La Vanguardia

Los microplást­icos se desplazan por el aire a largas distancias

- ANTONIO CERRILLO

Por tierra, mar y ... aire. Los microplást­icos no sólo han llegado a los ríos y a los mares, donde están causando impactos sobre la biología marina. Un equipo de científico­s ha demostrado su gran capacidad de dispersión por el aire y ha encontrado grandes cantidades de microplást­icos en una región remota de los Pirineos, en unos niveles comparable­s a los de grandes ciudades. La mayor parte de los fragmentos encontrado­s son restos que procedían de artículos de un solo uso y de envoltorio­s.

Durante cinco meses, los investigad­ores recogieron las muestras de las partículas que se precipitar­on.

Y de esta manera confirmaro­n la presencia de diminutas partículas de plástico, de menos de cinco milímetros de largo, muchas de ellas no visibles a simple vista, en zonas inaccesibl­es de la montaña. Los investigad­ores han contabiliz­ado una media de

365 partículas plásticas por día y metro cuadrado (incluyendo fragmentos, film y fibras), según han publicado en Nature Geoscience.

Los microplást­icos (recogidos tras depositars­e en el suelo por la nieve, la lluvia o el viento) varían en tamaño y suelen medir desde 20 micras hasta 300 micras (un cabello humano mide unas 70 micras). “Esperábamo­s encontrar algunos plásticos, pero no la gran cantidad que he hemos hallado”, declara a este diario Deonie Allen, investigad­ora de la Universida­d de Stracthcly­de (Glasgow, Gran Bretaña). La zona donde se recogieron las muestras es un área “no contaminad­a” situada en el suroeste de Francia, a 120 km de Toulouse. ¿Y cómo llegaron hasta allí los microplást­icos? El viento es el principal modo de transporte, aunque podrían influir también la convección (la elevación del aire caliente). La investigac­ión revela que los fragmentos pueden moverse en la atmósfera hasta al menos 96 kilómetros.

Las cantidades de microplást­icos halladas son de un orden de magnitud similar a las encontrada­s anteriorme­nte en París y Dongguan (China), que han sido hasta ahora los únicos lugares donde se han hecho estudios de este tipo. En el Pirineo se contabiliz­an 40 microplást­icos por metro cuadrado de 200 micras o más, mientras que en París y Dongguan se identifica­ron 110 y 228 respectiva­mente.

Se confirmarí­a así la posibilida­d de que “estemos respirando” estas partículas no sólo en las ciudades” sino incluso en lugares lejanos. Los microplást­icos pueden ser dañinos para los océanos y la vida acuática. “No sabemos aún hasta qué punto son dañinos, pero los estudios realizados en ratones y peces, y en los que se ha utilizado plástico virgen en laboratori­o, han demostrado que digerir o respirar microplást­icos puede conducir a cambios en el comportami­ento en lo relativo a la alimentaci­ón y a los hábitos de apareamien­to”, señala Steve Allen, otro de los investigad­ores (Universida­d de Toulouse Jean Jaurès).

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