Los microplásticos se desplazan por el aire a largas distancias
Por tierra, mar y ... aire. Los microplásticos no sólo han llegado a los ríos y a los mares, donde están causando impactos sobre la biología marina. Un equipo de científicos ha demostrado su gran capacidad de dispersión por el aire y ha encontrado grandes cantidades de microplásticos en una región remota de los Pirineos, en unos niveles comparables a los de grandes ciudades. La mayor parte de los fragmentos encontrados son restos que procedían de artículos de un solo uso y de envoltorios.
Durante cinco meses, los investigadores recogieron las muestras de las partículas que se precipitaron.
Y de esta manera confirmaron la presencia de diminutas partículas de plástico, de menos de cinco milímetros de largo, muchas de ellas no visibles a simple vista, en zonas inaccesibles de la montaña. Los investigadores han contabilizado una media de
365 partículas plásticas por día y metro cuadrado (incluyendo fragmentos, film y fibras), según han publicado en Nature Geoscience.
Los microplásticos (recogidos tras depositarse en el suelo por la nieve, la lluvia o el viento) varían en tamaño y suelen medir desde 20 micras hasta 300 micras (un cabello humano mide unas 70 micras). “Esperábamos encontrar algunos plásticos, pero no la gran cantidad que he hemos hallado”, declara a este diario Deonie Allen, investigadora de la Universidad de Stracthclyde (Glasgow, Gran Bretaña). La zona donde se recogieron las muestras es un área “no contaminada” situada en el suroeste de Francia, a 120 km de Toulouse. ¿Y cómo llegaron hasta allí los microplásticos? El viento es el principal modo de transporte, aunque podrían influir también la convección (la elevación del aire caliente). La investigación revela que los fragmentos pueden moverse en la atmósfera hasta al menos 96 kilómetros.
Las cantidades de microplásticos halladas son de un orden de magnitud similar a las encontradas anteriormente en París y Dongguan (China), que han sido hasta ahora los únicos lugares donde se han hecho estudios de este tipo. En el Pirineo se contabilizan 40 microplásticos por metro cuadrado de 200 micras o más, mientras que en París y Dongguan se identificaron 110 y 228 respectivamente.
Se confirmaría así la posibilidad de que “estemos respirando” estas partículas no sólo en las ciudades” sino incluso en lugares lejanos. Los microplásticos pueden ser dañinos para los océanos y la vida acuática. “No sabemos aún hasta qué punto son dañinos, pero los estudios realizados en ratones y peces, y en los que se ha utilizado plástico virgen en laboratorio, han demostrado que digerir o respirar microplásticos puede conducir a cambios en el comportamiento en lo relativo a la alimentación y a los hábitos de apareamiento”, señala Steve Allen, otro de los investigadores (Universidad de Toulouse Jean Jaurès).