Restos inesperados en el parque del Guinardó
Con la misma discreción que se levantaron las barracas en la Barcelona de la posguerra, desaparecieron en la era preolímpica. Los restos de las construcciones del que era conocido como el barrio de los Cañones quedaron allí, en el entorno de ese lugar convertido ahora en un mirador privilegiado para los turistas que buscan las mejores vistas de la capital catalana.
Cuando el Ayuntamiento se dispuso a llevar a cabo obras de mejora del parque del Guinardó hace dos años saltaron todas las alarmas. Los jubilados de Macosa-Alstom, que conocen bien de cerca los efectos del amianto, advirtieron del peligro que podían provocar entre los vecinos los restos de antigua uralita abandonados
en medio de lo que ahora se ha convertido en una agradable zona verde.
Los antiguos trabajadores de empresas como Macosa en el Poblenou y Alstom en Santa Perpètua se pusieron en pie de guerra en cuanto vieron fibrocemento por el suelo de caminos y márgenes del Turó de la Rovira de manera casual, mientras daban un paseo hasta las baterías antiaéreas republicanas. Su queja provocó que las obras se paralizaran y una empresa especializada en el tratamiento de este material actuara de urgencia. Posteriormente la empresa municipal Bimsa destinó más de 200.000 euros a “higienizar” la zona.
Los trabajos de retirada de materiales pertenecientes a las últimas barracas derruidas a principios de los noventa han sido intensos. Fuentes municipales indican que a lo largo de los años 2017 y 2018 se llevaron a cabo un conjunto de actuaciones en las que se retiraron cuatro toneladas de fibrocemento y 42,7 toneladas más de otros materiales que contenían fibras de amianto.
Desde aquel momento, las obras han continuado aunque con una supervisión más detallada. Los jubilados de Macosa-Alstom lo consideran insuficiente y piden que se cierre la zona por completo mientras haya obras en marcha. El movimiento vecinal Salvem els Tres Turons aún va más allá y pide la paralización de los trabajos. El distrito de HortaGuinardó, por su parte, insiste en que se está cumpliendo la normativa y se compromete a seguir haciendo inspecciones sobre el terreno de manera preventiva para detectar restos ocultos que puedan aparecer en la tierra o entre la vegetación.