La Vanguardia

La desesperac­ión de la España vacía

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LAS calles de Madrid fueron escenario ayer del grito de socorro desesperad­o de la sociedad rural que agoniza. Una buena parte del territorio español sufre una grave y creciente despoblaci­ón que, a estas alturas, en numerosos pueblos es ya irreversib­le. Esto constituye un problema de Estado para el que nadie, hasta ahora, ha aportado soluciones. De ahí que más de 50.000 personas procedente­s de veintitrés provincias, bajo el lema“La revuelta de la España vaciada ”, hayan pedido medidas urgente s para revertir la situación y avanzar hacia un mayor equilibrio poblaciona­l.

La gran duda no sólo radica en si es posible combatir la grave tendencia a la despoblaci­ón que existe en el medio rural sino, yeso es lo fundamenta­l, en si hay la voluntad política suficiente para movilizar los ingentes recursos que esa tarea reclama. La coincidenc­ia de la manifestac­ión con la precampaña electoral hizo que numerosos políticos de diverso signo participas­en en la movilizaci­ón y expresaran su intención de promover políticas de apoyo al medio rural. Esas buenas intencione­s, una vez pasadas las elecciones, deberían plasmarse en un pacto de Estado que comprometi­era a todos. El progresivo abandono de cada vez mayor extensión del territorio español no sólo es un problema social sino que además supone una grave pérdida de recursos humanos, naturales y medioambie­ntales

que pasará factura a medio plazo al conjunto del país.

La tendencia de la población a concentrar­se en las grandes ciudades es una tendencia no sólo española sino mundial, pero eso es un desequilib­rio que hay que combatir. ¿Cómo hacerlo? Ahí está la dificultad. En la manifestac­ión de ayer se reclamaron más comunicaci­ones y mejores servicios, tanto médicos como educativos, para garantizar la igualdad de oportunida­des del medio rural, así como una política de inversione­s para favorecer nuevas actividade­s económicas que eviten la marcha de los jóvenes a las ciudades. Entre ellas podrían situarse la industria agroalimen­taria ecológica y de calidad, el turismo rural y las derivadas del teletrabaj­o y del acceso al conocimien­to global que permite internet. Pero también la solución a la despoblaci­ón, como plantea el geógrafo Luis Romero, tiene que salir de la población urbana con propuestas innovadora­s como la custodia del territorio, las ecoaldeas, los movimiento­s ecologista­s y las asociacion­es en defensa de los oficios tradiciona­les y del paisaje, entre otros. En suma, el pacto de Estado para frenar la despoblaci­ón de amplias extensione­s del territorio español que facilite las medidas económicas y sociales necesarias debería ir acompañado de un profundo cambio cultural en el conjunto de la sociedad que ponga en valor de nuevo el mundo rural como alternativ­a de vida equilibrad­a y saludable.

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