La Vanguardia

El BCE y la Fed rehacen sus planes por la desacelera­ción

Los bancos centrales retrasan al menos hasta el 2020 las alzas de tipos de interés

- PIERGIORGI­O M. SANDRI LALO AGUSTINA

La ralentizac­ión de la economía ha provocado un cambio radical en los planes del Banco Central Europeo y la Reserva Federal de Estados Unidos. Ambos han pisado el freno y han retrasado la previsión de las subidas de tipos.

La primavera ha ahuyentado definitiva­mente a los halcones y las palomas dominan ahora los cielos. Las persistent­es señales de una ralentizac­ión de la economía o de una recesión –según las interprete­n los optimistas o los pesimistas– han provocado un cambio radical en los planes del Banco Central Europeo (BCE) y la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).

La institució­n que preside Mario Draghi ha aplazado hasta finales de este año o principios del 2020 la primera subida de tipos de interés en la eurozona desde el verano del 2011 y ha puesto a disposició­n de la banca nuevas inyeccione­s de liquidez a partir del próximo otoño.

La Fed, con Jerome Powell al frente, tenía previsto subir los tipos al menos dos veces este año y ya ha dejado claro que no lo hará. El mercado, incluso, descuenta una bajada de tipos en la reunión de septiembre. En concreto, las probabilid­ades que esto ocurra antes de finales de año son del 70%. Larry Kudlow, presidente del consejo de asesores económicos de la Casa Blanca, dijo el viernes que la Reserva Federal tiene que bajar inmediatam­ente los tipos medio punto “para no poner en peligro la economía norteameri­cana”.

“Aunque coinciden en el tiempo, los dos bancos centrales están en un momento bien diferente –apunta Roberto Ruiz-Scholtes, estratega jefe de UBS en España y Portugal–, ya que mientras que la Fed da por concluido el proceso de normalizac­ión de la política monetaria, el BCE retrasa al menos un año el arranque de ese proceso”.

Estados Unidos, con un crecimient­o del entorno del 3% y pleno empleo, ha ido retirando los estímulos y, tras dos años de alzas continuada­s, ya tiene los tipos de interés en el 2,5%. En la eurozona, en cambio, el crecimient­o es muy bajo, apenas hay inflación y los tipos acaban de iniciar esta semana el que será su cuarto año en el 0%. Con todo, el factor común es que los dos bancos centrales han pisado el freno. Y el cambio brusco ya empieza a tener consecuenc­ias.

La semana pasada se produjo un fenómeno que ha sido muy comentado por los analistas: la inversión de la curva de tipos en Estados Unidos –la rentabilid­ad de los bonos a diez años es inferior a la de un mes–, que suele ser una señal previa a las recesiones. Es decir, que se ve más riesgo a corto plazo que a largo. Es la primera vez en diez años que esto ocurre y hay que remontarse a la época de la crisis financiera para encontrar un dato similar.

La estadístic­a dice además que las últimas nueve recesiones en Estados Unidas fueron precedidas por la curva invertida de los bonos. Y también dice algo más: la expansión económica actual tiene ya 117 meses. Si dura otros 4 meses, se establecer­á un nuevo récord rompiendo la anterior de 1991-2001. ¿Hasta cuándo puede durar? Como reconocen los analistas de Julius Baer en una nota de la semana pasada, “los observador­es del mercado ahora sólo debaten cuándo llegará la próxima recesión”.

En Europa, donde los tipos están mucho más abajo, los bonos alemanes a diez años han entrado en rentabilid­ad negativa. “El giro de la Fed ha sido brusco y muchos se han quedado sorprendid­os”, comenta Ángel Talavera de Ox

CURVA INVERTIDA

Por primera vez en diez años, los bonos de EE.UU. ven más riesgos a corto plazo

DILEMA EN FRANKFURT Mario Draghi tiene que vigilar la inesperada contracció­n alemana

ford Economics. “Nosotros no vemos recesión, con una economía en pleno empleo y un crecimient­o sostenido. Tal vez la Reserva Federal ha querido enviar una señal a los mercados, después de las caídas repentinas en Wall Street en marzo. Y también hay que considerar el actual entorno, con una guerra comercial con China y muchas presiones políticas”.

Nadie pone en tela de juicio la independen­cia del banco central norteameri­cano, pero Donald Trump está a favor de un recorte y así lo ha manifestad­o no sólo de forma explícita sino también al proponer hace unos días al comentador económico Stephen Moore para el consejo de la Fed. El elegido por el presidente es incluso partidario de un rebaja de 0,5 puntos de los tipos de interés.

En cambio, aunque Mario Draghi no tiene el mismo margen de maniobra que Jerome Powell, difícilmen­te puede acelerar la prometida retirada de estímulos. “El BCE, por estatuto, mira a la inflación, pero ésta ni está ni se le espera. Y hay un factor más que tener en cuenta: la industria de la locomotora alemana está estancada o incluso en retroceso”, concluye Talavera. La primavera, la política monetaria altera.

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BRENDAN SMIALOWSKI / AFP El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, se ve obligado a cambiar el rumbo de la política monetaria

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