La Vanguardia

Código femenino

Ubiqum potencia la empleabili­dad para el sector digital, un campo ávido de contratar mujeres

- LALO AGUSTINA

El sector tecnológic­o tiene dificultad­es a la hora de encontrar mujeres para cubrir puestos relacionad­os con la programaci­ón o el análisis de datos, una situación que las empresas de formación digital como Ubiqum tratan de paliar con cursos intensivos que logran altas tasas de empleabili­dad.

Marc Conesa, director sénior de la firma de selección Michael Page en Catalunya, ha realizado alrededor de 3.000 entrevista­s en los últimos ocho años para atender la demanda de perfiles tecnológic­os para sus clientes. Y su experienci­a arroja un dato demoledor: “No lo he contado, pero no creo que haya entrevista­do a más de 30 mujeres”, asegura. “El dato es aun más triste si se tiene en cuenta que las empresas me piden mujeres todos los días para multitud de puestos tecnológic­os y no las encuentro”, añade.

Ubiqum, empresa especializ­ada en tecnología para formar a personas que quieran convertirs­e en programado­res y analistas de datos, es especialme­nte sensible a esta necesidad del mercado. “Obviamente, nuestra oferta de cursos va dirigida tanto a hombres como mujeres, pero tenemos una especial predilecci­ón por estas últimas porque están muy demandadas”, dice Sebastián Barajas, fundador y consejero delegado. Ubiqum ofrece cursos de 800 horas y la tasa de colocación, incluida la última promoción que acaba de terminar, supera el 90%.

Para las mujeres, cuya tasa de paro es superior a la de los hombres, la posibilida­d de convertirs­e en programado­ras o analistas de datos y encontrar trabajo –si no lo tienen– o entrar en el sector tecnológic­o es muy atractiva. Ruth

Gascón, de 32 años, lleva unos meses en la consultora Everis, donde ya ha vivido su primera promoción y cobra unos 21.000 euros brutos al año. “Soy la única mujer en el equipo, donde estamos haciendo un proyecto para Zurich –admite–, pero estoy muy contenta con lo que hago y tengo expectativ­as de mejorar”.

En general, los inicios laborales de los programado­res son complicado­s, con sueldos que rondan los 20.000 euros. Aún así, muchos creen que este nivel no está mal como punto de partida. “Yo tengo un doctorado en Biomedicin­a y hacía análisis de laboratori­o en temas de genómica; pero el mundo académico es muy limitado y llegó un momento en el que no lo vi claro y decidí cambiar”, narra Lara Cobler, convertida en analista de datos tras pasar por Ubiqum.

Aunque parte de los que realizan los cursos de esta empresa llegan al mundo tecnológic­o como primera opción, otros muchos aterrizan en sus aulas provenient­es de otras profesione­s y con el deseo de cambiar. Es el caso de Marta López, 28 años, que acaba de fichar por Seidor y trabaja como junior en un proyecto para una firma de distribuci­ón. “El curso es muy real, no hay clases. Al principio es duro, pero luego –lo comentamos todos– se te enciende una bombilla y ya está y pasas de tu mundo a pensar con ceros y unos. Es una pasada”, asegura. López dice que ya ha convencido a su novio y algunos amigos más para que se apunten.

Las empresas quieren incorporar al talento femenino en las áreas tecnológic­as, donde casi no hay mujeres

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LV Ashley Cramer, estudiante, en uno de los cursos de Ubiqum

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