Antti Rinne
El socialdemócrata Antti Rinne guarda silencio sobre sus intenciones
SOCIALDEMÓCRATAS DE FINLANDIA
El Partido Socialdemócrata de Finlandia, que dirige este exsindicalista, vuelve al gobierno tras veinte años de ausencia de la izquierda al frente del país. Lo hace, sin embargo, en unas condiciones de alta fragmentación parlamentaria.
La cara del líder de los socialdemócratas finlandeses, Antti Rinne, la noche electoral no era de ganador. Sonrisas forzadas y declaraciones contenidas. El Partido Socialdemócrata ganó, pero con una victoria tan ajustada que hasta el último momento estuvo aguantando la respiración ante la amenaza de que los Verdaderos Finlandeses acabaran arrebatándole el primer puesto. La formación populista capitaneada por Jussi Hallo-aho quedó a tan sólo 6.800 votos de los socialdemócratas, a sólo dos décimas de diferencia que, aun así, son suficientes para que Rinne asuma la tarea de intentar formar gobierno.
Al ser preguntado en la televisión pública por su valoración como ganador, Rinne sólo acertó a responder: “Es una situación muy interesante”, a lo que siguieron varios segundos de titubeos, antes de una pregunta aún más difícil: ¿Con quién se plantea pactar? “Hoy no estoy seguro de cuál es la situación” respondió.
De lo que no hay duda es que es una situación compleja, que requerirá de las dotes negociadoras de Rinne como el curtido exlíder sindicalista que es. A pesar de que los analistas auguran un largo periodo de conversaciones, Rinne afirmó ayer en una entrevista en la radio pública que le gustaría tener un pacto de gobierno a finales de mayo.
¿Es posible un acuerdo con los Verdaderos Finlandeses? Rinne admitió que tiene “diferencias de opinión en cuestión de humanidad” con Halla-aho. “Es imposible para mí aceptar la idea de que una etnia o un color pueda hacer que alguien sea peor persona”, ejemplificó, pero evitó contestar a la pregunta de si el líder de los Verdaderos Finlandeses (39 escaños) es racista.
Teivo Teivainen, politólogo en la Universidad de Helsinki comenta a La Vanguardia que ve muy improbable que el partido xenófobo forme parte del próximo ejecutivo, aunque hay analistas que no lo descartan.
En Finlandia no hay tradición de gobiernos en minoría, sino que se buscan pactos que aseguren una mayoría parlamentaria (101 escaños), y tampoco hay bloques de partidos divididos por el eje izquierdaderecha.
Ante la imposibilidad de formar un gabinete rojiverde tradicional (socialdemócratas, verdes e izquierda), la alternativa que según Teivainen toma fuerza es la de un acuerdo entre socialdemócratas (40 escaños), los conservadores de Coalición Nacional (38) y Verdes (20), aunque necesitarían el apoyo de otro partido pequeño, como el Partido Popular Sueco (9). Explica que la Liga Verde es heterogénea en cuanto a ideología y que no sería extraño un pacto con los conservadores: “La izquierda finlandesa popularmente se refiere a los verdes como la división de mantenimiento de parques de la Coalición Nacional”.
Otra posibilidad sería un acuerdo de socialdemócratas con el gran derrotado de los comicios, el Partido de Centro –que ha perdido 18 de los 49 escaños que tenía tras liderar el ejecutivo la última legislatura-, junto con los verdes y otro partido menor. A su juicio, sería una alternativa más coherente ideológicamente, pero en la que entra en juego la legitimidad de los centristas de volver a formar parte del gobierno tras el rotundo castigo electoral.
El país nórdico no tiene tradición de gobiernos en minoría y sí de pactos a tres y cuatro partidos