta­r a tiempo real las imágenes grabadas en el almacén.

El negocio fue fruto de la visión que tuvo Salvador Giró por la tecnología machine vision a finales de los 90. “Era un sector que apenas tenía presencia en España y aposté por traerlo través de proveedore­s extranjero­s”. La decisión de Giró fue doblemente arriesgada. La industria local desconocía la tecnología y Giró apenas contaba con experienci­a en negocios. De hecho, el camino que lo trajo hasta la visión artificial fue fruto de una cadena de casualidad­es.

Giró nació en el 1958 en el seno de una familia de pequeños comerciant­es de Barcelona. Estudió Geología en la UB y nada más acabar la carrera, obtuvo una beca para

investigar en el Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC) de Catalunya. Durante seis años se especializ­ó en temas de geología marina y teledetecc­ión de imágenes por satélite hasta que la falta de plazas en el CSIC forzó su marcha al sector privado. En el 1988, fichó como director de I+D de Microm, una firma de software de análisis de imagen. “Siempre me atrajo la informátic­a. La carrera aun no existía y me empecé a formar con los primeros cursillos que había en Barcelona”. Microm tuvo que bajar la persiana y fue entonces cuando Giró vio ante sí la posibilida­d de emprender su propia aventura. Fundó Infaimon en 1994 con la idea de vender software de análisis de imagen a laboratori­os y, no fue hasta dos años más tarde, en 1996, cuando vio la oportunida­d de entrar en el mundo industrial. Su producto convenció al sector de la automoción catalana y, animado por la buena acogida, decidió apuntarse al PDG del Iese para ganar nociones de negoció y exportació­n. En el 2001 abrió filial en Madrid, en el 2003, en Aveiro (Portugal), y más tarde puso un pie a Bilbao. Con más sed exportador­a, decidió saltar el charco. “En Europa, ya había competidor­es así que en el 2007 aposté por México, donde ahora hay 3 oficinas, y en el 2012 por Brasil, donde hay 2 oficinas. Desde allí vendemos a otros países, como Chile y Argentina”.

Actualment­e, Infaimon “trabaja para unos 4.000 clientes”, de los cuales más del 30% son del sector automoción, seguidos por electrónic­a y alimentaci­ón. Entre sus clientes, “destacan grandes firmas, como Renault, Indra, Nissan, Talgo, Mercadona o Airbus”. Giró cuenta que el negocio está en el margen de la venta de la electrónic­a, el software y el asesoramie­nto tecnológic­o. “Con este modelo, la empresa ingresó 20 millones en el 2018, un 20% más que en el 2017, y una cifra récord para Infaimon, que ha sorteado la crisis gracias a su internacio­nalización. De hecho, el 45% de la facturació­n proviene de exportacio­nes”.

La empresa –que ahora emplea un centenar de personas, la mitad en Barcelona– prevé crecer un 20% anual los próximos años. Giró confía en seguir su expansión en España (este año, abre en Valencia) y crecer en el extranjero. “En Latinoamér­ica hay mercado por explorar y en África también. Queremos entrar en Marruecos”.

Como a finales de los noventa, innovar será clave para mantener vivo el negocio.“Ahora, podemos analizar imágenes 3D para reconocer la posición de objetos amontonado­s aleatoriam­ente e indicar a un robot que extraiga el objeto mejor colocado. Era algo impensable hace 20 años”.

Habiendo cumplido los 60, Giró cree que tiene cuerda para rato. “Siempre he sido un poco workaholic”, reconoce. Ahora, el directivo ha delegado funciones operativas a Toni Ruiz y se centra en dirigir la estrategia de negocio. Además, desde hace un año, es el vicepresid­ente de la Asociación Española de Robótica y Automatiza­ción. En su tiempo libre, le gusta esquiar, leer y viajar y en los últimos años, le ha picado el gusanillo de invertir en start-ups a través de la red de business angels del Iese. Desde la modestia y discreción, Giró dice que sus puntos fuertes son la perseveran­cia y la intuición: “Hay que estar atento a lo que te rodea para anticipars­e a las necesidade­s del mercado”. Este es el legado que dará a sus dos hijos si algún día deciden tomar las riendas del negocio.

La firma nació en 1994 y desde entonces ha crecido con soluciones de visión artificial para todo tipo de industria

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Salvador Giró es el fundador de Infaimon, empresa que factura 20 millones y emplea a unas 50 personas en Barcelona
MANÉ ESPINOSA Salvador Giró es el fundador de Infaimon, empresa que factura 20 millones y emplea a unas 50 personas en Barcelona

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