Contra los extremistas
El centro de formación de imanes que visitó el Papa es un lugar único en el mundo para luchar contra el extremismo
El centro de formación de imanes que visitó el Papa el pasado sábado es un lugar único en el mundo para promover el islam moderado.
Hay estudiantes marroquíes, pero también de países subsaharianos o franceses
“Ahora a los imanes se les pregunta sobre el califato, y era necesario repensar la formación”, cuenta el director
La entrada del centro impresiona. Construido imitando el estilo andalusí, el Instituto Mohamed VI para la formación de los imanes, predicadores y predicadoras de Rabat se alza entre columnas con mosaicos, fuentes de agua y mucha luz. El sábado, el papa Francisco fue el primer pontífice en entrar en una universidad de imanes al visitar esta institución, que se creó en el 2015 para promover una visión del islam moderada y tolerante con el resto de las religiones.
“Es el único en Marruecos. En otros países hay centros para predicadores, pero se echa de menos esta visión moderada, lo que ha contribuido a la radicalización que ha hecho tanto daño a la imagen del islam”, cuenta un día después su director, Abdeselam Lazar.
Este año tienen matriculados más de 1.300 alumnos y alumnas, de Marruecos, pero también de una decena de países subsaharianos y de Francia. El centro se ideó con el objetivo de ayudar a los jóvenes africanos a combatir el extremismo en sus países de origen. Han pensado en todo. Incluso tienen cursos optativos de formación profesional, para que si no pueden subsistir como predicadores, puedan ganarse la vida sin caer en las garras del yihadismo. Según Lazar, cuatro jóvenes malienses crearon con estos conocimientos una empresa de electricidad con éxito en el país.
Tras el golpe de los atentados de Casablanca del 2003, las autoridades de Marruecos dan la máxima prioridad a las políticas antiterroristas. Es una misión crucial ya que muchos marroquíes impregnados por ese discurso se unieron a las redes yihadistas para combatir en las filas del Estado Islámico. Sólo en el 2015, había 1.600 en Irak y Siria. Una de las herramientas de Rarepensar bat es esta institución, que Jorge Mario Bergoglio alabó como un lugar que ofrece una “formación adecuada y sana contra todas las formas de extremismo”.
En el instituto enseñan estudios islámicos, pero también ciencias humanas y psicología, educación sexual, y hasta tienen asignaturas sobre el cristianismo y el judaísmo. “Las preguntas que se planteaban a los imanes en los años sesenta son muy diferentes a las de ahora. Antes giraban en torno a la oración o al ayuno. Hoy son sobre el califato, y hay cierto pensamiento que manipula de manera violenta y destructiva. Por eso era necesario la formación”, sostiene el director. Su función es corregir de raíz las ideas radicales que traen de casa algunos de los alumnos, y ha diseñado unas líneas guía.
Mientras habla, Lazar va señalando orgulloso el lugar en que el Papa se sentó en su visita el sábado, que define como “histórica”. Francisco prefirió no dar aquí un discurso y escuchar los testimonios de alumnos. Como el del joven francés Aboubakr Hmaidouch, de 25 años, quien le contó que “la formación se inspira en una doctrina que tiene en cuenta tanto la vida práctica como la cultura, y que acepta la diversidad”.
Hmaidouch es diseñador industrial y decidió aprender aquí tras los ataques terroristas de París. Para acceder a este centro es indispensable haber cursado una carrera universitaria, pero también tener el aval de las autoridades del país de origen o de una institución religiosa con credenciales. Hay unas cien mujeres, que serán predicadoras. Todos los alumnos están becados por el Gobierno de Marruecos, que financia su educación, la estancia y les da unos 200 euros al mes. Casi todas las clases son mixtas, y hasta tienen aulas de informática o estudios de televisión para grabar lecciones sobre la religión islámica. Podrán pasar aquí entre uno y cuatro años, depende de su país de origen. Preguntado por si han tenido algún alumno español, Lazar sonríe. “Insha Allah...”.