La Vanguardia

Más detencione­s in fraganti en una Barcelona con más delitos

Los Mossos realizan 5.314 arrestos en el primer trimestre del año, un 10% más que en el 2018

- MAYKA NAVARRO

El 2018 fue un año terrible en materia de seguridad en la ciudad de Barcelona. Todas las cifras se pueden contextual­izar, también las que reflejan la insegurida­d, pero nadie puede negar a estas alturas que ese incremento de un 17,5% de los delitos respecto al 2017 hizo saltar las alarmas. Este primer trimestre tampoco va mucho mejor. Salvo los robos con fuerza en domicilios, el resto de las tipologías delictivas más frecuentes, como los hurtos y los robos con violencia, siguen subiendo tras un arranque especialme­nte complejo en Navidad, con una sucesión de incidentes en el distrito sobre el que están puestas más miradas, Ciutat Vella.

En cifras, los delitos han subido este primer trimestre del 2019 un 12%, y los hurtos, un 10%; la media es de unos 11.000 hurtos al mes, en números redondos. Esa insegurina, dad cada vez más palpable en las calles no permite analizar otra circunstan­cia, la del incremento de la actividad policial. El año pasado, las detencione­s en la ciudad de Barcelona crecieron un 16%, y este primer trimestre la subida ya es de un 10% respecto al mismo periodo del año anterior.

Centrándon­os en este primer trimestre en la ciudad de Barcelode esas 5.314 detencione­s practicada­s por los Mossos, más de la mitad, 2.796, se realizaron in fraganti, es decir, con las manos en la masa o con el botín aún en poder del delincuent­e, recién robado.

Buena parte de esta actividad policial la ejecutan los fura. El indicativo correspond­e al grupo de policías de paisano que recorre a pie, patinete, patines o bicicleta las calles de la ciudad, camuflados entre la masa y sin perder de vista a los delincuent­es y sus potenciale­s víctimas. Esta semana, La Vanguardia ha acompañado a los fura del Eixample y de Ciutat Vella. A los primeros, en el turno de tarde, y a los segundos, en el de la noche. Pese a estar todavía a mediados del mes de abril, en ambos distritos ya se percibe una actividad delincuenc­ial más propia de las temporadas de verano, con la llegada masiva de turistas y delincuent­es. Un indicativo más que permite asegurar que en la ciudad de Barcelona, en lo que se refiere a delincuenc­ia, cada vez es menor la diferencia entre las temporadas altas y bajas.

Eixample y Ciutat Vella son los distritos que concentran más aglomeraci­ones de turistas y, además, el segundo es en el que reside un mayor número de vecinos que correspond­en a un determinad­o perfil de delincuent­e, el del ladrón al descuido y traficante. De ahí que los grupos de fura de ambas comisarías sean los que cuentan con más policías y ostenten las mejores cifras de productivi­dad.

Meri, la cabo de fura del turno de tarde del Eixample, mantiene una llamada de teléfono múltiple con los seis policías de paisano que tiene pateando el paseo de Gràcia y sus inmediacio­nes, concentrad­os en todos los rostros y movimiento­s de la gente que sube y baja. Otros grupos utilizan la emisora para comunicars­e, pero por cuestiones operativas, y con tarifa plana en su contrato de teléfono personal, la cabo prefiere patrullar con este método de comunicaci­ón, mucho más rápido.

GRUPO OPERATIVO DE MOSSOS El indicativo ‘fura’ es el de policías que trabajan a pie camuflados en las calles de Barcelona

ARRESTO TRAS IDENTIFICA­CIÓN Mohamed es detenido porque no pagó los 276 euros que le pusieron por un hurto

Ella misma manda parar a dos jóvenes que se acercan a la estación de metro que hay frente a Apple Store.

“¿Ya has salido?”, pregunta a uno.

“Ayer mismo del calabozo, jefa”, responde el hombre, que sonríe con familiarid­ad a la policía.

Nadir, argelino, tiene 26 años y un historial con diez detencione­s, una por robo con violencia.

La cabo lo ha reconocido, pide a uno de sus agentes que consulte en la tableta si tiene alguna requisitor­ia pendiente.

“Me he retirado, jefa, mi mujer está esperando un niño y sólo he venido de paseo”, cuenta Nadir mientras busca en su teléfono una foto de su mujer, una joven de 18 años de Baró de Viver.

A su lado, Mohamed, de Argelia y de 23 años, espera que el policía consulte su identidad en la tableta. Aparece un requerimie­nto del juzgado número 9 de Barcelona por no haber pagado una multa de 276 euros que le impusieron de condena para evitar los 23 días de prisión. Se lo llevarán detenido.

La nueva tableta con la que trabajan desde hace unos meses ha facilitado y agilizado la gestión de identifica­ción de sospechoso­s. Y la consulta es mucho más eficaz porque pueden comprobar en directo, con las fotografía­s que aparecen en los antecedent­es, si la identidad que dan es la real.

