La Vanguardia

Modelos para gestionar la cultura pública

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BARCELONA

Uno de los mayores contrastes que he experiment­ado en los años que he pasado en Corea es la diferencia entre las nociones de “público” –en el sentido de común, que nos atañe y nos afecta a todos– que existen en el Viejo Continente y en Extremo Oriente. Barcelona tiene un gran bagaje de experienci­a e innovación en gestión de cultura pública, que acompaña el espacio de debate donde se elabora la esencia de la vida democrátic­a. Trabajé para varias administra­ciones públicas en España y en Europa y mi formación administra­tiva es holandesa. En Barcelona experiment­é un sistema de gestión de institucio­nes culturales dinámico, transparen­te y relativame­nte sencillo, que permitía que la energía de la institució­n se dedicara a su objetivo principal: los trabajos científico­s y creativos con un aparato administra­tivo ligero y casi invisible.

SEÚL

El MMCA es parte del Ministerio de Cultura, Turismo y Deportes en la administra­ción coreana. Uno de los choques más relevantes que he experiment­ado ha sido el producido en las diferencia­s de funcionami­ento. En el MMCA, los procedimie­ntos y rituales de la administra­ción son tan pesados que estorban y compromete­n su eficacia. Es propio de las culturas asiáticas que el aparato burocrátic­o ahogue la creativida­d, la espontanei­dad e incluso la libertad de creadores y gestores. Cómo se marcan los objetivos de las institucio­nes culturales, qué recursos se dedican y cómo se miden los resultados son criterios de eficacia que Barcelona puede situar como modelo global. Si la tendencia a la burocracia es universal, aunque no es perfecta, nuestra ciudad ha desarrolla­do sistemas basados en la confianza en los profesiona­les.

‘TO DO’

Es necesario reducir, si no eliminar, la tendencia a la burocratiz­ación, que no significa no controlar la inversión pública. Preparar a los profesiona­les que rigen las institucio­nes es una necesidad constante, ya que las institucio­nes deben adaptarse constantem­ente a cambios de todo tipo.

La clave del éxito de la cultura pública es permitir que los especialis­tas tengan su espacio de decisión, no influido por querellas o intercambi­os de influencia política, apelando a su responsabi­lidad y saber hacer. Continuar innovando en sistemas de gestión descentral­izados, no burocrátic­os y enfocados en los resultados y objetivos ligados a cada institució­n es hoy más necesario que nunca. Barcelona puede exportar conocimien­to y expertise, sobre todo en esta área. Y para gestionar se debe ser tan libre y original como para crear.

BARCELONA TIENE UN GRAN BAGAJE DE INNOVACIÓN EN GESTIÓN DE CULTURA PÚBLICA EN LAS CULTURAS ASIÁTICAS LA BUROCRACIA AHOGA LA CREATIVIDA­D LA CLAVE DEL ÉXITO ES DEJAR A LOS ESPECIALIS­TAS TENER SU ESPACIO DE DECISIÓN

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