Mohamed dice que no tiene abogado y pide uno de oficio y un traductor de árabe. Una patrulla uniformada se acerca y se lo lleva detenido, antes pasarán por el CAP de la calle Manso, porque tiene una cicatriz demasiado tierna y con muy mal aspecto en un costado del abdomen.

Ni 200 metros andando, en la misma acera y sentido montaña, la cabo se cruza con tres hombres que caminan tranquilos. Los sobrepasa, pero justo al pasar frente la puerta de la tienda Stradivari­us cruza un instante la mirada con el vigilante de seguridad.

“Mierda, si son los chilenos”, exclama la policía, que da media vuelta y advierte: “Prepararos para arrancar a correr”. La policía sobrepasa veloz a dos de los tres hombres, se identifica y les grita que se coloquen junto a la pared.

“¿Qué habéis robado?”, les pregunta con determinac­ión. Al principio no les reconoció, pero algún detalle se disparó en el almacén de imágenes de sospechoso­s que guarda en su cerebro.

“Fernando, Fernando, hacía mucho que no te veía. ¿Qué haces aquí arriba, si tú siempre trabajas en el metro?”, pregunta a uno de ellos, mientras revisa su documentac­ión y le reconoce de detencione­s anteriores. Al teléfono pide a sus agentes que se acerquen a su punto.

El vigilante de seguridad de la tienda llega también y confirma que a una turista francesa le han robado su teléfono móvil. Los tiene grabados. La joven se acerca nerviosa, está bloqueada y dice que en ese momento ni siquiera recuerda el modelo de su celular.

Fernando acaba reconocien­do que han robado, pero que el teléfono se lo ha llevado un tercer compañero que ha podido huir, pero que el modelo es muy malo y no supera los 400 euros, es decir, un delito de hurto leve que tendrá como castigo una multa.

“Pues tú sabrás, pero o aparece el teléfono de esta chica o esta noche tú y tu amigo, que ya veo que es nuevo, duermen en mi hotel”, les advierte la cabo.

Al final, la policía consigue que Fernando telefonee al compinche y que este se acerca a dejar el teléfono en un lugar pactado, en el que finalmente también es detenido. Los tres son denunciado­s y citados a un juicio rápido el 3 de mayo. La apertura de un segundo juzgado de delitos leves permite que los denunciado­s sean juzgados y condenados en un periodo de tiempo razonable, de una o dos semanas. El colapso llegó a producir citaciones a ocho meses vista.

El tercer chileno, Fernando Alejandro, refunfuña todo el rato. Está limpio de antecedent­es y no era conocido por ninguno de los fura. El joven llegó a Barcelona hace sólo una semana desde París, donde “ya era demasiado conocido por los policías de allí”. No está muy contento en Barcelona. “Me habían dicho que se trabajaba bien, pero no consigo más de cien euros al día. Faltan chinos con las mochilas repletas de billetes buenos, esos son los mejores”, dice, al tiempo que presume de su mejor hazaña, un reloj Patek Philippe de oro rosa y diamantes.

“Ahora ya te conozco, te quiero bien lejos”, le advierte la cabo. Y el joven, con una chulería asombrosa, se permite felicitar a la mossa. “Ya puede estar contenta, sus agentes han pasado a nuestro lado y sólo usted nos ha identifica­do, ya les puede despedir”.

A las ocho y media de la noche, Jon, el cabo de fura de Ciutat Vella. ordena detener a un joven. Ha reconocido su cara a partir de una fotografía colgada en la Oficina de Atención Ciudadana (OAC) de la comisaría, donde se le buscaba por una agresión sexual.

Se llama Rachid, tiene 20 años, es de Marruecos y ya acumula once antecedent­es. Tiene varios requerimie­ntos, entre ellos el de un juzgado por un robo con violencia en Manresa.

La madrugada avanza, es noche cerrada y por algunas calles del Raval da miedo pasar. Hay hombres apostados en las esquinas que aparenteme­nte no hacen nada. Es más que una sensación de insegurida­d, de intranquil­idad. Los fura se camuflan y esperan.

LA RESPUESTA DE NADIR “Me he retirado, jefa, mi mujer está esperando un niño y sólo he venido de paseo”

IMÁGENES DE SOSPECHOSO­S Los ‘fura’ paran a un joven en el Raval al que reconocen de una foto por agresión sexual

 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Registro en Ciutat Vella. Un fura registra a un joven escocés que con un grupo de amigos acaba de comprar marihuana y hachís en la calle
MANÉ ESPINOSA Registro en Ciutat Vella. Un fura registra a un joven escocés que con un grupo de amigos acaba de comprar marihuana y hachís en la calle
 ?? MANÉ ESPINOSA ?? La cabo de fura de Ciutat Vella registra a una bosnia, carterista habitual en el Eixample
MANÉ ESPINOSA La cabo de fura de Ciutat Vella registra a una bosnia, carterista habitual en el Eixample
 ?? MANÉ ESPINOSA ?? Una patrulla del Eixample traslada a un detenido a comisaría
MANÉ ESPINOSA Una patrulla del Eixample traslada a un detenido a comisaría

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